¿USTED SI QUE SABE?
AL HILO DE LAS TABLAS
¡USTED SI QUE SABE!
¿Quién
entiende de toros? ¿El toro? ¿La vaca? ¿El torero? ¿El ganadero? ¿El señor
presidente de la corrida? ¿Usted? ¿Yo? Si separamos a estos personajes notables
de
¿Tan difícil es entender de toros?
Pues, sí; ser un buen aficionado, tiene su “intríngulis”, su aquel. Hay quien
se orienta pronto y lo consigue, ve, escucha, pregunta, lee, se arrima, se
trabaja el tentadero, etc., se va forjando un buen aficionado. Hay quien por el
contrario, no lo consigue aunque lleve en primera fila de ferias toda una vida, estos no aciertan a
distinguir múltiples detalles. Y, no crean que, tan solo hable del aficionado
de base, sino también de muchos
comentaristas y escribidores. ¡Y, aún peor todavía! Donde me dejan ustedes a
muchos presidentes, que se suben al balcón de no pocas plazas de toros, y más
de un veterinario y asesor, los cuales tienen responsabilidad ante él publico
pagano – de los unos, y de los otros – cuya exigencia primera es aprobar con
matricula la “profesión” de aficionado taurino y además revalidarlo esa tarde.
¿Si el toro pudiera ser preguntado, sobre los saberes taurinos? - otro gallo
cantaría en la Fiesta.
La mayoría de los públicos que hoy asisten a las
plazas de toros, ven o miran la corrida, con ojos inseguros, con esa ternura de
niños que tienen los hombres. Algunas veces; la mayoría de estos espectadores
la ven o la miran también con esa candidez infantil, con deslumbrada
admiración. Tal vez, a la reducción a la que se llego en los últimos años, en
cuanto a la casta, fiereza y poder del toro, y sobre todo la exquisita
selección que se ha logrado en orden de nobleza, suavidad y franqueza de su
embestida, ha hecho posible un toreo a distancia inverosímil, suprimiéndose del
espectáculo el aspecto de lucha, dominio y poderío que la lidia del toro con
codicia, genio, encastado, bronco hacia resaltar. Pues, bien tales factores han
convertido al torero lidiador en artista; al maestro, en protagonista de bellos
desplantes. A ello ha contribuido la formación de un publico nuevo, con marcado
carácter delicado, sensible, muy correcto, sentimental incluso, exhibicionista,
pero indudablemente de psicología y preparación distinta al que
tradicionalmente venia asistiendo a los cosos taurinos, y contemplar a la
emocionante oposición del bruto instinto del toro, a la inteligencia y oficio
de un valiente, dando un curso de sabiduría torera y saber, en el arte de
lidiar reses bravas. Pero este aficionado esta en franca retirada, y va
quedando este publico, representante típico de una gran mayoría, en que todo esta “requetebién”. Únicamente se
disgusta, cuando las cosas salen a gusto del aficionado curtido, cabal y
entendido, que no exagera lo malo, pero no lo oculta, que ve la corrida con el
cristal de critico, y con añeja perspectiva histórica, y mientras este aplaude
al toro que se arranca de largo, que aprieta en el caballo, que galopa en
banderillas y se emplea codicioso en la muleta. El ingenuo que solo mira, le
disfrazan la realidad y, se acopla a esa muchedumbre, que aplaude con frenesí
el adorno, las posturas, lo fingido, lo adulterado y el oropel, sin señalar y
exigir, las suertes cruciales de la lidia, así como la integridad del toro. (“Claro que estos entusiastas, gustan mucho a
muchos”).
Fermín
González salamancartvaldia.es
blog taurinerías