UN "FARINATO" EN LAS VENTAS
AL HILO DE LAS TABLAS
UN “FARINATO” EN LAS VENTAS
Primeras figuras de la novilleria han existido
siempre: Novilleros, con ese aire de airada revolución y garra, alentados por
el fuego admirable de todas las jóvenes guardias, hay en mi cansada memoria,
unas cuantas.
¡Había levantado una expectación enorme, Marco Pérez en el Madrid más taurino, su plaza las Ventas se había llenado para ver
unos, para descubrir otros, si el joven y menudo torero, que llegaba con
historial impresionante y la hoja de servicios cargada de triunfos, allá por
donde hizo el paseíllo, plazas y ferias, incluso, ¡con cierto fuste! Si el
anunciarse con seis novillos en las Ventas- responsabilidad libremente
contraída- seria el aldabonazo definitivo antes de su próxima alternativa en
suelo francés. Y lo cierto es que, puso todo lo que hay que poner, es decir
ilusión, ganas, entrega, valor y decisión. Tuvo novillos, para evaluar su
actuación, mansos, descastados, huidizos y cobardones, y también alguno bravo,
o sea un mosaico para poner en práctica todo el repertorio, -también el de
matar en corto y por derecho los novillos-, y eso no ocurrió, aunque puede
salir contento del reto, hay que señalar que esta plaza no es cualquiera, basta
llegar precedido de la aureola de novillero de postín, para que esta afición
mida, observe y analice cada paso y cada pase, esta es el “fielato”, la cita con seis astados pone en alerta a esta afición –
no es la primera-, y eso entraña un dificultad mayor.
En esta plaza, - ahora menos- se pasaba la “revalida” de lo acontecido en
provincias y pueblos de la Iberia taurina, la exigencia, incluso la
intransigencia siempre fue un fenómeno, que había que tener muy en cuenta y
calcular bien para enfrentar este pasaje, que sin embargo es totalmente
necesario para consolidarse en figura y poder optar a maestro en tauromaquia,
cuando eres capaz de vencer en este coso las dificultades que entraña, la
historia de lo bueno y lo malo sería interminable.
Novilleros que, han logrado su sueño de actuar
en Madrid, tras el duro calvario de los pueblos. Cuando se actúa en las Ventas,
la ilusión se hace carne, saben bien los toreros y sus mentores, que se esta en
un ruedo distinto y amplio, con tendidos ocupados por gentes importantes, frente
a novillos cuajados y exigentes, pero presumiblemente con otras calidades, de
los que hubo de despachar, sobre todo en las cercanías del ruedo venteño. [Recuerdo
ahora; a aquel novillero], que se veía anunciado en los carteles –Nuevo en esta plaza rezaba -. Que por la
mañana le decía a su mozo de espadas “¡Como
esta tarde me embista un toro)” …
Y, ha llegado la tarde, y un toro le ha embestido.
Entonces el novillero se ha llenado de gozo, ha puesto en la pelea todo aquel
entusiasmo y toda aquella emoción que le ha mantenido de pie en años de prueba,
con la confianza y el valor de los años juveniles y la fe en si mismo, se ha
salido lleno de jubilo hasta el tercio y ha desafiado al novillo con la actitud
y con la voz.
¡Toro...Je!¡Toro...Je...!
Y, ha hecho todo lo que sabia: La verónica
cargando la suerte y alargando el lance, la media fajándose al novillo, las
chicuelinas, aquellas que tanto le aplaudieron en la feria pueblerina. Con la
muleta se ha quedado quieto, y ha ligado los muletazos en derechazos y al
natural, el novillo le ha dado una voltereta trágica, se ha levantado rabioso y
sin mirarse grita. ¡Fuera fuera!, y ha matado la res volcándose sobre el
morrillo. Ahora se lo llevan a hombros, y, el piensa en los caminos llenos de
sol que ha recorrido, para llegar a esta sombra grata del éxito en Madrid. Y
ante el contraste, da por buenas aquellas amarguras, que hacen más dulce el
momento presente. ¡Si… Es la ilusión de todos. ¡Y… la realidad de alguno! -
Fermin González
salamancartvaldia.es blog taurinerías
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