NOVILLERO CON PRISAS
Primeras
figuras de la novilleria han existido siempre: Novilleros, con ese aire de
airada revolución y garra, alentados por el fuego admirable de todas las
jóvenes guardias. De aquel ramillete de novilleros fuertes, punteros, rodados,
de oficio madurado para doctorarse y dar replica a los engolados diestros del
momento... de aquellos digo, en mi opinión, no son muchos.
Uno de los problemas de todas las profesiones - y la
taurina lo es - consiste en la preparación de nuevas personalidades que ocupen
puestos vacantes; por retiro, fracaso o enriquecimiento en el lapso breve de un
puñado de años. Este hecho, es más acuciante en la vida taurina, que imprime
una dinámica más profunda a su escalafón, que profesion otra alguna. Ahora
bien; cada vez se pone más difícil el pasar con dignidad y experiencia a la
alternativa. Por un lado, el paso de (digamos escuela) a novillero con caballos
se encuentra obstruido. De otro lado, hay que salir pronto de las filas
novilleriles, aunque sea sin curtir y, a medio hacer.
Se palpa, en el escalafón novilleril, cierta "anemia", que nos coloca ante
los ojos, una visión de novilleria enfermiza, no tanto en la calidad artística
de varios representantes, dignos de tener en cuenta, sino en el exiguo numero
de festejos, que le dedica el monopolio de las plazas importantes. No solo, no
hay menos festejos en esa categoría,
sino que paradójicamente se tienen que enfrentar en no pocas ocasiones, a toros
de más peso y edad que las figuras. Es, muy frecuente oír a los novilleros que
van a tomar la alternativa, la frase de.”Ahora torearé más cómodo”. Lo
cierto, es que cada vez es más dificil que un nuevo nombre se asome a los
ruedos, y, el tema resulta doloroso,
cuando se trata de una profesión que exige una base de esperanza y juventud, un
riesgo constante de las nuevas sabias, que tropiezan con innumerables obstáculos, impidiendo la
entrada a los ruedos a esas promesas, que deben dar continuidad a la fiesta.
A, la
decadencia de la novilleria andante; quizá haya que buscarle razones y
explicaciones, en el crecimiento monstruoso de los planes económicos de la “tauromaquinación”, y, en el
desorganizado y disperso sistema de alumbramiento de nuevos toreros, puesto que
hoy la novillada "muere" como
festejo capaz de sustentarse en unos razonables cimientos monetarios.
Pero
la "anemia" novilleril, que
preveo aun más acentuada, es, cuando se anuncian las alternativas - a todo
correr - de los jóvenes valores del escalafón Cansados sin duda la gran mayoría
de mermar la cuenta corriente de sus mentores, apremian con legítimos intentos,
de hallar nuevos caminos, de querer llegar cuanto antes, con ese impulso
arrollador, para encontrar soluciones más justas. Y esto puede provocar el
atropello, que a la postre perjudica más que beneficia.
Fermín
González.- Comentarista onda cero radio –Salamanca-
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