Tuesday, August 25, 2009

NOVILLERO CON PRISAS
Primeras figuras de la novilleria han existido siempre: Novilleros, con ese aire de airada revolución y garra, alentados por el fuego admirable de todas las jóvenes guardias. De aquel ramillete de novilleros fuertes, punteros, rodados, de oficio madurado para doctorarse y dar replica a los engolados diestros del momento... de aquellos digo, en mi opinión, no son muchos.
Se palpa, en el escalafón novilleril, cierta "anemia", que nos coloca ante los ojos, una visión de novilleria enfermiza, no tanto en la calidad artística de varios representantes, dignos de tener en cuenta, sino en el exiguo numero de festejos, que le dedica el monopolio de las plazas importantes. No solo no hay menos festejos en esa categoría, sino que paradójicamente se tienen que enfrentar en no pocas ocasiones, a toros de más peso y edad que las figuras. Es, muy frecuente oír a los novilleros que van a tomar la alternativa, la frase de.”Ahora torearé más cómodo”. Lo cierto, es que cada vez es más dificil que un nuevo nombre se asome a los ruedos, y, el tema resulta doloroso, cuando se trata de una profesión que exige una base de esperanza y juventud, un riesgo constante de las nuevas sabias, que tropiezan con innumerables obstáculos, impidiendo la entrada a los ruedos a esas promesas que deben dar continuidad a la fiesta.
A, la decadencia de la novilleria andante; quizá haya que buscarle razones y explicaciones, en el crecimiento monstruoso de los planes económicos de la tauromaquinación, y en el desorganizado y disperso sistema de alumbramiento de nuevos toreros, puesto que hoy la novillada "muere" como festejo capaz de sustentarse en unos razonables cimientos monetarios.
Pero la "anemia" novilleril, que preveo aun más acentuada, es, cuando se anuncian las alternativas - a todo correr - de los jóvenes valores del escalafón Cansados, sin duda la gran mayoría de mermar la cuenta corriente de sus mentores, apremian con legítimos intentos, de hallar nuevos caminos, de querer llegar cuanto antes, con ese impulso arrollador, para encontrar soluciones más justas. Y esto puede provocar el atropello, que a la postre perjudica más que beneficia.

Fermín González-comentarista onda cero radio Salamanca-

PRECIOS IMPOPULARES

Hemos de considerar como un hecho cierto, que la temporada anterior el numero de festejos fue menor, por lo tanto se produjo un excedente de toros en las fincas y dehesas de bravo, (no todas claro esta). Pero si podremos evaluar con certeza que, ante tanta oferta ganadera, los empresarios taurinos tienen campo abonado suficiente para adquirir y comprar toros por debajo de los precios que se cotizaban hace tan solo unos años, en que la escasez de toros se hacia notar, por la sencilla razón, de que unos “maratonianos” toreros toreaban todo astado que acudía al engaño y moría dócilmente en presencia publica, dejando constancia de su bravura, su casta, su trapío y defensas integras – perdonen la broma -.
Todo indica, que ya no será igual, y las camadas ganaderas irán disminuyendo. Lo que no parece que vaya a disminuir o mantenerse, son los precios de las entradas, ni de los abonos. No tiene nada que ver que los ganaderos tengan que vender bastantes más baratos sus productos de mejor presencia, que la empresa adquiera a precio de saldo los sobreros, incluso, que se sustituya a un diestro de alto “caché”, por la oportunidad a bajo precio de otro espada. Nada de ello conmoverá su conciencia empresarial para abaratar el boleto, o bien atender con algún detalle al aficionado o descuento de importancia para el abonado. Por lo pronto y gracias a esa carrera de precios, es de dominio publico, y se puede constatar, que en multitud de plazas los cuartos y medias entradas, superan al, casi lleno salvo, como no, esas dos o tres ferias especialmente visitadas. La fiesta esta perdiendo por su desmesurado mercantilismo, su carácter popular. Las plazas sobre todo las más provincianas, sus gentes humildes, sus buenos aficionados de siempre, los que han sido el soporte durante años, se van alejando de las plazas. Les. han ido forzando las cosas de temporada en temporada, que han quebrado su afición. Por ello no es gratuita su queja.

