SALAMANCA SIN FERIAS- Y LA GLORIETA CERRADA-
AL HILO DE LAS TABLAS
SALAMANCA
SIN FERIAS- Y LA GLORIETA CERRADA-
Dicen, que las añoranzas encierran tristeza: Pienso
sin embargo que, añorar es rendir un tributo al recuerdo de las cosas
agradables que de uno se han ido alejando, y que tal añoranza del pasado, tiene
un natural sentido espiritual.
Si bien es verdad, que pasaron aquellos tiempos
tantas veces evocados, en que por las calles y avenidas que conducían a las
plazas de toros, se llenaban de curiosos, para ver el ir y venir de los
concurrentes al coso taurino, que ya de por si constituía un agradable,
bullicio, alegre y pintoresco espectáculo que dejaba constancia, que nadie era
ajeno, ni podía sustraerse a una tarde de toros.
El gentío tomaba posiciones en puntos estratégicos de las calles, balcones y
aledaños de las puertas de cuadrillas para ver y al ser posible cruzar la
mirada, sonrisa o el saludo del matador del matador más o menos ídolo o figura,
que lograba adueñase de su atención. Era aquel un arte de ese espectáculo
gratuito, callejero, tan vistoso, tan alegre y tan simpático. Es por tanto
verdad, que la fiesta de los toros, además de incertidumbre, seriedad, cogida y
grito angustioso, nos ofrece vistosos momentos que captan la bondad, la luz, el
colorido y no pocas veces la auténtica alegría.
Hay en la historia de esta plaza de toros, diversos
hitos que señalan las épocas de la misma. Al mismo tiempo hay en el desarrollo
de su protagonismo en la Fiesta un enorme caudal anecdótico y episodios más o
menos trascendentales, que han contribuido a formar un ambiente determinado a
través del tiempo.
No
me atrevo a pronosticar que, otros tiempos taurinos sean mejores o peores –
sino que son otros -. Lo que si puedo afirmar, es que hace muchos años, y desde
que
Siempre
habrá quien mantenga, que puedan ser las mismas o mejores ¡Pero aquellas tardes
de toros se han borrado por completo y para siempre! Y los que conocimos esos
tiempos lo hemos de sentir. Después de estos apuntes, la Glorieta en el transcurrir de su historia, no lucirá
sus galas, no correrán sus toros la arena luciendo sus divisas, no brillaran
los trajes de luces de los toreros, no habrá un Septiembre de color ferial. Un toro traicionero en modo de pandemia,
un toro invisible, que ha llevado y lleva la muerte con un ahogo cruel, y que
no morirá a espada en presencia pública. Pero si, nos seguirá llenando de
temor, angustia e incertidumbre, por eso grito: ¡… Por Dios que acabe este
año…!.
Fermín González - Salamancartvaldia.es (blog taurinerías
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