Tuesday, April 10, 2012




EXALTACIÓN DEL TOREO
No creo en la decadencia del toreo, del verdadero toreo, se entiende. Es decir, de la que debe ser manera de torear, aparte de la personalidad de cada diestro. Un buen torero de hoy, no desmerece en el recuerdo de un buen torero de ayer, si responde a lo que debe ser la lidia de un toro, salvando, claro esta sus valores individuales, que son realmente los que destacan y singularizan al hombre como cultivador del arte bien expresado y realizado. Evidentemente, si las condiciones de los toros han variado hoy, no desmerecen por ello quienes realizan el toreo con honradez, riesgo, conocimiento y oficio. Esto resulta tan digno y meritorio como lo era ayer.
El toreo, posee una belleza plástica e iluminada. Vive y se refleja en el espectador, como un horizonte lleno de relieves y luminosidad, que proyecta un raro juego de emociones, de peligros, habilidades y gestos. Y tal conjunto, arriesgado y garboso, es lo que levanta él animo en él publico, y lo dispone también, a modo de un arco de sensaciones y apasionamiento. ¿Cómo no han de tener las suertes del toreo un hermoso corte de arte, si son el resultado de una evolución tamizada por el arrojo, la individualidad y la inspiración?. Cuando las suertes se ejecutan de verdad, puede haber belleza en la suerte de varas, cuando resplandece airosa la verónica, el farol, la larga, el juego de las banderillas, en cualquier forma puede esculpirse en la muleta; si el matar recibiendo requiere buena ejecución, no la pide inferior el volapie. Tal integración de las suertes, es la sinfonía que singulariza el arte de torear.
Es explicable, aquella fiebre partidista que, hasta no hace muchos lustros, tuvieron las corridas de toros. Hoy, la depuración estilista, el afinamiento de las actitudes toreras, ha restado fuego a la llama espectadora, ha remitido su entusiasmo y sofocado la emoción. Dando paso a la repercusión que actualmente se vive en la Fiesta. Sin embargo, la belleza peculiar del toreo, tiene propio y definido rasgo y sus formas se rubrican singularizando la variedad de las facetas, sin erradicar la estética y la personalidad poderosa de las partes que la componen. Y esto pasa afortunadamente, ayer y hoy. De vez en cuando – claro-.

Fermín González- comentarista onda cero radio- Salamanca

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