Thursday, January 26, 2017

¡LAGARTO... LAGARTO!

AL HILO DE LAS TABLAS
¡LAGARTO… LAGARTO!
            -Siempre que, se les ha preguntado a los toreros, si tienen miedo a la hora de enfrentarse al toro, es muy raro encontrar alguno a traves de la historia que tajantemente haya negado tal temor-. Esta incognita, no es tan solo patrimonio de los que se visten de luces, pues al igual que en otras profesiones, sobre todo en aquellas, en que haya que enfrentarse al publico, el miedo y el temor están latentes en nuestra vida. Pero sin salir de los limites de la tauromaquia, diremos que:
Unos sienten miedo sobre todo a la incógnita del toro, otros al fracaso, también al publico y hasta de si mismos, el miedo a tener miedo.
A cuantos toreros no habremos visto que han expresado tal miedo, que no ha sido posible ocultarlo, que se han sentido dominados, agarrotados, impotentes de superar y domeñar esa angustia, de sentir una sensación que pudiera parecer irracional y al mismo tiempo tan humana.
Al aficionado le resulta casi un insulto, cuando adivina como un torero cambia de semblante, anda inquieto, desencajado, huye y corre y hasta lo ve temblar. Y sin embargo, es el sentido más agudizado y humano que el torero ha de vencer y, esto en muchas ocasiones escapa al gran público, que no razona sobre el enorme esfuerzo que supone para el hombre vencer la sinrazón y al mismo tiempo darle satisfacción a miles de cabezas y ojos que escrutan si has podido superar el miedo.
Ha sido cosa de todos los tiempos que el aficionado, intentase enterarse sobre el momento que resulta más penoso para los lidiadores. Cada torero ha dado su opinión respecto a ese asunto. Lo que falta saber si efectivamente han sido sinceros.
Algunos han dicho, que las mañanas antes de la corrida; otros el momento del paseíllo, otros, los más, que la salida del toro que les corresponde, sobre todo si es el que abré plaza. Como pueden ustedes ver, un sinfín de respuestas que solapan un tanto los temores y los miedos de los toreros, que como hombres responden a una forma muy reflexiva y humana. Que tengan miedo, aunque no puedan, ni deban expresarlo en la plaza.
 “ Le preguntaron a Cuchares sobre el miedo y respondió. (Pues veréis Uds., en el momento que suenan los clarines, la mayoría de los toreros no saben donde se han atado la faja”).
La superstición es hija de la flaqueza humana, una especie de enfermedad del espíritu. Es tan antigua como el hombre, o quizás tanto como el lenguaje mismo.
Hay personas, que dicen para nada ser supersticiosas, a pesar de creencias arraigadas que difícilmente se sustraen al influjo de estos vestigios. Pero lo cierto es que, todos dudamos un momento, incluso, nos espantamos ante lo desconocido, o bien nos ponemos a la defensiva cuando surgen los momentos angustiosos.
Los toreros como personas, y que además han de luchar y presentarse al juego de lo desconocido, no son ajenas a esta cultura de las flaquezas humanas, al rito litúrgico se le une la preocupación de tener que defender su nombre y su prestigio. Asusta pensar, que un hombre pueda sufrir tan perniciosas influencias, sobre todo si se tiene en cuenta el numero extraordinario de “Gafes” que de forma casual o deliberada, se pueden reunir cualquier tarde en un coso taurino. Así refleja la historia, y puede comprenderse que algunos coletudos a pesar de sus agallas, temblaran ante la posibilidad de un gafe, porque no es chico enemigo ese que, con su fluido maléfico pueda encenizar de golpe la vida y la hacienda de un torero entre los cuernos de un toro. Recurrir a una extraña colección de amuletos, talismanes y estampas con objeto de expulsar malos espíritus, así como otras precauciones en materia de los objetos que circulan alrededor de los matadores, son interpretaciones que para algunos decide la suerte de la tarde
Atribuíamos al gitano particularmente en cosas de toros la preocupación supersticiosa. Su raza prodiga en hechicerías, adivinaciones y artes mágicas, se nos ha presentado siempre como el depositario más firme de las supersticiones, nacidas sobre todo ante el enigma de la muerte y el espantable aparato de las fuerzas naturales desatadas. Sin embargo podemos comprobar que por el hecho de ser gitano no es patrimonio suyo la superstición, y, que todas las razas humanas conservan en los bajos instintos del espíritu estos sentimientos.
En el mundo taurino, y hablando de supersticiones son sobradamente conocidas las famosas espantas” del Gallo o Cagancho, superstición graciosa y gitana por las que se caracterizaron estos famosos toreros, (más de un revistero de la época dijo de ellos) ¡hasta para salir por pies tienen arte! También es cierto que tanto hoy como ayer, se le preguntaba a los toreros si son supersticiosos y estos contestaban con un – no, o,  un  sí, a medias, en cosas banales, sobre el color del traje, el pié al levantarse, o los tópicos del gato negro, la escalera, el día trece, etc., etc. Pero esta claro que la causa de la tragedia se deriva de las malas condiciones del toro, de la ruda presión del público y de la ciega temeridad del torero.
            “Mala pata, dijo Maoliyo el Espartero cuando la berlina cascabelera que le llevaba a la


plaza en la tarde del 27 de Mayo 1894, se cruzo con un entierro”. Y mala pata, se le oyó murmurar cuando salió por toriles el toro "Perdigón" de tan funesta memoria. ¡Presentimiento! ¡Quien sabe!. Espartero decía no ser supersticioso veinte minutos antes.  Claro que- Aquella era otra Fiesta-.
           

