Monday, January 17, 2011

COLOR NARANJA
-. Indulto: “Es el acto actual, de perdonar la vida al toro”-, cuya decisión ultima es del Presidente que responde a las presiones de los enajenados públicos, que gritan y vociferan mirando al palco presidencial, por la razón de que el torero hace un “paripe” no exento de bobalicona cursilería, con el fin de que el presidente ceda a la demanda. Seguidamente otras presiones hechas desde el callejón por taurinos y demás compinches del ganadero y del torero, hacen que también el presidente, en contra incluso de lo que ratifica el reglamento y su voluntad, se vea obligado al perdón. [Pueden comprobar, que tal circunstancia no ocurre casi nunca, sino todo lo contrario....]”ja”…
El indulto, solo debería producirse en plazas de primera y segunda categoría, cuando la res por su trapío, condiciones durante los tres tercios de la lidia, bravura excepcional etcétera, se podrá solicitar el perdón de su vida con el fin de preservar la pureza de la casta y raza. ¿Esto, y no la broma anterior, es lo que debiera suceder? Sin embargo, en los últimos tiempos, y cuando la Fiesta pasa por esos momentos delicados, se pide por “allí”, en cualquier plaza, aunque sea en festival a grito “pelao”, al presidente, “aficionado cabal, entendido y escrupuloso” para que este agite ufano el pañuelo naranja.- Paradojas de la fiesta, se indultan más toros de los que se condenan a banderillas negras.- ¿Y no me dirán que muchos no merecen tan luctuoso garapullo?
Como bien pueden comprobar, el reglamento taurino, esta para pasárselo por el “arco del triunfo”, y como cada cual ya tiene el propio; pues el moquero naranja ya asoma en las plazas de cualquier categoría, lo mismo da las de primera que las portátiles, y reses que, son algunos toros, otros utreros o erales – ¡que más da! -. Y esto empieza a desprender un tufo con cierto olor a podrido, y estamos llegando a una proliferación, que raya en lo verbenero y lo carnavalesco. No; no estoy en contra del indulto. El reglamento lo contempla y debe respetarse, en este caso a rajatabla, para que dicho galardón pueda ser otorgado cuando se hayan reunido todas las exigencias de excepcionalidad, de rigor y seriedad en el contempladas, para así poder proceder con responsabilidad a la citada concesión; el perdón de la vida del toro con todo merecimiento, no con esta alegría frívola y desorbitada con que últimamente viene ocurriendo. Esperemos que para un ganadero serio, esto sea tan solo una anécdota – por el bien de todos -.

Fermín González- comentarista onda cero radio- Salamanca

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