POR ARTE DE MAGIA
AL HILO DE LAS TABLAS
POR
ARTE DE MAGIA
Queridos Reyes Magos: Apenas si
recuerdo la ultima vez que les escribí; y, bien que me reprocho no haberlo
hecho antes. Pero, ustedes, que son una terna mágica, sabrán perdonar a este
humilde columnista taurino, su pereza y haraganería.
Siempre se
portaron conmigo muy generosamente, aunque comprendo que, en muchas ocasiones
no lo merecía. Ahora he decidido contactar con ustedes, abusando un poco de la
bondad de sus Majestades, sabiendo de
siempre, que a mayores de la juguetería
infantil que portan en grandes paquetes a lomos de sus flamantes camellos,
cargan también en sus fardos particulares ilusión, esperanza, alegría y
optimismo.
Quiero
por ello pedirles, en nombre de los muchos aficionados a la Fiesta de los toros,
influyáis en las conciencias de aquellos que organizan, mandan y gobiernan el
estamento taurino, en pos, de recobrar la verdad, la emoción, la prestancia, la
singularidad y la pureza de una Fiesta española, que Uds. conocerían,
seguramente de antaño con el nombre de tauromaquia. Y que hoy, aquella
rígida y noble tradición de lidiar reses bravas, está recuperándose tras unos
cuantos años en franca decadencia, por
el hecho, de que unos nuevos enemigos, animalistas, otros muchos confundidos e
ignorantes, están haciendo causa común, para que esta Fiesta dela que les hablo
se desbarranque, al igual que tantas otras cosas, ya se han perdido, y me temo
que para siempre.
Quiero
recordarles que, hay también otro buen número de aficionados, viejos
aficionados –diría yo- que están saliendo de las plazas. Parece ser que son de esos aficionados irreverentes, exigentes,
pedigüeños de la emoción, de la incertidumbre, de la verdad, del gesto, del
valor, la gracia y la personalidad etc., etc., que no pocas tardes de toros, se aburren, bostezan y
asisten callados e impertérritos a tan empalagoso festín de cuantos blasonan
mandar en el toreo. Unos aficionados, que evidentemente va perdiendo sitio en
las plazas, y/o se tienen que ir, o por el contrario, unirse a aquellos, que aplauden hasta romperse las
manos, pedir trofeo a barullo, bajo el signo pueril y desorbitado, de lo que
consideran toreo, engañados, con el amiguismo, las lisonjas, el colorín, y las
zalameras reseñas.
Señores
Reyes, os ruego y suplico, hagáis un esfuerzo – “supremo” - y vuelva a soñar de
nuevo esta vapuleada afición minoritaria, que ha tenido y tiene en el punto de
mira, al toro integro, que ve la corrida con añeja perspectiva histórica, y
observa los comportamientos objetivamente, para manifestar su juicio sobre la
actitud y aptitudes de los protagonistas de la tarde en la arena caliente del
ruedo.
La humilde y poderosa razón de
nuestra petición, es porque queremos recobrar aquellas íntimas sensaciones de
ver plasmar con valor y arte efímero del hombre, frente a la fuerza, bravura y
poder del toro... Que la buena estrella os guíe señores. ¡Con alegría esperamos vuestro regalo!... verdad...
Fermín González Salamancartvaldia.es blog taurinerías
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