            Fermín González Salamancartvaldia                         (blog taurinerias)

Thursday, January 12, 2017

DINASTIA LOS CHOPERAS

AL HILO DE LAS TABLAS
DINASTIA LOS CHOPERA
No han sido tan solo los toreros los que han influido en sus descendientes, hijos, hermanos o parientes, también como veremos entre los empresarios, se da este fenómeno, y me lleva esta curiosidad, a entender y saber algo más, de los que siempre se conocieron en el mundo taurino como “La Casa Chopera”.
El primer Martínez, o sea el primer “Chopera” fue Don Severino, que por entonces llevaba, cuadras de caballos, y sus contratas por las plazas, eran tiempos donde aún se picaba sin el peto, y ya medianamente acaudalado comenzó a organizar algún festejo, en una plaza emblemática para las siguientes generaciones como lo fue la francesa de Mont de Marsan, pero allá por el año 20, del pasado siglo, se despeño en la localidad de Jabalquinto (Jaén), dejando viuda a Ángela Elizondo con sus hijos Manuel, Antonio, Carmen y Pablo Martínez Elizondo, seria este último quien toma el testigo, llevaría las riendas del negocio, y  pondría en la cima del éxito a esta familia de empresarios, en sociedad con los hermanos, que cambian el rumbo,- con la llegada del peto-, de las contratas de caballos, a organizar festejos. Y donde Don Pablo, la nueva cabeza del clan, tiene una visión y capacidad empresarial que logra entrar en las plazas importantes, volviéndolas a llenar de interés con audaces carteles, son llamados para llevar Bilbao, Logroño, entran en el Condominio de Salamanca construyen  Badajoz, y dominas las plazas francesas de Marsan, Eauze, Bayona, Hagetmaut, Toulouse, incluso se acercan a Nimes y la Maestranza sevillana en 1958.
Don Pablo, crea un fuerte mapa empresarial con el que construye un futuro para las siguientes generaciones. Había contraído matrimonio con Luisa Flamarique, y de este nacen Jesús, Manuel que será el próximo Don… Carmen y María Luisa, algunos ya fallecidos como es conocido. Del otro hermano de Don Pablo, (Manuel) son los Martínez Uranga Antonio y Javier, primero socios de Manolo Chopera, y luego los también llamados los “Chopera Chicos” o los “Choperitas”.
Como empresarios hubo anhelos no logrados, como fue la desaparecida plaza del Chofre en San Sebastián, aunque si llevaron desde sus inicios  la nueva de Illumbe, que también ha dejado de dar toros, por los “enjuagues” políticos tal como ocurrió en Barcelona,- aunque en esta primera se han vuelo a reanudar las tardes de toros, en su semana Grande de San Sebastián-; sin embargo están presentes en no pocas plazas americanas, cuando ya estos se habían consolidado como grandes empresarios y se apoyaron en el apoderamiento de grandes figuras del momento Ordoñez, Camino, Aparicio, Cordobés, y esto termino de darles una fuerza enorme, de echo en las temporadas americanas todo el toreo, y todo el ganado que se embarcaba, llevaban el marchamo de los Choperas. En esa fuente de riqueza llegan las fincas, ganaderías y otras fuentes de inversión, cuestiones que acrecientan el poder y el entramado taurino.
Pero esta familia es una cadena bien engarzada, y al fallecimiento de Don Manuel, le suceden sus hijos Oscar Y Pablo, que como no podía ser de otra manera han seguido aprendiendo, todos los resortes, todas las practicas, así como también una continuación de la vocación, quizá más alejada de lo que fueron sus antecesores, aunque solo sea por este mercantilismo puro y duro que desde unos años atrás está presente e imperando en la sociedad; y como no, en el mundo taurino.
Pero siguiendo con esta dinastía, se significa con la muerte de Don Pablo por los años
70, coincidiendo con otra crisis taurina, donde hubo mucho que aguantar y saldada con fuertes pérdidas, los Uranga reconocen el liderazgo de Manolo Chopera, y al parecer las familias siguen en magníficas relaciones, aunque en algunas ocasiones, por mor de sus intereses, haya podido parecer, que era todo lo contrario, tal como en esta nueva etapa en la que se nos anuncia que por unos años esta plaza de Salamanca, será gestionada por los Choperas, Oscar y Pablo, que por cierto, estos ya tienen en sus gestiones por las plazas, otra nueva generación, que ya se deja notar por las mismas. Esperemos que unos y otros evoquen los recuerdos de sus antepasados, y saquen de esta recesión la tauromaquia, aquellos ya lo hicieron en su momento, ahora toca poner el ingenio, las ideas, para levantar una Fiesta endémica, alicaída con falta de ingredientes suficientes para llevar de nuevo el público a las plazas. Si no puede esta dinastía empresarial… veremos que pueden hacer los demás.-
Aunque al término de este artículo, aparece la sorpresa,  que será una empresa mexicana, la que  llevara las riendas de esta Glorieta, al parecer por los próximos veinte años. Si les soy sincero, les diré, que nunca pensé, que la dinastía “Chopera”, dejaría sus plazas en otras manos… Como cambian los tiempos… ¡Si alguno de ellos levantara la cabeza!... Esperemos la próxima Feria, para ver como corre el “galgo”…


Fermín González- Comentarista- salamancartvaldia.es    blog taurinerías