CATEGORIA PLAZAS DE TOROS
CLASIFICACIÓN DE LAS
PLAZAS DE TOROS
Es bien sabido de todo aficionado, que los reglamentos
establecían la categoría de las plazas de toros (primera, segunda, tercera),
con arreglo a las cuales se perfilaban una serie de exigencias algunas de ellas
tan absurdas, como la dotación de medios a disponer en la enfermería; y la
dotación exigida, daba la sensación como si en las plazas de tercera, solo se
pudieran dar arañazos o poco mas) cuestión que afortunadamente ha desaparecido,
con los quirófanos móviles. Otra serie de detalles también dependían de esa
aludida clasificación, como peso y presentación de los toros.
Entiendo que no es cosa fácil determinar dicha clasificación,
por lo general parece lógico suponer que el fundamento del censo surgiera el
puesto a ocupar, por lógica, la afición de una plaza que celebra muchos
espectáculos cada año, tiene ocasión de ver muchos toros y muchos toreros, y
como consecuencia su conocimiento y “paladar”, llega a adquirir un gusto y sensibilidad
que naturalmente la a afición lugareña que solo ve toros el día del “santo
patrono”. No cabria discutirle a Madrid el derecho de ostentar la categoría de
primera, a Madrid y a alguna mas, pocas. Pero exceptuando los cosos
indiscutibles, en ese amplísimo puñado de provincias que tienen categoría de
segunda la cuestión sugiere sus más y sus menos, porque siendo orientativo el
dato cuantitativo, del número de festejos, este no debe considerarse como valor
absoluto, de manera que aquella que no lo alcance debería ser excluida de primera
categoría. Por eso es por lo que me parece complicado establecer dicha
clasificación; porque auscultar eficazmente la actitud de las distintas
aficiones, no es tarea fácil, ya que supone valorar sentimientos, y además esta
cuestión en mi particular opinión, me parece bastante artificial a la par que
equívoca. ¿Qué puede significar para el catecúmeno, que haya plazas de
diferentes categorías?, ¿Qué en las de primera este asegurado el éxito de la
tarde? ¿Excluye esa clasificación a los diestros figuras de otros, para actuar
en cosos de primera?, uno poco iniciado podría suponer instintivamente que sí,
puesto que ser de primera llevaría implícito el lujo de los carteles en toreros
y toros. Pero todo el mudo sabe que no siempre es así. Parece natural pensar que
la clasificación se debe por un lado a la calidad de sus instalaciones, a la
cantidad de festejos, y también como antes digo a la calidad de la afición que
como consecuencia asiste a determinadas plazas. Esto antes podía sustentarse de
razón, pero a día de hoy, como también sabemos todos, dicha cualidad ha dejado
mucho que desear, y no hace falta mas que ver o asistir a una plaza de las
llamadas de primera, para darse cuenta, de que (nada de lo que sale por las
puertas, de chiqueros y cuadrillas, amen de las manifestaciones de rigor y
exigencias de los públicos asistentes), mantiene el crédito de tal categoría.
El asunto por lo que a mi respecta no esta ni mucho menos claro, y habría que
reformar este tinglado, de manera que respondiese a la realidad de los hechos.
Pero se me antoja arto complicado que cada año se sometiesen las diferentes
plazas al examen de un tribunal encargado de determinar su grado de sabiduría y
autenticidad, estableciéndose así lo que en justicia seria el ascenso y
descenso de cada plaza. Si tengo bien claro que el toro no sabe de “geografía”,
y deben llevarlo a todas las plazas donde su afición demuestre seriedad,
entendimiento, paladar, y exigencia, la categoría de una plaza depende de esta
aludida afición, de como reacciona, de que manera y en que sentido valora y
exige al toro. Y hoy, incluso con muchas lagunas, salvo Madrid, Sevilla y
Bilbao, las demás, que se coloquen donde quieran. ¡Vamos digo yo ¡
Fermín González- comentarista-
Salamanca.-
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