EL ESPORTON
VIEJO NOVILLERO
¡”Como te encuentras Toreri”!. Cansado, amigo muy cansado-. Esperando que el de “Arriba” me iguale, p á, colocarme la estocada -, no podía ser de otra manera su respuesta- con humor y con ironía taurina -. Se apago la vida del viejo torero. Se consumió la vida de este singular personaje, que vio el paso de la historia y épocas, de la tauromaquia con inusitada ilusión y con desmedida afición. La suya fue una historia sin alternativas, sin lujos de luces, sin testigos y padrinos. La suya fue una vida llena de avatares, entre la supervivencia y su gran afición al toro. La divisa de su generación, no tuvo más salida, que mirar la vida con los ojos teñidos de niebla, y “jugar” al toro, vistiendo trajes con alamares rancios y apagados. Aún así el viejo torero, nos contaba una y otra vez, un millón de nostalgias de los ruedos, lo hacia con vehemencia, exultante a borbotones, pero también, con humildad, lección que no pocos de los que recibieron su consejo deberían olvidar.
Es la historia de un desheredado del ruedo, de un romántico, que hubo de lidiar una guerra, y lo que detrás vino, bregar con una vida y andar los caminos polvorientos, buscando un pitón, sintiendo la emoción, de que rozara sus carnes y hacer aquel toreo que llevaba dentro, unido a sus pensamientos y a sus sueños, con aquellos toros de aviesas intenciones, duros de patas y negros como la tristeza. Este viejo torero, como tantos oros viejos toreros, fueron siempre los de mayor ilusión, mayor rigor y mayor afición han desplegado por las misteriosas arenas del ruedo y, por los burladeros del miedo. Han sido ellos quienes todo lo han añorado, quienes han toreado cada noche al toro que se entrega. Esta, es la historia de nuestro Toreri, es la historia de un bastón y una gorrilla, que se han dejado notar en el piso de muchas plazas de pueblo. Termino la historia de una afición vivida desde dentro del corazón, sintiendo con humildad el amor desmedido por esta Fiesta por un hombre, un viejo novillero hecho de porcelana y duro acero. Que Dios te bendiga –Dionisio Rodríguez.-Toreri.
Fermín González.-
VIEJO NOVILLERO
¡”Como te encuentras Toreri”!. Cansado, amigo muy cansado-. Esperando que el de “Arriba” me iguale, p á, colocarme la estocada -, no podía ser de otra manera su respuesta- con humor y con ironía taurina -. Se apago la vida del viejo torero. Se consumió la vida de este singular personaje, que vio el paso de la historia y épocas, de la tauromaquia con inusitada ilusión y con desmedida afición. La suya fue una historia sin alternativas, sin lujos de luces, sin testigos y padrinos. La suya fue una vida llena de avatares, entre la supervivencia y su gran afición al toro. La divisa de su generación, no tuvo más salida, que mirar la vida con los ojos teñidos de niebla, y “jugar” al toro, vistiendo trajes con alamares rancios y apagados. Aún así el viejo torero, nos contaba una y otra vez, un millón de nostalgias de los ruedos, lo hacia con vehemencia, exultante a borbotones, pero también, con humildad, lección que no pocos de los que recibieron su consejo deberían olvidar.
Es la historia de un desheredado del ruedo, de un romántico, que hubo de lidiar una guerra, y lo que detrás vino, bregar con una vida y andar los caminos polvorientos, buscando un pitón, sintiendo la emoción, de que rozara sus carnes y hacer aquel toreo que llevaba dentro, unido a sus pensamientos y a sus sueños, con aquellos toros de aviesas intenciones, duros de patas y negros como la tristeza. Este viejo torero, como tantos oros viejos toreros, fueron siempre los de mayor ilusión, mayor rigor y mayor afición han desplegado por las misteriosas arenas del ruedo y, por los burladeros del miedo. Han sido ellos quienes todo lo han añorado, quienes han toreado cada noche al toro que se entrega. Esta, es la historia de nuestro Toreri, es la historia de un bastón y una gorrilla, que se han dejado notar en el piso de muchas plazas de pueblo. Termino la historia de una afición vivida desde dentro del corazón, sintiendo con humildad el amor desmedido por esta Fiesta por un hombre, un viejo novillero hecho de porcelana y duro acero. Que Dios te bendiga –Dionisio Rodríguez.-Toreri.
Fermín González.-
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