Saturday, February 20, 2016

PASION POR EL VINO-II

ENTRE PUENTES
PASION POR EL VINO (II)
 No sé cómo me he atrevo a hablar del vino, y de la pasión que suscita,  sobre todo del arte y ritual antes de beberlo. Digo esto: porque teniendo una hija, etnóloga,  sumiller, y que da charlas y conferencias a este respecto, me pueden pillar en algún renuncio, del que luego no pueda escapar. Pero a pesar de ello, y como a servidor el tema siempre le ha parecido muy interesante, y, ha intentado dentro de un orden tener un  criterio equilibrado de los caldos, sin llegar evidentemente a un conocimiento profundo en esta materia. Pues eso…
Si “-como decíamos ayer-“ya estaba descorchada decentemente la botella, y servido en la copa, hoy haremos el esfuerzo de llevarlo a la mesa y,  beberlo, con cierto gusto. El vino no es como un ser humano, que dicen algunos cosecheros o entendidos del día. El vino – entiendo yo-, es un ser divino. Esto es, inexplicable a la postre. Y lo que está más allá de las ciencias exactas hay que darle cierto trato. Y listo.
Este “milagro” de los tiempos ha depositado una botella en la línea de salida de su etapa final, es decir, en la mesa del comedor. La leyenda del vino no tiene principio cierto, ni tendrá final, claro, ¿Por qué iba a ser de otro modo? La Biblia dice que el vino se dio cita con el mundo justo en los tiempos del diluvio, y que Noé, borrachín él, lo bebió a lo tonto. Ya el romano Baco, por ignorancia sin duda, bebía sin ton ni son, contrariamente a Dionisos, bello como un dios griego, y ello, sin duda, porque sabía beber, o séase, porque era un bebedor civilizado.
En esas estamos. Por un lado, los bebedores necios, que a través de la historia les han dado la razón a las autoridades vigentes que asimilan el alcoholismo al vino. Y luego los artistas y su arte. Una botella de vino, para quien sabe algo o intenta alcanzar alguna cota de conocimiento, es un hecho paralelo a otras aventuras y suspiros de la vida.  Hoy como en otros tiempos, en el inicio de la ceremonia del vino, una botella ha de responder a la temperatura que debe ser la suya. Veamos: la botella de vino tinto de añada viejo ha de rondar los 17 grados; el vino con cuerpo fuerte, los 16 grados; los vinos tintos jóvenes y simples, hay que atreverse a beberlos con 11 grados; los rosados, como los blancos secos, de 7 a 9 grados; y si un vino dulce llega a las cimas de la grandeza, rara cosa 5º 6 grados lo divinizan para escoltar un foie-gras o para rondar la noche después de una velada que entreabre las ventanas de otro espacio de libertad somnolienta.
Lo de la temperatura ambiente se inventó antes que la calefacción, cuando la familia en el comedor, bordeaba el tiriteo a 17 grados, que es precisamente la temperatura justa del tinto de ¡olé!. Hoy, los adelantos hacen sudar en casa. Pero la botella no ha de sudar. Y si hay que refrescarla, sería una locura meterla en la nevera. Un paño mojado hace el avío sin lesionar el vino. La botella hay transportarla delicadamente; jamás un movimiento brusco. Y si el vino fuere grande es necesario el cestillo. Ya está la botella en la mesa, y su contenido, en la alacena de la imaginación. A pesar del refunfuñar de gastrónomos aún no reconvertidos, no es de meticulosa actualidad, ni mucho menos, la exigencia estricta del vino blanco o tinto en función del alimento a saborear. Un buen vino tinto no sólo se puede acomodar a cualquier plato, sino que se puede beber solo. Es cosa de sabidurías o ese capricho de sabios que es el culo de la verdad.
Ya las miradas se centran en la protagonista: la botella. Pronto va a estallar el rito. Y desdiciendo a todos los que beben vino con descuido hay que recordar que el ojo (los colores) representa el 10% de la valoración del vino que va a despachar la botella; el 50% de la cuenta es el olfato, y el 30% el paladar; el restante 10% es gracia que regala el conjunto, la armonía.
Ya está todo a punto. Y, como siempre en la vida, ahora sólo es una cuestión de libertad: que el vino diga lo que tenga que decir. El bebedor civilizado, el artista quiere decirse, sabrá escuchar…
 Descorchen con temple y mando una botella… Brinden por ustedes, por los cálidos y sencillos momentos que le otorga la vida… Descubran el vino…. El bueno claro… Salud…


                Fermín González- salamancartvaldia.


