Tuesday, February 26, 2013

ARTE CULINARIO Y TAURINO


ARTES CULINARIO Y TAURINO
            Creo que la tauromaquia y la gastronomía son dos artes nobilísimas, que facilitan en grado sumo la convivencia de los hombres.
            Si una precaución elemental obliga a los diestros a prácticamente ir en ayunas a la corrida, los jueces de esta deben llegar a la plaza con aureola olímpica, lleno el espíritu de euforia paradisíaca, en el estado de animo que los franceses llaman “sentirse a gusto dentro de la ropa, el cual solo se alcanza cuando se han resuelto satisfactoriamente los problemas del aperitivo, del almuerzo, de los cafés, dos copas de licor y un buen cigarro puro que cada cofrade debe consumir después de un ágape decente.
            Alguien ha dicho que el mejor camino para llegar al corazón del hombre pasa por su estomago, y que el efecto de una buena comida no dura horas, sino semanas y meses. Aceptemos pues la gastronomía como el arte de fe de la tauromaquia, reconociendo que es, la que más sustancia y embellecimiento puede ofrecer al preámbulo de los toros, cuando los buenos aficionados charlan sobre la calidad de los matadores y la del vino, dándole al tema del ganado los mismos golpes de paladar que al chuletón, rodaballo, pata negra etc.
            El ideal del gastrónomo taurino consiste en lograr que dichos ejemplares pongan cátedra, lo mismo sobre el manejo de la muleta con la izquierda, que el modo de preparar el bacalao al pil-pil, ligando ese grado de perfección en ambos artes. Sin embargo, lo cierto es, que la fiesta de los toros, no es espectáculo para espectadores solitarios, ya que los acontecimientos que van sucediendose durante la corrida origina urgentes deseos de comentar con el vecino de localidad los distintos aspectos de la lidia.
 En los toros a la inversa de lo que sucede en otros espectáculos, el publico es el que habla, y, también de modo contrario al fútbol, es el que actúa de arbitro y juez, debiendo dar sentencias rápidas, sin que las cifras inapelables de un marcador condicionen la soberanía de su juicio.
            Por estas características de la fiesta, surge (o, al menos antes surgía) en pequeños grupos (tres, cuatro, cinco amigos), que exteriorizaban al mismo tiempo su opinión, siendo iniciadores de los aplausos o de las protestas que luego en libre referéndum, rechazaba o admitía el tendido o la plaza entera. Eran los francotiradores, que tanto en la plaza, como en bares, tabernas, colmados, figones, círculos y casinos, lanzaban el virus de su afición contagiando a todo bicho viviente.¡Como han cambiado los gustos y como las preferencias de los públicos!. Pero cabe preguntar ¿es el aficionado de hoy más feliz que el de ayer?. Hemos de reconocer que los aficionados antiguos, mostraban mayor conformidad que hoy para aceptar cosas. Sin embargo, actualmente se aplauden, se exaltan y producen entusiasmos sin limites ante ejecutorias de tan poco mérito y de tan poco gusto, como de falta de razón, donde cada nuevo aficionado, se cree el primero del mundo. Asiste a unas corridas, hace unas preguntas a sus vecinos de tendido, y su “cacerola” hierve y, sale un cocido espumante, fuerte de sabor e ingredientes, que no es capaz de digerir.-
                                   Fermín González cometarista onda cero radio- Salamanca.-

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