Wednesday, October 22, 2025

CRITICOS: SUMISOS O INCONFORMISTAS

 

AL HILO DE LAS TABLAS

CRITICOS: SUMISOS O INCONFORMISTAS

            Ser critico de cualquier materia o especialidad, es tarea ingrata para todo aquel que ejerce como tal. Y, puede serlo aun más, cuando se trate de temas taurinos.

            Es de recibo que; un critico que se precie, ha de tener aptitudes, experiencias, conceptos, vivencias, cultura y preparación histórica etc., como cualidades indispensables, para optar a relatar hechos, fundamentar opiniones, y esgrimir los razonamientos y argumentos necesarios para hacerse entender. Pero, ha de tener a gala, cualidades que le van a descubrir siempre; objetividad, e imparcialidad, así como el ser consecuente, honesto y fiel a sus principios. Porqué, suele ocurrir con frecuencia, que muchos comentaristas que ejercen la crítica y publican reseñas, reportajes o entrevistas de lo acontecido en las corridas de toros y su entorno, no reflejan objetivamente los hechos, puesto que, entre otras cosas, se ven condicionados por los medios a los que representan, y otras por el “amiguismo”, la amistad mal entendida o intereses mercantilistas y de favor. Esto hace, que salvo los medios que pueden pagarse el lujo de la independencia, muchos otros están sometidos a moverse bajo el influjo de la demagogia y medias verdades, faltando así a una información seria, rigurosa y veraz.

            Una información, que no ensalce desproporcionadamente los éxitos, ni disimule los fracasos.- No se trata tampoco, de que él critico caiga en un denigramiento sistemático, con el cual la fiesta seria la víctima.- Se puede, y, se está en derecho de exigir de la critica, que mantenga sus formas vivas, que conserve su entusiasmo, que asuma su misión y de con precesión elementos útiles, para una apreciación lo más exacta posible; que evite perderse entre tecnicismos y tópicos estrafalarios, fuente de muchas  confusiones. Lo cual no es edificante para la formación del aficionado, afición a la que se debe llegar, reforzando su interés
, con los argumentos del comentarista o critico reflexivo, libre y con criterio que demuestre a la vez, sus dosis de conocimiento.

            Hemos de tener en cuenta, que el aficionado a los toros, quiere ver reflejado puntualmente tanto en los medios de comunicación hablados, vistos y oídos lo ocurrido en el espectáculo.- Si la inspiración del protagonista hizo vibrar y emocionar a la concurrencia, señalar sus virtudes y defectos, respecto a su oponente, puntualizar sin coba aquello, que con buen ojo critico retuvo de positivo o negativo.- No es licito, hacer pasar por toros, utreros cebones, omitir él numero de varas, el modo de picar, imputar al ganado la flojedad del torero aunque sea eventual, no matizar cuando una faena se eleva por encima de lo normal, o no sale de la mediocridad, justificar al matador sin suerte con el estoque, que ha fallado porque su valor se ha derrumbado a la hora de la verdad y un sinfín de situaciones que a lo largo del espectáculo se van desarrollando.-

            Ante estas premisas, ciertamente cuestionables, bien podemos decir que, de la prensa ordinaria, ha desaparecido el romántico que se enfrenta al poder establecido. El espectáculo que hoy ofrece la critica y el comentario taurino, no es precisamente atractivo y estimulante. Es triste y es justo decirlo. Es triste porque – como digo -, se advierte en no pocos relatos hablados y escritos una adulación partidista (vamos que se les ve el plumero), y es justo, porque como mortales tienen a bien codiciar bienes en todas sus variantes. De tal forma que, hoy el aficionado puede llegar a pensar que el ejercicio de critico y comentarista, no es necesario. Pero si reflexionamos, sentiríamos entonces que, a la fiesta, le faltaría uno de sus ingredientes y componentes indispensables; el interlocutor, que lleva a cabo la dialéctica necesaria para que el espectáculo sea un ente vivo.

            A mi modo de ver, el comentarista en uno y otro medio, no debe sentar cátedra, sino orientar, ahondar en la obra hecha y elegir criterios escogidos para comentar el cómo, el cuándo y el porqué de las opciones propuestas por el espectáculo, y recomendar justificadamente su visión a los lectores u oyentes. Lo que se transmite con conocimiento por medio de la palabra, crea un estado de opinión. El comentarista puede equivocarse en algún pasaje, incluso puede discrepar con un colega. Lo que no puede pretender, es estar en posesión de la absoluta verdad, y con tal pretensión arremeter con cuantos no piensan ni sienten como él. Lo cual es injusto y lamentable, creando un panorama repelente, nada atractivo además de falso, que no beneficia a la Fiesta.

           

             Fermín González  Salamancartvaldia.es          blog taurinerías

 

 

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