Wednesday, July 08, 2020

MUSEOS TAURINOS



TAUROMAQUIA
Pinceladas a su leyenda, a su historia, a su cultura y a sus personajes
MUSEOS TAURINOS

Son esos lugares sagrados del toreo. Los museos, siempre me han infundido respeto. Y a su vez también veneración. En ellos, cada vez que los he visitado he entrado con tanta curiosidad como miedo; curiosidad a lo expuesto, bien haya sido en lo relacionado con lo taurino o lo artístico, y miedo a lo desconocido, a encontrarme con esas piezas que alimentaron mi imaginación de niño. Cuadros, por supuesto los cuadros, pero también los vestidos y trajes rotos, desgajados, manchados de la sangre, de todos aquellos que fueron héroes. Prevalecen en mi recuerdo después de muchos años, la primera vez que visite el museo que alberga la plaza de las Ventas, y el miedo que sentía al recorrer sus salas, era una mezcla de impaciencia y pavor, a medida que me  acercaba a cada una de las vitrinas que conservan aún intactos, los retazos de historia, de tragedia, de nostalgia, de recuerdos la mayoría de ellos leídos en libros, revistas y periódicos de la época. Me había empapado tanto de la vida de Manolete, de la trágica y funesta tarde de Linares, que al contemplar el traje de torear que llevaba aquella tarde, que al verlo allí expuesto, sentí un escalofrío, al igual que si se tratase de cualquier santa reliquia. -Al menos así lo fue para mí -. Aquel vestido rosa palo y oro, ya no mantenía su genuino color, el rosa, era un blanco  avejentado y el oro se había traducido en un viejo amarillento. Aun así, dentro sentía una emoción acelerada.
            He visitado otros, y de los museos taurinos me gusta todo, porque todo rezuma olor y sabor a torero, sobre todo y especialmente, lo más añejo y antiguo, pues es lo que esta cargado de dramatismo y tragedia. Y, no es que se trate de gusto morboso no, tan solo que  cada pieza, tiene un desgarro y un trozo de la historia viva del toreo y de aquellos que hicieron gloria de este arte, y escribieron una brillante pagina, que al igual que en otras artes, mantienen su naturaleza y su cultura. Se fundo este museo de Las Ventas en 1951, luego ha pasado por varias y sucesivas reformas y ampliaciones, pero siempre mantuvo un aspecto sobrio y funcional. Cuelgan de sus paredes cuadros de Roberto Domingo que nos muestra a Gallito y Bombita,.Vázquez Díaz muestra al llamado pasmo de Triana Juan Belmonte, aguafuertes y grabados de Goya, y las cabezas de toros de luctuoso recuerdo, las cabezas de “Perdigón” y “Jocinero”          que en 1862 y 1894 ambos de Miura, segaron la vida de Pepete y el Espartero, mas vestidos de Juanita Cruz y Vicente Pastor, el chaleco que llevaba Joselito la tarde de Talavera el 16 de Mayo de 1920, así un sinfín de prendas, carteles, y objetos. Y hasta una bula del Papa Pío V, del siglo XVI, que prohibía los toros bajo pena de “excomunión”.
            Esta inconfundible Fiesta Nacional, tan vapuleada en muchos tiempos de su historia, tiene en los museos taurinos, la carga de profunda vitalidad, en la que se recogen no solo, la vida, trebejos, toros, carteles y utensilios, sino también las formas de existencia de la España de entonces, donde se reflejan las tradicionales costumbres, el colorido y la fuerza de sus personajes más populares, Reinados, Iglesias, Sociedades y Políticas etcétera. Muchos son los visitantes de estos museos, incluidos el turismo que nos visitan. Estos, cada vez en mayor numero, son los que quieren conocer, con un entusiasmo que – ya quisiéramos nosotros – empaparse de su cultura y su historia. Y si como digo el Museo de Madrid es prodigo en acontecimientos, no lo es menos otro, que adquiere una relevancia singular como lo es el de Córdoba, el llamado Museo Municipal de Arte Cordobés. En la ciudad de los “Califas”, desde la tradicional orfebrería y el labrado de cueros cordobeses, mantiene un incomparable recorrido consagrado al mundo taurino y a los personajes allí nacidos donde se mantienen en perfecto estado el despacho de “Lagartijo” y una sala dedicada al diestro cordobés, así como también las de el rejoneador “Cañero” la de “Guerrita”, “Machaquito”, “Lagartijo Chico”, “Manolete” padre e hijo, “Bebe”, “Camará”, “Conejito”, “Bocanegra”, “Zurito”o “Cantimplas” entre muchos otros, y todos los objetos usados en sus hazañas taurinas, por los ruedos de la Iberia, una inagotable fuente de bibliografía, una muestra con la etiqueta de la vida y la muerte plasmada en la angustiosa vida torera.
            Y dentro de los museos, tenemos uno en esta Salamanca, cuyo Slogan de años atrás rezaba el (Salamanca Arte, Saber Y Toros). Este muestrario taurino, no tiene que envidiar en nada a estos que ya he relatado, donde tan solo por su antigüedad, y espacio se distinguen del de nuestra ciudad, por lo demás nuestro museo recoge, también toda la vida taurina de Salamanca, tanto en materia ganadera y artística, llena de curiosidades, vestidos, objetos y carteles de las distintas épocas por las que atravesó el movimiento taurino, donde también por la tragedia se distingue, pues en el mismo se encuentra magníficamente dispuesta la sala de cuanto perteneció al malogrado torero Julio Robles. Por ello y como digo al principio de este articulo, me gustan los museos, porque en los mismos se alberga la singularidad de cada uno de sus personajes, porque todos dejaron un trazo de la historia, porque de este valiente, dramático y trágico arte de lidiar y dar muerte a los toros bravos, se han inspirado otros artistas, e intelectuales de todos los tiempos, cuyo espíritu flota en los rincones de todo el mundo.-



            Fermín González comentarista de Onda cero radio y –salamancartvaldia.es

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