Wednesday, February 17, 2016

PASION POR EL VINO

ENTRE PUENTES
LA PASION DEL VINO (I)
¿Sería posible que descorchar una botella de vino es como violar una ilusión? Pues eso. A su vez, el descorche practicado por algunos “insensatos” faltos de buenos profesionales o sumiller, desde que vemos abrir la botella y servirlo en la copa  es un verdadero “lamento”. Pues eso, otra vez porque de todo hay, para alimento de los sentidos, cuando una botella se ofrece sin corcho ya.
Pero hay que sacarle el tapón de ese corcho que quizá, dicen, fue conocido en la antigüedad, aunque su uso, digamos constitucional, lo gestaron hace tres siglos el fraile – astro de las burbujas de la Campaña, Dom Pérignon, y los cosecheros del vino Tokay en Hungría. La elasticidad del corcho es la que asegura la conservación del vino. Existen problemas que deterioran la salud del corcho, que a su vez pudieran atentar contra la crianza y estabilidad de un caldo. Por ello, a veces se somete al corcho a tratamientos que, al abrir una botella, despiden olores ajenos al vino. No es nada grave, generalmente; conviene sólo destapar las botellas unos minutos antes de servirlo.
Hay que abrir ya la botella. ¡Sin un movimiento brusco! Y es necesario un sacacorchos. ¿Cuál? Un preámbulo antes de nada: a pesar de todo lo que ha sido la historia de la humanidad, hasta llegar a la civilización del AVE, aún, no se ha convocado un concurso mundial de sacacorchos, y el ejemplar absoluto, total o casi, no existe. La moda presente del vino echa al mercado sin consideración que valga, los sacacorchos más irresponsables. Hay que olvidarse de todos los modelos eléctricos, de aire comprimido y “maravillas” similares que nos ofrecen en muchos escaparates y ferias de muestras. Las amas de casa dicen que el llamado Screwpull les conviene; más a ellas, al no necesitar de tanta fuerza para extraer el corcho. El más utilizado por los profesionales, el más rápido,  manejable y práctico, sigue siendo el de toda la vida: el denominado sommelier, en forma de cortaplumas, con sus tres elementos simples y rotundos: la navaja, el elevador y la espiga o espiral.
La primera operación con el sacacorchos en la mano, consiste en cortar la parte superior de la capsula de la botella, pero por debajo del reborde, con el fin de que al ser servido el vino se deslice sobre el cristal únicamente. La botella siempre necesita un apoyo; y si es vino grande la botella estar en el cestillo que le corresponde, este ha de sujetarse de modo que no se oculte la etiqueta, identidad del misterio podíamos decir; si la botella está en pie, con respeto y suavidad, buscara el apoyo en la muñeca firme del sommelier de turno y en una mesa o apenas rozando su muslo. La herejía consiste en meter la botella entre las piernas es cosa de cárcel.
La ceremonia continúa, la botella ya está abierta. Quien ejerce de sumiller ha extraído el tapón de la espiral del sacacorchos. Y parsimoniamente lo acerca hasta su nariz. Este es el primer contacto del olfato humano con el ser divino. El corcho ha de oler a vino, sin más. De no ser así, puede denunciar algún aroma extraño. ¿El corcho ha triunfado? ¿Y las copas?. Ante un incrédulo, dicen los más sabios que hay que decir: ”Beba usted el mismo vino en cinco copas distintas y vera si hay o no diferencia”. Pero como el incrédulo en esta materia suele ser desconfiado igualmente, es posible que no haga esa prueba. La cultura de las copas en España, parece que vamos saliendo de la edad de piedra. El mal gusto y el duralex, protegidos por la crítica oficial, arrasan en restaurantes y comedores caseros.
Una copa es el escaparate del vino, donde todas sus cualidades se manifiestan. Una copa ha de ser de cristal y muy fina, para que los labios olviden fácilmente su contacto e intimen con el vino cuando se desliza, ha de ser incolora y nunca jamás tallada ni sembrada de dibujos, florituras o decoraciones. Lisa absolutamente. La copa sin tallos debe ser eliminada como la rabia de los perros; el talle alto ensalza su elegancia y permite cogerla con los dedos y no abrazarla con la palma de la mano, que siempre puede trastornar la temperatura del vino. La forma ovoide, revela los aromas cuando, lentamente, se le hace dar vueltas al líquido. Y la curvatura superior, no muy abierta, favorece la retención de las cualidades olfativas que halagaran la nariz. ¡Claro que un vino añejo,  glorioso y sano requiere confort para desarrollar todas sus facultades!
En otra ocasión hablaremos del arte de beberlo… civilizadamente claro…


