Monday, March 19, 2018

EL TORO INTEGRO Y EL ARTE DE APLAUDIR


AL HILO DE LAS TABLAS
EL TORO INTEGRO Y EL ARTE DE APLAUDIR
Hay, un  punto de vista que siempre hemos venido manteniendo muchos de los que nos ocupamos de la fiesta de los toros, unidos tambien a buena parte de la afición y medios de comunicación en los últimos años. Todos, seguimos manteniendo la certeza de que si la afición  se pusiera en su sitio y, esta  exigiese la presencia del toro-toro, todo lo que huele a trampa, a falsificación, a manipulación caerá por los suelos. Defendemos firmemente que, frente a la verdad del toro no cabe sino la verdad del toreo. Y al borde de ambas verdades se erguiría la emoción en la que se basa y por la que sobrevive la fiesta brava.
            Tenemos multitud de ejemplos. Cuando el bravo está en la arena, y la plaza es importante, todos los espadas cada cual en su medida de valor, arte y sentir, son capaces de levantar un monumento al toreo. Sin embargo, hartos estamos de que esto deja de producirse cada día más, y son contadas ocasiones, que asoma por toriles el toro enterizo, poderoso y veloz en el envite. Adoleciendo por tanto de los intensos momentos que pueda producir el espada ante su oponente. Y con ello hacer llegar al tendido, la vivración y entusiasmo necesario, con el fin de que el aburrimiento, el cansancio y el bostezo, no se apoderen de la concurrencia. Necesitamos el toro. Y la que debe exigirlo e imponerla, es la afición con el amparo y seriedad de la  autoridad, aunque moleste a empresarios, toreros y apoderados; es también deber de peñas, agrupaciones taurinas y aficionados todos, defender las esencias de la fiesta, oponerse a que se desvirtúe, impedir que la desbarranquen, con desorbitados afanes mercantilistas que se antepongan a la autenticidad de ella.
Lógico es, que quien paga y por lo tanto mantiene a empresarios, apoderados, toreros y otros, lo hagan con la certeza de que no serán defraudados. La corrida podrá ser buena o mala. Eso es harina de otro costal. Pero lo que deberá ser es corrida de toros, de toros con la edad, con su peso, su casta, su cabeza intacta y fuerza en las manos. Será bravo o manso, eso es imprevisible, pero será toro, que es de lo que se trata. Claro que; todo esto es un candoroso optimismo, y la cosa ha cambiado tanto, en cuanto a publico, critica, y autoridad, que el nivel de exigencia, está de “capa caída”.
Hay cosas, que uno no acierta a comprender cuando te sientas en el tendido de una plaza de toros. Y quiero referirme a aquellos que se sienten aficionados, los cuales tienen el irrefrenable deseo de aplaudirlo todo.
Ocurre en la mayoría de las tardes, que se da una exhibición del toreo más vulgar que se
pueda concebir, que las suertes correspondientes a la lidia haya sido una lección de despropósitos, y la estocada final un lamento de ejecución y colocación, para que los aplaudidores se pronuncien con inusitada cantidad de vítores. Ante lección tan impresentable. Cuando esto ocurre en plazas de pueblos, - pues eso -, uno se sonroja o mira hacia otro lado; cuando ocurre en plazas de las llamadas importantes, uno se muere de vergüenza. Ni que decir, que cada una de estas peripecias de aplaudidores y voceros, personajes singulares dentro de los ruedos, -no se dan cuenta-, pero hacen el más espantoso de los ridículos. Los primeros comienzan a aplaudir desde que salen las cuadrillas, y no paran hasta marcharse, tanto si salen a hombros, o cabizbajos por la aciaga tarde. En cuanto al vocero, este se hace oír en toda la plaza, pero además no cesa de hablar toda la tarde, exponiendo no solo sus juicios y opiniones, sino hasta sus sensaciones más intimas. Tienen a bien suplantar con su jolgorio, el hastío y la desgana del desdichado espectáculo, cuando este se manifiesta con aire triste de mala y sosa capea “pueblerina”. Y, desde ese punto, todos deberíamos integrarnos a estos.
            No piensen que estoy en contra de aplausos, ovaciones, vítores y voz sonora ¡no!.. Solo pienso que esto debe producirse cuando llegue el estimulo, la emoción y, la razón de ser, al igual que debe hacerse con la protesta – con motivos -¡Claro que cada cual tiene los suyos!.- ¡A que sí!

            Fermín González  salamancartvaldia.es        blog taurinerías

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