MEDIA
LAGARTIJERA
Muchos matadores han llamado la
atención por su arrojo y maestría con la espada, ¡ay la suerte suprema! Hoy las
faenas preciosistas son premiadas, aunque estas sean rematadas con deleznables
y feísimos estilos a la hora de dar muerte a los toros. Y además estos
matadores cuentan con la complicidad de públicos indulgentes, que se han
olvidado de lo importante que es, la suerte final
La
suerte de matar: - la suerte suprema -, es la más arriesgada, partiendo de la
base que, se ejecute a ley. Porque en otro caso, el torero, al amparo del truco
y las facilidades, hace disminuir el riesgo. Y sin embargo, debe tener muy
presente el torero que, el buen manejo de la espada es lo que da, prestigio, y
sobre todo contratos
A la mayoría de los espectadores,
les interesa que el toro muera pronto, y por eso los toreros siguen el camino
más fácil, el de menor exposición, que no es otro que, salirse de la suerte; es
decir, no ejecutar la suerte. Lo corriente es que el torero entre mal a matar,
y de ahí las estocadas defectuosas, son las denominadas perpendicular,
delantera, pescuecera, atravesada, caída, bajonazo, chalequera y trasera entre
alguna más. En cambio, estocada buena no hay más que una; aquella en la que el
estoque está clavado en el hoyo de las agujas del bovino. Pero la mayoría del público
se entusiasma cuando cae el toro fulminado. ¡Y vayan ustedes a explicarle que
la estocada fue defectuosa, cuando no bochornosa!
He leído que, un 2 de Mayo en
Madrid, Juan Belmonte – completaba la terna con Joselito y Rafael el Gallo -.
Belmonte sorprendió al cónclave, con una faena portentosa, de aquellas que se
decía: “así no se puede torear”. Pero
al parecer el Trianero, metió una
estocada baja. Un ciento de espectadores se tiro al ruedo, y cogieron en
volandas al torero, que llevaba en la mano una oreja del toro. Pues bien, por
esa oreja armo la crítica una marimorena,
al sostener, que no se debió conceder, el presidente del festejo hubo de hacer
publica una carta, para hacer constar que él no había otorgado el apéndice,
porque Belmonte había matado de estocada baja. Hoy los presidentes, tendrían
que montar una secretaria para despachar cartas explicativas del porqué se
conceden orejas a los muchos toreros que
matan mal; en ocasiones rematadamente mal. ¡O no es así!
Fermín González
comentarista onda cero radio- Salamanca-.
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