                Fermín González salamancartvaldia


Tuesday, February 02, 2016

LOS UNOS Y LOS OTROS


AL HILO DE LAS TABLAS

LOS UNOS Y LOS OTROS

En este mundo tumultuoso, lleno de no pocas incertidumbres, y donde el mundo de los toros no escapa de la compulsión social que vive esta España nuestra, han comenzado de nuevo a formarse “cruzadas” en contra de la celebración de las corridas de toros, defendiendo la teoría de su abolición acudiendo a todos los tópicos consabidos, la crueldad, el bárbaro espectáculo, la tortura a que se somete a los animales, o el riesgo de perder la vida de los toreros etcétera, etcétera.
            En todas las épocas, siempre hubo detractores en contra de la Fiesta de los toros. Siempre hubo, quienes pronosticaron su inminente desaparición, y sin embargo, la Fiesta continúo uno y otro siglo. Cierto que al igual que ocurre hoy, este espectáculo paso por momentos flojos, bajos y de crisis, y cierto también que antaño, cuando aun el mercantilismo no era lo principal, sus “enemigos” (aunque se aplicaban mucho) divulgaban razonamientos más intelectuales y menos vulgares e interesados que, los que hoy enarbolan la bandera antitaurina.
            Siempre que uno se tropieza con un “antitaurofilo”, me acompaña la esperanza de descubrir un argumento nuevo que signifique alguna originalidad, alguna idea que no haya sido ya utilizada, algún recurso polémico nuevo que nos haga reconocer nuestro error a los que apostamos por la fiesta, mostrando cualquier otro alegato que se aparte de las vulgaridades de siempre. Pero uno también tiene que acudir al argumento cien veces empleado de lo vulgar. –No... Se autoriza el boxeo, la lucha libre, la caza, las peleas de gallos y otras “refinadas” formas de suprimir animales. El toro es también un animal fiero, como lo son también los hombres que por su instinto de fiereza, se matan unos a otros, será dificil rebatir estos razonamientos que se sustentan firmemente, ante los livianos, frágiles y nada originales de los antitaurinos.
            Como señalo al principio, siempre ha habido cédulas, grupos, personajes, incluso partidos políticos que se oponen a la Fiesta de los toros, también a su historia y a su cultura, a su razón de ser y sentir de un pueblo, a su arraigo y a sus sentimientos. De ello, hay multitud de ejemplos. Alguno como el ocurrido en nuestra vecina Francia a principios de la Revolución; donde se aplicaron razones para que cesaran los espectáculos taurinos, a los que el pueblo acudía a presenciar en masa. Se acordó la supresión. Cesaron los espectáculos, y, los que antes eran de toros, se cambiaron en diarias y numerosas ejecuciones en la guillotina. Tiempo después se restablecieron y vinieron días en que la guillotina llego a estar parada. Tampoco se libro España de su abolición y lo fueron en tiempos de Carlos IV a instancias del príncipe de la paz o sea Godoy al que el pueblo llego a odiar por insidioso y prepotente; y además les había arrebatado la diversión favorita. Pues bien antes de que se abolieran las corridas de toros, ya se hablaba que estas estaban en decadencia grandisima. Tampoco le faltaron a la Fiesta “iluminados” y voceros en su contra, como fue el caso de Eugenio Noel (1885- 1936) un escritor mediocre y más famoso en la época por sus campañas antitaurinas tanto en la prensa, tribunas y en las mismas plazas de toros a las que asistía, era conocido de los toreros incluso, Rafael El Gallo le brindo un toro en Valencia y dando la vuelta al ruedo, le regalo el trofeo obtenido. Noel acuso recibo del homenaje en un artículo titulado - la oreja de Amargoso – e incluía en uno de sus párrafos “El país a quien se quiere noblemente salvar, paga con esa moneda la labor de liberarlo de su vicio favorito”. Fue burla de los aficionados, y quedo calificado como un personaje pintoresco. Su único libro que mereció la atención de la critica fue Las siete cucas también escribió Piel de España, Pan y Toros y panfletos contra el Rey Alfonso XIII. Algunos otros le imitarían después sin obtener que la Fiesta se resintiera un ápice. Nada volvió a ocurrir hasta el 1936. El alzamiento militar contra la República se inició el viernes 17 de Julio a las cinco de la tarde en Melilla. El día siguiente sábado 18 estaba anunciada en Madrid y posiblemente en otras ciudades una charlotada, con añadido musical.- No se celebró-. El Domingo 19 se anunciaba una novillada con ganado de Celso Cruz del Castillo, con un cartel integrado por Felix Almagro, Raimundo Tato y Pedro Codín.- Se suspendió también-, hubo quien no se entero de la suspensión y acudió a la plaza, estaba vacía – y alguien exclamo – ¡No ha llegado ni el Tato! Realmente la fiesta abrió un paréntesis que tan solo duro 34 días.
            Hoy, como todos sabemos, se inició de nuevo la “cruzada”. Y aparece el foco en Barcelona, cuyo parlamento la declara  (ciudad antitaurina), una ciudad que llego a tener tres plazas de toros, con una enorme tradición taurina, histórica y cultural, y que fue de una gran importancia entre la afición, los toreros y las empresas. Pero queda muy claro, que no va a serles fácil esta tarea de romper la tradición taurina, aun quedan muchos y buenos aficionados en toda Cataluña y con el apoyo del resto de aficionados de cualquier rincón de España, seguro que la Fiesta de los toros también salvara, este escollo, de igual forma que en otras ocasiones de su historia. Tan solo hace falta que este espectáculo, vuelva a recobrar la emoción, el rigor, la seriedad, el entusiasmo y la autentica verdad. Si no fuera así, los antitaurinos habrán ganado, y no será solo en Cataluña, sino, en otros lugares de la piel de toro. Y no me negaran que, España sin ese símbolo seria la misma....
                       


