Monday, March 24, 2014

BIEN ALIMENTADO

BIEN ALIMENTADO

No es nuevo el infundio, que se ha venido de sosteniendo, el atribuir la bravura de las reses a los pastos de tal o cual lugar. La antigua tradición de no dar al ganado bravo otro alimento que la hierba, en la creencia de que los piensos generan mansedumbre, sin embargo esta afirmación, si no a la bravura, el pasto heterogéneo que en su extenso señorio encuentra el toro, si afecta a su carácter, sin embargo. En las hierbas y brotes existen sustancias excitantes y tranquilizantes que a ello contribuyen. Así, los del Jarama daban nerviosismo e irascibilidad los salitrosos que cría la misma; el pasto salmantino suaviza a los toros, mientras que el pipigallo o sulla gaditana parece volverlos agalbanados, relajados y con menguado brío.
Siempre fue el pasto de secano el más apreciado por los ganaderos, dado su mayor fuerza y menos contenido en agua, al prestarse mejor al desarrollo muscular de las reses sin dar prominencia a su vientre, mientras que la hirba aguanosa, conformaba animales panzudos, menos agiles y más blandos para soportar la lidia. Plantas herbáceas, que este “catador” bravo gusta digerir son, principalmente, las gramíneas y leguminosas; entre las primeras cabe enumerar, la grama pratense, las poas y las fetuscas, de las segundas abundan los tréboles, la esparceta, la alfalfa, la lupulina. Toda jugosa golosina de hierba nueva, que el toro no corta como el caballo, sino que arranca en virtud de tener dientes sólo en la quijada inferior. La de arriba carece de ellos y posee una especie de rodillo calloso que le sirve para triturar los alimentos presionándolos contra la dentadura de abajo. Según la edad de la res, los dientes de ésta pueden ser de leche o permanentes ya que el toro es, igual que el ser humano, un animal difiodonto, lo que conocemos como dos denticiones.
Como el toro, hubo de satisfacer exigencia cada vez mayores en su presentación y peso, se hizo necesario cambiar el sistema alimenticio, y a base de estudios veterinarios, equilibraron su dieta rellenando carencias y eliminando excesos, se ha impuesto la dietética que se basa en la utilización de los piensos compuestos, cuyas formulas son requeridas por los ganaderos, con el fin de buscar esa combinación apropiada y adecuada, entre aquello que el animal come en el campo, y la formula bien aplicada de los piensos. Hay resultados veterinarios que indican cual es el aporte energético, y dietético que se le puede administrar, previo a ser lidiado.
La alimentación del toro depende de su edad. Para poner un kilo de peso, el toro necesita consumir 50 de hierba 15 de heno o entre 10 y 20 de materia seca. Desde que nace hasta ocho o diez meses después del destete, la cría se nutre con leche materna , razón suficiente para mantener bien alimentada la vaca, cosa que se ve en alguna ganadería, que la pobre esta a campo, a falta de otros ingredientes alimenticios. El ganadero sabe, que aunque le duela la cartera, la correcta alimentación en toda la ganadería es base esencial para mantener esta en estado óptimo de exigencia, que no se arrastren enfermedades y dejen evidentes secuelas posteriores. Cuando de añojos pasan a erales, la alimentación se intensifica y el grano sustituye la falta de pastos, luego   tres años, el utrero inicia la etapa adulta, e ira aumentando peso y tamaño, lo que se dice ir “poniéndolo o postura”, y en estas entra, - lo que antes comentaba de la atención  alimenticia necesaria-, es decir vigilar su ración particular incluida la de sal, aun así, entre la manada de ellos destinados a la lidia, siempre habrá algunos mas adelantados, que avasallan a los demás, o mas tardíos de los que hay que separar para evitar posibles bajas. Es la hora de distribuir los lotes, parejos en tamaño y trapío, cuestión que se practica en casi todas las ganaderías. Su última alimentación en el campo se destina a lo que se llama “poner la corrida”, dotarla del peso, lustre y viveza necesaria para la plaza donde vaya a lidiarse. Horas después debe hacer honor a su divisa… si fue el elegido claro.


