Friday, January 09, 2015

PAGINAS DE ORO- MARCIAL LALANDA

PAGINAS DE ORO

MARCIAL LALANDA

Abrimos de nuevo el reconocimiento, de aquellos Maestros, que por uno u otro concepto, escribieron una página brillante en la historia de la tauromaquia.
Madrid, siempre ha tenido toreros de clase, elegantes. La Gran Capital, fue y sigue siendo por donde se movió el toreo, y donde los toreros-si hablamos de antaño-, los de más postín, ponían casa, o se acomodaban por temporadas en casas y hoteles de mucho fuste.
Hoy traigo a esta página de oro a un torero madrileño, que además de prestigio, fue coincidente en no pocas fases de la fiesta taurina. Le dieron en llamar el “torero del pasodoble”, y tuvo la fatalidad, de novel matador, y en su confirmación viviera la tragedia del también joven Granero, y aquel infausto recuerdo le duro de por vida. “Yo tuve que dar muerte a Pocapena”.
Nuestro hombre, siempre tuvo en su casa, desde la más tierna edad su contacto con el toro, pues su padre y abuelo laboraron en varias fincas entre ellas la del Conde de Veragua, también sus hermanos mayores Martin y Eduardo probaron del veneno de esta afición y llevaron de la mano a quien sería figura y base de los carteles (Marcial Lalanda) de una época convulsa de esta España, que no terminara nunca de caminar por unas causas o por otras con firmeza. Viendo pasear a las figuras del momento por el viejo Madrid, Marcial unido a otros novilleros- Ballesteros, Barajas, El chico de la Plaza, que junto a Pablo su primo, pasarían a ser su cuadrilla y, estos comienzan a ser conocidos como “La cuadrilla juvenil madrileña”. Al tiempo que visita a Joselito el “Gallo”, por el que llega a sentir una total admiración. Contaba  en su entrevista Marcial, que solo recuerda que estaba en la cama, porque toreaba ese día, y que tenía en la silla en traje con el que saldría aquella corrida. Vi el mar por primera vez en mi vida en el año 1920, habíamos llegado a Barcelona, toreamos por los gastos, se hundió el dosel de la meseta de toriles donde estaban los alabarderos, luego me quede crispado ante lo ocurrido aquella tarde en Talavera.
Me fundaron una peña “Lalanda”, y coseche buenos fracasos, en varias tardes salí entre almohadillas, los honorarios eran entre 1,100 y 1,500 pts., en 31 novilladas había ganado 10,000 duros, la peña medio un banquete. Era el primero de mi vida.
Un madrileño que toma la alternativa en Sevilla, el torero de moda, ya se codea con los de la época, Rafael el “Gallo”, Bienvenida, Martin Vázquez, La Rosa, Antonio Márquez etcétera… En su viaje a las Américas, parece el divo Gaona, no se portó bien del todo, visita Estados Unidos, Chicago, Nueva York, y pasa por Paris cuando el arrabalero tango argentino cobra su mayor auge a orillas del Sena. En tren hacia Barcelona, se hace llamar por el General Primo de Rivera, muy interesado por el mundo de los toros, le conto la situación de los subalternos en huelga, alude Marcial que el general le pregunto ¿Por qué gritan desde los tendidos?¿Cuando tenemos Papa?.-“porque entonces en el toreo se decía que había un Papa. Unos que había sido Joselito, otros Belmonte, otros Bienvenida y otros que el Papa era Bombita-“. En fin esas cosas…
Era muy asiduo a esta tierra de Salamanca, mucho se le vio por aquí, pasaba temporadas en la finca de San Fernando, pasea por la plaza Mayor, se fotografía con el Viti, Robles, Capea Farina y cuenta que toreo por primera vez en esta plaza con permiso militar un festival benéfico de la Unión Deportiva Española. Se hace socio del Real Madrid, y Julio Romero de Torres, ha pintado un cartel de toros en el que está el nombre de Marcial Lalanda en corrida Goyesca.
Fue, en 1927, donde  la Dirección General de Seguridad, estudia la forma de reducir el riesgo a que eran sometidos los caballos de picar.- Recordé a Primo de Rivera que había tenido buen arreglo con el pleito de los subalternos, la suspensión del juego y la nueva modalidad del tercio de varas, que consistía en que los picadores permanecieran dentro, hasta que el toro estuviera fijado, se imponían los petos, la fiesta se iba humanizando. Pero llegaron la escasez de corridas, llegaron los toreros mexicanos, se inaugura el Sanatorio de Toreros, al que mi madre regala el altar de la capilla.
Tras un amargo paréntesis al llegar de América, participa en una película ¡Viva Madrid que es mi pueblo! Una mala película, una más del incipiente cine español, también escribió Marcial en colaboración con Andrés Amorós, la tauromaquia de Marcial Lalanda. Pero llegan nuevos episodios, corría el 1936, pleito con  ganaderos, con los toreros americanos, y la guerra feroz y despiadada. Perdí mi ganadería, y por poco mi finca “La Salceda”, toree algo por Francia porque era imposible acercarse a España, cuando llego me entero que habían matado a todos mis primos, - se habían quedado las mujeres solas- Marcial hace un terrible esfuerzo para contar tanta amargura y destrucción. Después de estas azarosas aventuras; hube de volver a empezar después de la guerra, hasta mi retirada toree 158 corridas 29 festivales la retirada en 1942 un 18 de Octubre lo hice con toros de mi buen amigo Antonio Pérez y con Pepe Luis Vázquez y Juan Mari Pérez, la corrida quedo en mano a mano. Me concedieron la medalla del trabajo por mis treinta años de vida taurina, nada más que añadir a este que estuvo entre nosotros hasta el 1990, y se fue con el pasodoble que afirmaba que ¡Marcial eres el más grande!... Te recordamos.
Fermin Gonzalez- comentarista

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