TOROS Y FLORES
Este mes, se va a iniciar la temporada taurina en serio: los venidos de las Américas, tienen el tiempo justo de vaciar las maletas, estirar sus trajes y recomponer los trebejos, puesto que Marzo y sus ferias del Levante español en las ciudades de Castellón y seguido Valencia, preparan sus plazas de toros, se acicalan y dan sus ultimas pinceladas, con el fin del - todo dispuesto - para que clarines y timbales den la orden de abrir los toriles.
Conformados los carteles, los toreros van dejando la tienta en el campo, para procurarse algún día de descaso y reflexión, antesala de lo que será la hora del trajín viajero y la incertidumbre de los primeros paseíllos.
Estoy seguro, que todo buen aficionado, estará pendiente de este prologo de temporada del 2009, atento a cuanto de interesante pueda suceder, que bien puede marcar la pauta de lo que serán continuación en otras ferias provinciales, al menos para los toreros de - campanillas -. Otros por el contrario habrán de sortear y espaciar sus actuaciones, con la ilusión y la esperanza de ser nominado para optar a ese aldabonazo que le catapulte a ser uno de los elegidos en buen numero de plazas. Otro capitulo es el estado del ganado respecto a su integridad, fortaleza, presencia, trapío etc, Son premisas importantes, amén del precio de los boletos que imponga el empresario.¡ Que gane dinero quien lo arriesga, me parece legitimo!, pero sin ese afán mercantilista que exprima los bolsillos de una afición, que no puede soportar por más tiempo las carisimas entradas y la consiguiente adulteración y manipulación de la fiesta más popular.
No es nada nuevo: siempre fue así. El torero cuando se inaugura una nueva temporada, ha mantenido esa esperanza viva y latente, en pos de conseguir ser uno de los llamados para la Gloria, porque también es consciente de las múltiples dificultades de su profesión, de sus zozobras, sinsabores, ingratitud e injusticias. Pero no se resiste a abandonar. Ahora solo queda esperar, que la temporada a punto de iniciarse, sea capaz de lograr el interés del aficionado y no castigue al pagalotodo, con la mediocridad y el despropósito de sus protagonistas.

Fermín González.-