            Fermín González comentarista de  salamancartvaldia 
 

VOLVER AL MIEDO

AL HILO DE LAS TABLAS

VOLVER AL MIEDO


Vertida la primera catarata de tinta desde que se conoció el regreso de José Tomas, que decidió reaparecer a los ruedos por tierras mexicanas, tierras y plazas que el bien  conoce. Ocurre después cada año, cuando comienza el alborear de la temporada y las  empresas  a gestionar y confeccionar  sus carteles para  las ferias, -como digo- No es nuevo el esperar la sorpresa de donde iniciaría la temporada, o bien sus contadas actuaciones este torero, desde que decidió reaparecer de nuevo años atrás. Siempre se ha venido especulando con su forma y  la incógnita de su proceder. Este nuevo amanecer   por fin se ha producido, y por supuesto que muchos aficionados, y la Fiesta en si agradecen que el “deseado” torero de Galapagar se enfunde el vestido de seda, oro y miedo. Digo miedo; porque tal como declaro el mismo en una entrevista.  - Que paseando por Sevilla una tarde de corrida, se relajo tanto por los parques de la ciudad… que se dio cuenta de que le faltaba algo… No estaba con la obsesión y preocupación de otras veces ¿Necesitaba el miedo?, necesitaba ese mal rato, esa droga psicológica que te cambia el carácter y te quita el hambre. Lo note - decía el torero, cuando me vi en el patio de cuadrillas… Ahí volví a esa vieja sensación, pero hubiera sido mejor estar con ella más tiempo. Ahora, pasados muchos meses, nos revela que será México la plaza donde inicie este nuevo pasaje, para que la incógnita y el misterio sea de nuevo la sintonía de, donde será su continuación- si la hubiese- Y; vuelve el torero a sentir el “mono” de las angustias, de encarar y dominar el miedo llevándolo cerca, tal como pasa el toro, pero mandándolo  y dominándolo.
Termino de ver el video de ese nuevo encuentro con la afición mexicana, en esa plaza embudo y más de cuarenta mil almas en sus asientos, evidentemente que el público asistente esperaba que el torero de Galapagar, hubiera cosechado un triunfo espectacular, sonoro, rotundo, las entradas se pagaron caro y había que refrendar el bullicio,  el pueril y desorbitado entusiasmo. No fue así, no me cabe duda de que José Tomas iba a salir a por ese triunfo espectacular, que mantuviera en vilo una vez más a sus incondicionales, sin perder un ápice el crédito ganado, el torero volvió al miedo, al nervio mantenido, a conjugar las razones elementales del toreo, a salvar el escollo de la responsabilidad, a navegar entre esas dos aguas que son el toro y el público. Lo cierto es que repasando la película. Jóse Tomas, por momentos logro conectar bien, pareció relajado, remataba las series con empaque, piso su terreno, el de verdad y compromiso, pero también es cierto, que paso momentos de amarga transición, luego sonaron pitos, luego no manejo con acierto los aceros, luego se vio atropellado, y su semblante reflejaba una tensión que reseca la boca y los poros de la piel segregan insatisfacción, cuestiones muy humanas, en cualquier otro torero, o persona que no ha conseguido el fin propuesto, por otro lado, todo su entreno de campo, no es lo mismo que el rodaje y sensaciones  de las plazas, y aunque sea José Tomas se nota. Ahora toca pensar, razonar y decidir… A buen seguro que lo hará volviendo al miedo… Al tiempo.-



            Fermín González.- salamancartvaldia