RETIRADAS CON GRANDEZA
RETIRADAS CON
GRANDEZA
Una de las mayores grandezas del toreo: Es, saber elegir el momento de su
despedida de los públicos y plazas, en las que, durante un tiempo pudo ser, o
fue el héroe, que consiguió vencer al toro y convencer al público. Es, posiblemente
uno de los momentos más emocionante en la historia del toreo, la despedida, y saber hacerlo en ese
punto crucial de la carrera de un torero, no es empresa fácil tomar tal
decisión. Tan solo el propio torero, debe encontrar ese punto de equilibrio
entre el público y el toro, y cuando ha de atravesar por ese alambre milagroso
sobre los dos abismos.
Ser gente, en esto del toro, es una
extraña y añeja expresión taurina paradójica y reveladora. Porque nadie puede
ser de todos. Pero en el toreo, como bien saben los aficionados cabales,
siempre hay algún torero que es todos los toreros. Y, aunque este no haya sido figura,
(no es el caso de los que hablo) o ídolo de multitudes, se le considera
paradigma de lo ideal, arquetipo que raras veces se hace realidad. Son toreros, que no tienen problemas
de estilos, son toreros singulares, de íntimos sentimientos, y su sello se
imprime directa y plenamente en la gente, pues con ser, les basta y les sobra
para estar. En ellos se obra el misterio de ser gente; tal y como ha ocurrido
en el caso de Enrique Ponce Martínez.
Relatar esto
de un torero, pudiera no parecer extraño, pero si lo es de Ponce, que tras una carrera tan longeva como la suya, no han sido
muchos los percances, aunque en ellos si lo tuvo retirado algún tiempo. Ahora
ha dicho- me retiro definitivamente, ha
llegado la hora de poner fin a mi carrera- más de treinta años son muchos
años en las primeras plazas del escalafón. Tiene todo el derecho a plantear su
vida como le venga en gana; y a buen seguro tendrá el tiempo suficiente de
reflexión con aquellos que elija.
"Ponce-ficado"
el escalafón: y rebasado los treinta años de su alternativa, volvió este año para
despedirse de sus plazas, y seguidores y volvería a decir el porqué de
semejante apelativo, que servidor -recurriendo
a otras épocas de la tauromaquia, a estos toreros se les bautizaba con el que,
hay “Papa” en los ruedos-. Por qué; la verdad taurina después de tantos
años, es que Ponce es la máxima
figura del escalafón. Por lo tanto, hemos de considerar su decisión, porque
simplemente lo ha querido así. Salamanca su plaza de la Glorieta testigo
presencial durante muchas ferias, al igual que otras plazas será la despedida,
de uno de los toreros, de trayectoria ejemplar, espejo donde muchos deben
mirarse en esta fiesta brava. (que le
siente bien don Enrique Ponce Martínez).
Pablo Hermoso De Mendoza. Es la otra retirada que presenciara la afición de la
Glorieta, no menos genial, aunque en
esa otra especialidad, que nos aleja un tanto al aficionado del torero a pie,
donde no obstante siempre ha tenido, un grato recuerdo de cuantos rejoneadores
pasó por esta plaza donde ha sido evidente que, en los últimos años el toreo a
caballo tubo su reconocimiento.
Hoy son muchos, los que se asoman en todas
las plazas, porque este arte ha recobrado el beneplácito del público, pero no
crean que son tantos aquellos que realizan las suertes desde la montura con
verdadero riesgo y pureza; entre otras cosas, porque al igual que el toreo de a
pie, al personal le gustan mucho las florituras, los caballazos, los alardes,
las cabriolas y los aires teatrales, mucho más que lo que significaba, el
fundamento, la razón y el respeto del arte de rejonear.
Para rejonear, no solo es preciso
que el caballero conozca la técnica, mida el esfuerzo, posea gracia y domeñe el
valor; es también muy necesario que el caballo tenga sangre torera, para que
este conjunto armonioso mantenga la viveza y emoción. Una cosa es que el caballo obedezca a la mano
y la pierna que le manda, y otra el cómo realizar ese mandato que todos siguen mecánicamente.
En el caso del caballo de sangre torera, tal y como son los que maneja este
rejoneador Mendoza, que ha devuelto
al toreo a caballo una prestancia, una emoción y un colorido, como nunca ha
tenido este espectáculo.
Mendoza I tanto en esta plaza como en otras muchas, se
preguntaban ¿estará ya buscando el relevo?... Porque la verdad que este Mendoza, lleva unos años que no parece
el mismo, aquel que, con alegría, con afición y maestría, arrebatador, vibrante
y con emoción, cuando acostumbraba a triunfar en casi todas sus actuaciones. Él
mejor que nadie sabía, que iba perdiendo
frescura, no en vano lleva cantidad de años en la primera línea del rejoneo. Pone
también punto final, un Mendoza padre,
carente de las emociones que despertaba el navarro tiempo atrás. Llenar la
historia del rejoneo, y nacer en una parte de España donde precisamente el
toro, el caballo y la ganadería apenas tienen protagonismo y llenar aquel vacío
que dejaron las figuras señeras del rejoneo, ha sido un rotundo triunfo que
llenará una página en el arte del toreo a caballo.
Vives un momento, horas, días, meses, años quizá. Cuanto más te resistes a interrumpir tu acción con mayor estruendo acabas. El aplauso es como el perfume de la flor; dura menos que la flor misma. Las despedidas, si no son la apoteosis del adiós de un torero. ¿Qué son?... (Guerrita fue un sabio, Guerrita no se despidió).
Fermín
González salamancartvaldia.es blog taurinerias