                Fermín González- comentarista- Salamanca-

Thursday, March 06, 2014

DINASTIA- LA CASA CHOPERA-

AL HILO DE LAS TABLAS
DINASTIA
No han sido tan solo los toreros los que han influido en sus descendientes, hijos, hermanos o parientes, también como veremos entre los empresarios, se da este fenómeno, y me lleva esta curiosidad, a entender y saber algo más, de los que siempre se conocieron en el mundo taurino como “La Casa Chopera”.
El primer Martínez, o sea el primer “Chopera” fue Don Severino, que por entonces llevaba, cuadras de caballos, y sus contratas por las plazas, eran tiempos donde aún se picaba sin el peto, y ya medianamente acaudalado comenzó a organizar algún festejo, en una plaza emblemática para las siguientes generaciones como lo fue la francesa de Mont de Marsan, pero allá por el año 20, del pasado siglo, se despeño en la localidad de Jabalquinto (Jaén), dejando viuda a Ángela Elizondo con sus hijos Manuel, Antonio, Carmen y Pablo Martínez Elizondo, seria este último quien toma el testigo, llevaría las riendas del negocio, y  pondría en la cima del éxito a esta familia de empresarios, en sociedad con los hermanos, que cambian el rumbo,- con la llegada del peto-, de las contratas de caballos, a organizar festejos. Y donde Don Pablo, la nueva cabeza del clan, tiene una visión y capacidad empresarial que logra entrar en las plazas importantes, volviéndolas a llenar de interés con audaces carteles, son llamados para llevar Bilbao, Logroño, entran en el Condominio de Salamanca construyen  Badajoz, y dominas las plazas francesas de Marsan, Eauze, Bayona, Hagetmaut, Toulouse, incluso se acercan a Nimes y la Maestranza sevillana en 1,958.
Don Pablo, crea un fuerte mapa empresarial con el que construye un futuro para las siguientes generaciones. Había contraído matrimonio con Luisa Flamarique, y de este nacen Jesús, Manuel que será el próximo Don… Carmen y María Luisa, algunos ya fallecidos como es conocido. Del otro hermano de Don Pablo, (Manuel) son los Martínez Uranga Antonio y Javier, primero socios de Manolo Chopera, y luego los también llamados los “Chopera Chicos” o los “Choperitas”.
Como empresarios hubo anhelos no logrados, como fue la desaparecida plaza del Chofre en San Sebastián, aunque si llevaron desde sus inicios  la nueva de Illumbe, que también ha dejado de dar toros, por los “enjuagues” políticos tal como ocurrió en Barcelona, sin embargo están presentes en no pocas plazas americanas, cuando ya estos se habían consolidado como grandes empresarios y se apoyaron en el apoderamiento de grandes figuras del momento Ordoñez, Camino, Aparicio, Cordobés y esto termino de darles una fuerza enorme, de echo en las temporadas americanas todo el toreo, y todo el ganado que se embarcaba, llevaban el marchamo de los Choperas. En esa fuente de riqueza llegan las fincas, ganaderías y otras fuentes de inversión, cuestiones que acrecientan el poder y el entramado taurino.
Pero esta familia es una cadena bien engarzada, y al fallecimiento de Don Manuel, le suceden sus hijos Oscar Y Pablo, que como no podía ser de otra manera han seguido aprendiendo, todos los resortes, todas las practicas, así como también una continuación de la vocación, quizá más alejada de lo que fueron sus antecesores, aunque solo sea por este mercantilismo puro y duro que desde unos años atrás bien imperando en la sociedad y como no, en el mundo taurino.
Pero siguiendo con esta dinastía, se significa con la muerte de Don Pablo por los años
70, coincidiendo con otra crisis taurina, donde hubo mucho que aguantar y saldada con fuertes pérdidas, los Uranga reconocen el liderazgo de Manolo Chopera, y al parecer las familias siguen en magníficas relaciones, aunque en algunas ocasiones, por mor de sus intereses, haya podido parecer, que era todo lo contrario, tal como en esta nueva etapa en la que se nos anuncia que por unos años esta plaza de Salamanca, será gestionada por los Choperas, Oscar y Pablo, que por cierto, estos ya tienen en sus gestiones por las plazas, otra nueva generación, que ya se deja notar por las mismas. Esperemos que unos y otros evoquen los recuerdos de sus antepasados, y saquen de esta recesión la tauromaquia, aquellos ya lo hicieron en su momento, ahora toca poner el ingenio, las ideas, para levantar una Fiesta endémica, alicaída con falta de ingredientes suficientes para llevar de nuevo el público a las plazas. Si no puede esta dinastía empresarial… veremos que pueden hacer los demás.-


                        Fermín González- Comentarista-