Friday, May 23, 2008

EL ESPORTON
BAJO EL PIE DE HIERRO

El peto apareció en 1.928 bajo la dictadura de Primo de Rivera, las revueltas y nerviosas aguas que corrían por España, no fueron obstáculo para inventarse el modo de socorrer a tanto caballo destripado en las plazas.
La fiesta en principio no perdió nada con el peto y se entiende que sin el, hoy no seria posible dar corridas de toros. Pero del genial invento para salvar la vida del caballo, al maxipeto puesto de moda, donde el picador deja al toro que se estrelle contra la muralla de la tarde, convirtiendo la gallardía, belleza y emoción de la suerte varas en un concurso de linchamiento y con ello hacer desaparecer al toro (o más bien lo que queda hoy del toro).En cuanto hay alguna ocasión, por mínima que sea, de presenciar la lucha de un verdadero toro, asistiremos cómodamente al abuso, haciendo daño escondiéndose tras el parapeto. Porque parapeto es para el picador y no peto para el caballo.
No es culpa de estos subalternos, muchos de ellos extraordinarios toreros, tienen mucha culpa ¿quiero decir toda? los toreros dedicados a morder el capote y hacer ostentosas señales con el brazo, pero sin sacar al toro, dejando que su subordinado lo abra en canal.
El peto debe valer para otra cosa que no sea el de aniquilar, desintegrar y quebrar a los animales y en definitiva para hundir ya, de forma irreversible la suerte de varas. A la evolución que ha venido operando en la fiesta de los toros, hay que añadir que el espectador se desentiende de cuanto meritorio o deleznable se realiza durante el primer tercio, para esperar impaciente la faena de muleta. Solo asomar las orejas de los caballos por el portón y comenzar la indignación en los tendidos, es todo uno. Y así nos va..... ochenta años después… (Muchas felicidades picadores).

Fermín González.-
EL ESPORTON
ANTONIO DE RONDA

A buen seguro, que las cenizas que ahora hace diez años se esparcieron por la plaza de Ronda, han vuelto a germinar en nuevas y minúsculas partículas, y que las mismas flotaran majestuosas, al compás y al aire de arte que rezuman capotes y muletas. Se cumplen esos años, en cuales se dice. ¡Que todo ha desaparecido para siempre ¡¡Y poco o nada queda ya en la memoria! Servidor, niega la mayor; y pregona que, él Maestro Ordóñez no morirá nunca.
A quienes muy niños nos hicimos aficionados, Hemos pasado un largísimo capitulo de la historia del torero que nos toco vivir. Pues, bien hace tan solo diez años, toreros vivos como Aparicio, Pedres, Jumillano, Antoñete, Viti, Romero, Camino, Cordobés, Palomo, Dámaso, Capea, Ojeda, Ponce Joselito, entre un ciento más de ellos, pueden dar fe que, sobre todos ellos reino, para unos en activo y para otros retirado, Antonio Ordóñez. Unos le quisieron y, otros le odiaron, cada cual tendría sus razones, o como decía aquel compañero de cartel-(Cuando esta bien me alegro de verle, y cuando esta mal me alegro mucho más)-.
Pero es bien cierto, que ningún profesional en tauromaquia, ningún buen aficionado cabal y exigente, negó el rango superior de su arte. Todos toreros antes citados, han tenido y tienen sus peculiaridades, sus distintas personalidades, condiciones originales y estilos, con los que han acreditado torería. Pero Ordóñez llego a tener casi todas las virtudes de estos, y además soberanía, majestuosidad. Alguno llego a decir que.Ordoñez no toreaba. Él era el toreo.
No quisiera entrar en la antología de su historia torera, esta ya fue reconocida en el momento de su muerte, por todas las plumas significativas de todos los medios. Ahora tan solo la nostalgia del recuerdo, y cuando va viendo pasar la vida con vertiginosa velocidad, apela uno a los recuerdos más significativos, y aquello que se discutía, en todos los foros taurinos. Hace una década que se extinguió el orgullo de Ronda. Quizá fuera mejor así, al menos, no has tenido que asistir a la deplorable función mediática, unida a la muerte prematura de Carmen, a ese lamentable espectáculo mezclado en un laberinto de pasiones, odios y rencores. Pero olvidemos la mediocridad repugnante, Hoy este esporton guardián del tiempo y la historia es para recordar a un torero, a un Maestro. -Y juro que, este si lo fue.-

Fermín González

Monday, May 19, 2008

EL ESPORTON
BRAVURA DECADENTE

Por el proceso del cruce y la selección, se ha llegado a unos resultados que, hace veinticinco años no se podían ni soñar. La finalidad perseguida en muchos animales esta clara; más leche en la vaca, más huevos en las gallinas, y más lana en las ovejas. Si; pero, ¿y en el toro bravo? ¿Qué se persigue en la selección del toro? ¿Más nobleza? ¿Más suavidad?.. Ya se ven claramente los resultados obtenidos. Y ahora cabe preguntarse ¿acaso la nobleza y la suavidad a palo seco son bravura? Siempre venimos a parar en lo mismo. El toro bravo – la bravura del toro bravo – tiene su punto. Cuando esta se alcanza, seguir avanzando es pasarse. Hoy los ganaderos en plena cuesta abajo de labor “seleccionadora” le han puesto a la bravura un concepto ambiguo y borroso. Todos los ganaderos (se admiten excepciones), han ido transformando la estética y la casta del toro a comodidad de los toreros. El toro, es un bien material y, donde hay dinero no existen otros “intereses”. Para el torero de ahora, se ha fabricado el toro de ahora. Con régimen de alimentación, con las fuerzas medidas, con pitones hechos escogiendo sementales y vacas de cabezas bonitas y recortadas. Son unos toros ex profeso para torear como “nunca”, fabricado y pensado para las modas de la época. Ese es el toro de hoy, y aun queda el toro de mañana; a este no le va a faltar más que “hablar”. La mayoría de los ganaderos, se han dejado convencer, y estos han reducido tanto la casta, que muchos terminaran perdiéndola para siempre. El riesgo de haber elegido este camino, es que resulta dificil dar marcha a tras. Es como si al buen vino, se le añade agua para quitarle grados ¿Cómo se podrá retirar luego el agua, sin tirar también el vino? Se comenzó hablando del toro “comercial”, pero hoy a “esa cosa” ya no se le puede llamar ni toro comercial. El toro que creaba situaciones de angustia se ha convertido en material a reducir, y así hemos llegado a los tiempos actuales, los del toro de “carretilla”, noble y blando. “O lo que muchos llaman el toro bueno”.
Fermín González