AÑEJA SABIDURIA
AÑEJA SABIDURIA -Y -
RIQUEZA DE LAS TERTULIAS
Si recordar es volver a vivir,
nada más grato y placentero que saber escuchar a aquel viejo, incansable e
insaciable aficionado, que permite revivir con la mejor pasión y entusiasmo,
los detalles personales, la exactitud de datos, antecedentes, anécdotas,
vivencias y recursos, para el mejor desempeño de la profesión, la brillantez,
la gracia, la verdad y el sabor, como es en este caso, el arte de lidiar reses
bravas. Solo la senectud, nos trae la serenidad de visión que permite enjuiciar
las cosas de modo objetivo, ponderado, sosegado y desprovisto de bajos
intereses.
La
contestación a estas preguntas, es bastante pesimista pues, consideraba que los
jóvenes de hoy, ni escuchan ni aprenden de la experiencia acumulada por muchos
de los viejos toreros retirados, perdiéndose el enorme caudal riquísimo de
experiencias, que bien podrían serle de la gran utilidad en su evolución como
persona, así como también para la prestancia de la Fiesta. Este hecho, es una
evidencia más, del rumbo que desde hace ya, algunos años viene experimentando
el mundo del toreo. Es cierto, que no siempre a través de la historia, se haya
considerado y respetado debidamente a toreros veteranos y “jubilados” de la
profesión.- Aunque como bien es sabido, el torero no se retira nunca.- Pero no
hace tanto tiempo, la presencia de los toreros retirados, era recibida con
respeto y admiración por las gentes que querían aprender de la experiencia
acumulada a lo largo de sus vidas, ya que eran fuente de conocimientos técnicos
y prácticos, junto a la nada desdeñable e importante transmisión oral de anécdotas
enseñanzas y recuerdos que forman parte de la memoria colectiva de nuestra
incomparable fiesta y, que, difícilmente se pueden sustituir, por las clases teóricas
de las innumerables escuelas de tauromaquia que hoy se reparten por toda la Iberia.
A
lo largo de toda la historia del toreo, hay infinidad de ejemplos; el viejo
banderillero retirado, fiel consejero de un maestro, el ganadero maduro y
curtido en el campo, conocedor del ganado bravo, peones de confianza, aficionados
curtidos en mil plazas, y aquellos otros que apagan sus nostalgias en los
mentideros taurinos, en tertulias donde se relataban sus tardes de gloria, o
fracaso, de faenas angustiosas, de miedos, de presencias de muerte, de carnes
rotas y cicatrizadas … desgajando aquello que vivieron a lo largo de sus
carreras, y, que, como retazos de vida conservan intactos en sus memorias. Y,
cabe preguntarse: ¿Qué hubiera sido de los grandes maestros sin los consejos
transmitidos, sin tratados y aulas de aquellos “jubilados” de plata, o de paisano?
Los viejos toreros y aficionados de probada solera, enseñaban sus lecciones, en
los cafés, casinos y colmados sevillanos, madrileños, salmantinos, o de cualquier
otro rincón de España, en donde los aficionados jóvenes y sobre todo los
aspirantes a novilleros, escuchaban entre asombrados y admirados, a aquellos
decanos de contrastada sabiduría, eran aquellas tertulias autenticas cátedras
de la tradición taurina.
Hoy
apenas existen lugares similares, aquellos foros tradicionales, bien conocidos
y relacionados entre las gentes del mundo del toro, han terminado como tantas
otras cosas por desaparecer. Ya casi nadie habla de toros con rigor, con
conocimiento y buena dosis de romanticismo, de la autentica tauromaquia, tan
solo podemos exceptuar ocasionales tertulias, cuando llegan las fiestas
patronales de pueblos
y
ciudades. Siendo en estos días festivos, cuando aparecen por doquier,
los que dicen ser los conocedores del toreo que actualmente se desarrolla en
las plazas, y que comentan las faenas de modo y manera que sea propicio a sus
intereses, entre el vocabulario y la confusión retórica de no pocos
comentaristas, incluidos los de la televisión. Lo malo no es, este hecho en si;
- (“siempre hubo salvadores en esta Fiesta”).
Lo malo es: Que; lo que dicen lo van compartiendo la mayoría de los
aficionados.- ¡Si los padres de la
tauromaquia levantaran la cabeza! -. Para conocer las reglas esenciales,
las escuelas de tauromaquia están muy bien, siempre existieron, pero no deberíamos
de perder nunca el caudal de vivencias y experiencias que pueden aportar los
toreros “retirados”. ¿Qué podemos hacer con estos? Escucharles, invitarles a
sentarse en tertulias, coloquios y en cualquier foco taurino, llevarlos a las
aulas, contar sus historias, demostrarles dignidad y respeto, -a quien lo haya
ganado por supuesto -. Los jóvenes aprendices, guiados por una buena dosis de
soberbia, y a menudo mal aconsejados por “testaferros” y aprovechados
profesionales, solo se fijan en las “figuras” que salen en revistas y programas
de cotilleo coreados por cronistas del “antitoreo”, rechazando así la
oportunidad del viejo torero, que les hablara de técnicas, de terrenos, de
distancias, de querencias de desengaños, de frustraciones, de la dura realidad
que supone el vestirse de torero. Por ello al reflexionar sobre la azarosa vida
del bisoño aprendiz, uno hecha de menos a aquellos cenáculos de la época,
reducidos en número pero selectos en calidad para hablar de la Fiesta. Pero desgraciadamente,
estas tertulias, se han perdido, hoy apenas tendrían razón de ser, porque
aparte de saberlo todo, no sabemos escuchar.
Fermín González.- Comentarista,
Onda O radio.- Salamanca.-
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