CARTA DESDE UN CIELO TAURINO
CARTAS DESDE UN CIELO TAURINO
Acabo de ver en la tele " La Isla de los Faisanes
", una hermosa película. Y, por azares de las dos neuronas que me quedan,
os recordé, a Fermín y a Agustín Hervás; y recordé la carta que me envió hace muchos años
José Mata. Creo que alguna vez os la hice llegar. Ahora os la remito por si
queréis hacerla pública en vuestro blog. Está medianamente actualizada por el
propio José Mata
Besos y recuerdos de vuestro amigo (DOMINGO BEJARANO)
CARTA DE JOSE MATA,
TORERO CANARIO DE LA HISTORIA, DESDE OTRO MUNDO
Cincuenta y cuatro años se han cumplido, en este 2025, desde
aquella triste tarde de Julio, en Villanueva de los Infantes, en la que
"Cascabel", negro bragado, de la ganadería de Luis Frías, me rompió
la femoral y me arrancó el alma, para siempre.
25 de Julio de
1971: ese pueblo manchego inauguraba su plaza de toros. Yo no estaba anunciado
en los carteles, pero, ¡azares del destino!, "Calero" no pudo cumplir
su compromiso y alguien se acordó de mí: de José Mata, el único torero canario
que la historia recuerda, canario de Garafía, de la isla de la Palma.
Pese a tener
un festival comprometido para ese mismo día, no podía negarme, por supuesto:
casi seis años de alternativa y, únicamente un puñado de corridas eran razones
más que suficientes como para decir adiós a toda duda.
Y allí
estaba la muerte, sigilosa, agazapada, escondida en la tenebrosa embestida de aquel
toro. 1971: cincuenta y cuatro años han
pasado desde entonces y poca gente rendirá hoy recuerdo a mi memoria. Es
lógico, por otra parte. Todos sabemos, o aprendemos, que, en la vida, y en la
muerte, son, casi siempre, más importantes los nombres que los hombres.
Cincuenta y
cuatro años han pasado desde entonces, y, a veces, me parece que pocas cosas
han cambiado.
Recuerdo que aquel año Francia prohibía
la entrada de emigrantes africanos, hacinados en Irún, y se hablaba de que
muchos morían ahogados en el Bidasoa intentando eludir los pasos fronterizos.
Os recomiendo un film de este año 2025: “La Isla de los Faisanes “de Asier
Urbieta.
Hoy, en
2025, las pateras, con sus hijos y sus nietos, naufragan más abajo, en el
Estrecho, y, como canta Pablo Guerrero, "sólo el mar sabe sus
nombres".
En 1971
decenas de miles de personas morían de cólera en la India. Hoy, en 2025, sus
hijos y sus nietos mueren de la misma pobreza, vestida esta vez de SIDA, COVID
y terremotos, o de terrorismo de estado sionista en la franja de Gaza.
Tampoco creo
que en lo que llaman tauromaquia las cosas hayan cambiado tanto. Hace ya muchos
años que Manuel Benítez "El Cordobés" anunció su definitivo adiós a
los ruedos. El ya no mandaba, como entonces, pero sigue hoy la tauromaquia
abandonada a su propia suerte, tal y como yo la dejé al irme y sigue la afición
más exigente arrinconada, con la corrupción y el fraude presentes, oficiando en
cada Plaza, a las mismas cinco de la tarde.
Manuel
Benítez me dio la alternativa. Y recuerdo que días antes de mi muerte, se
celebró en Jaén la que llamaron "corrida mundial". televisada en
directo a doscientos millones de personas. Mi padrino "El Cordobés",
"el Viti", y José Fuentes lidiaron, ese día, becerritos de Carlos
Núñez, para vergüenza de la verdadera afición arrinconada.
Sólo en
iluminación de la Plaza gastaron cinco millones de pesetas: cinco millones de
los de entonces. Días después, pocos días después, "Cascabel" me
rompía la femoral en Villanueva de los Infantes y en aquella enfermería
únicamente había medios para hacerme un torniquete y una transfusión de sangre.
Después,
cuando la ambulancia me llevaba, alguien preguntó a Alfonso Rodríguez "El
Moro", mi picador, uno de los mejores picadores que la historia ha dado,
que brindaba como torero antiguo sus puyazos, alguien le preguntó que quién iba
a pagar todo ese gasto.
Lo he sabido después, pero Alfonso, a quien yo dije después de la cogida: "esto se acaba, Moro", Alfonso lloraba golpeando la pared con la cabeza, vencido y derrotado por una impotencia desastrosa e infinita.
Después con la ambulancia a Valdepeñas, dónde
nadie quiso operarme, y después a Madrid, al Sanatorio de Toreros, con la
"Dama de la mano fría" siguiendo mis pasos, sigilosa, para llevarme
con ella dos días más tarde.
Veo a Julio
Robles, a Juan Belmonte a Yiyo y a Alfonso Navalón y Joaquín Vidal por aquí.
Les abrazaré en vuestro nombre y les diré que les echareis de menos para
siempre.
Cincuenta y cuatro años se han cumplido, en este 2025, desde
aquella triste tarde de Julio, en Villanueva de los Infantes, en la que
"Cascabel", negro bragado, de la ganadería de Luis Frías, me rompió
la femoral y me arrancó el alma, para siempre.
Texto y opinión del escrito: Domingo Bejarano:
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