AUSENCIA DE PUBLICOS-PERDIDA DE AFICION
AUSENCIA DE PUBLICO- PERDIDA DE AFICION
Si
nos atreviéramos a intentar un ensayo acerca del visible decrecimiento de la
afición a los toros, no se hasta donde tendríamos que ir a parar: El hecho
evidente es que cada festejo programado en cualquier pueblo o provincia,
incluso, ahora hasta dentro del ciclo ferial, salvo algún cartel y día grande,
la ausencia de público y afición es lamentablemente notoria. Y habrá que
buscarle a este hecho una explicación distinta a la que pudiera proporcionarnos
la calidad de los carteles-. ¡Pues miren Uds., -con carteles semejantes y aún
menos entonados que los de ahora, el publico no andaba tan retraído a la hora
de acercarse a la taquilla!-.
Han
cambiado tanto los “fenómenos”, los ases de la toreria, o bien sus mandones
apoderados, quizás, las empresas tiene unas rasantes económicas que no pueden
sobrepasar, o bien nadie se adapta a una crisis de la que no escapa el mundo
del toro, teniendo en cuenta, que es ahora el necesario acuerdo de unos y
otros, mas que necesario, con el fin de justificar la causa emprendida en los
ministerios. Tantas cosas que, el aficionado apenas sabe nada de nada… ¡O es
que el publico empieza a reaccionar contra quienes por un materialismo y un
mercantilismo puro y duro, que ni siquiera pretenden disimular, rehúsen
presentarse en las plazas!..
Los
últimos sondeos de opinión publican, divulga que, al menos el 25% de los
españoles les gustaba y mostraba interés por la Fiesta de los toros, un 45%
se pronunciaba sin interés al respecto, y un 30% se declaraba en contra de la
misma. Si contrastamos los datos obtenidos en el año 1980 resulta que la
afición e interés por el mundo taurino eran del 50%, no hará falta esfuerzo
matemático, para observar el paulatino descenso que se viene produciendo a día de
hoy, cuyo reflejo se palpa en las plazas de toros.
¿Qué ha venido ocurriendo?, pues
muchas cosas, pero entre ellas destacaremos, que este espectáculo no ha sido
capaz de reestructurarse, de unirse, de mantener su nivel, de cuidar la materia
prima y, al sostén de la misma, al publico y al aficionado. Esto, ha llevado a la Fiesta a carecer de
credibilidad, y perdido el sitio, sin poder
reaccionar ante la oferta de ocio abrumadora que reciben los ciudadanos.
Por ello, y porque a sus más directos responsables les ha podido el afán
mercantilista, se contagiaron unos de otros, convirtiendo este espectáculo en
previsible, falto de emoción, amansado y aburrido, con una mancha de
espectáculo “sospechoso” y fraudulento implantado y extendido como consecuencia
de la triste obsesión de intervencionistas, vividores y testaferros, que
treparon por mantener sus privilegios y erigirse en salvadores de sus
poltronas, casi siempre con su tanto por ciento.
¡Cuanto
tardaremos en poder revivir una afición, que sea capaz, no ya, acudiendo
decididamente a la plaza, sino con un espíritu magnifico de aplauso, de
empujar, criticar, animar, emocionarse, discutir, exigir etcétera…!. Me temo
que concebir tan candoroso optimismo, tal como se encuentra hoy lo taurino, es
esperanza, que no debemos perder; pero comenzamos a convencernos de que no
habrá medios para resurgir tal "desinflamiento" de la afición hasta
que, "ellos" quieran. En el torero han existido, no pocas
resurrecciones. Pero es bien sabido, que un desacierto borra aciertos
anteriores. Y, que, el vencido nunca
tiene razón
Fermín González-
comentarista onda cero radio Salamanca-
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