Fermín González – comentarista onda cero radio-

Sunday, August 09, 2009


ENTRE EL AYER Y EL MAÑANA


Aquí los toros. Y con los toros, los toreros y el mundillo que ambos circunda. En ese mundillo planeta o más bien satélite, estamos nosotros, los que escribimos sobre ellos, los que nos empeñamos, más o menos tozudamente, en influir en su existencia, en determinar con apreciaciones casi explosivas, un cambio de rumbo en su devenir inexorable. Pero, la pretensión de influir en la Fiesta de los toros, suele ejercerse por tres caminos distintos. El camino que nos devuelve o pretende devolvernos al pasado; el camino que aspira a una transformación profunda, y en el camino intermedio, el que pertenece a ese impreciso presente del momento que vivimos; es decir, el camino de los conformistas, de los que se encuentran a gusto, casi felices, con lo que esta ocurriendo, con lo que les esta tocando vivir. Esta es sin duda la postura más grata y cómoda, más apacible y sin sobresaltos; pero no es lucida ni interesante. Con ella está, sin embargo, un público numeroso, pero como participe del mismo conformismo, es apacible, bondadoso, no grita, ni protesta, ni se desgarra las vestiduras. Se siente satisfecho, no siente añoranza del pasado, y este ya no le importa, como cosa lejana o muerta.
Los ansiosos de un cambio total, son poco numerosos y se distinguen como extravagantes soñadores de un imposible. No tienen publico, porque el publico no se para a pensar en un futuro pendiente y les falta imaginación, esa imaginación que discurre trajes de sombra, en vez de trajes de luces, y, nuevos y distintos sistemas hasta para dar muerte a los toros. Naturalmente, estos no cuentan.
Quedan los que, sino propugnan la vuelta al pasado, creen que todo seria mejor, si la Fiesta lograse caminar por los cauces lógicos. No que volviera el toro de cinco años, con muchas arrobas, con muchos pitones y con mucho sentido, nada del viejo “barrabas”, que siembre la tragedia, pero no esta de más que, muchos aficionados, viejos aficionados, añoren las competencias de muchos colosos del toreo, y aquella fiesta impregnada de emoción, de sentimiento, de valor, de vergüenza, de zozobras y no pocas veces de trágico dolor. Esta especie es muy notoria, se hacen oír mucho lanzando anatemas fulminantes, con la convicción absoluta de estar en posesión de un sagrado deposito de verdades irrebatibles, algunos empeñados en no decir adiós a tiempos que ya se fueron. O todo ha pasado, o todo va a pasar. Esta barata y tópica divagación, mil veces escrita, es muy de estos días que median entre el ayer y el mañana, que bifurcan los caminos de la Fiesta taurina.-



Fermín González –comentarista onda cero radio- Salamanca

Sunday, August 02, 2009

LOS UNOS Y LOS OTROS

El espectáculo, que hoy ofrece la crítica y el comentario taurino, no es precisamente atractivo y estimulante: Es triste y es justo decirlo. Es triste porque se advierte en no pocos relatos hablados y escritos una adulación partidista (vamos que se les ve el plumero) y es justo, porque como mortales tienen a bien codiciar bienes en todas sus variantes. De tal forma que, hoy el aficionado puede llegar a pensar que el ejercicio de critico y comentarista, no es necesario. Pero si reflexionamos, sentiríamos entonces, que a la fiesta le faltaría uno de sus ingredientes y componentes indispensables; [el interlocutor, que lleva a cabo la dialéctica necesaria para que el espectáculo sea un ente vivo], y dentro de ese mismo espectáculo, es donde el cronista, critico o comentarista, debe desplegar, con autoridad, seriedad y rigor sus conocimientos, sus argumentos y saber descubrir en este caso la corrida, a evaluar las imágenes de lo fundamental y hablarle al aficionado, del dilema eterno del toreo, entre los pitones y el publico. En definitiva del toreo verdadero.
A pesar de ello, hay quien sigue viendo al critico honesto, como a un individuo indeseable, exigente, que siembra la discordia de lo establecido y cuya cabeza debería “colgar del palo mayor”, sobremanera; si este critico no es el sumiso, y no se inclina a intereses particulares; o sea, aquel a quien no se le puede comprar de muy diversas formas y maneras.
Él critico, el comentarista en uno u otro medio, no debe sentar cátedra, sino orientar, ahondar en la obra hecha y elegir los criterios escogidos para comentar el como, el cuándo y él porque de las opciones propuestas por el espectáculo, y recomendar justificadamente su visión a los lectores u oyentes. Lo que se transmite con conocimiento por medio de la palabra, crea un estado de opinión. El comentarista puede equivocarse en algún pasaje, incluso, puede discrepar con un colega. Lo que no puede pretender es estar en posesión de la absoluta verdad y con tal pretensión arremeter (por el hecho de ser reconocido protagonista) con cuantos no piensan ni sienten como él. Lo cual es injusto y lamentable, creando un panorama repelente, de interesado amiguismo y peloteo, nada atractivo además de falso, que no beneficia a la Fiesta.


Fermín González- comentarista de onda cero radio- Salamanca-