Wednesday, December 12, 2018

ANTONIO- DE RONDA (1932- 1998)



AL HILO DE LAS TABLAS
ANTONIO DE RONDA (1932-1998)
"Solo cuando el hombre haya superado a la muerte y lo imprevisible no exista morirá la Fiesta de Toros y se perderá en el reino de la utopía y el dios mitológico encarnado en el toro de lidia derramará vanamente su sangre en la alcantarilla de un lúgubre matadero de reses”.(Jacques Cousteau)

. Ha pasado ese tiempo en el que todo se va olvidando; todo se va diluyendo y apenas queda  una brizna de memoria. A buen seguro, que las cenizas que ahora hace veinte  años se esparcieron por la plaza de Ronda, han vuelto a germinar en nuevas y minúsculas partículas, y que las mismas flotaran majestuosas, al compás y al aire de arte que rezuman capotes y muletas. Se cumplen esos años, en cuales se dice. ¡Que todo ha desaparecido para siempre ¡¡Y poco o nada queda ya en la memoria!! Servidor, niega la mayor; y pregona que, él Maestro Ordóñez no morirá nunca.
            A quienes muy niños nos hicimos aficionados. Hemos pasado un largísimo capitulo de la historia del torero que nos tocó vivir. Han transcurrido más de cincuenta años una época plagada de torería, pese a que muchos se quejaron de mediocridad, -claro que han sido iluminados que nos los vieron torear-, ya han pasado muchos años,  hoy toreros vivos y otros que nos han ido dejando pero que no podemos olvidar como  Aparicio, Pedrés, Luis Miguel, Manolo González, Rafael Ortega, Manolo Vázquez, Miguelin, Viti, Romero, Paula, Camino, Cordobés, Palomo, Dámaso, Paquirri. Ruiz Miguel,  Espartaco, Capea, Ojeda, Robles,  Ponce, Joselito, entre un ciento más de ellos, pueden dar fe que, sobre todos ellos reino, para unos en activo y para otros retirado, Antonio Ordóñez. Unos le quisieron y otros le odiaron, cada cual tendría sus razones, o como decía aquel compañero de cartel-(“Cuando esta bien me alegro de verle, y cuando esta mal me alegro mucho más”)-.
            Pero es bien cierto, que ningún profesional en tauromaquia, ningún buen aficionado cabal y exigente, negó el rango superior de su arte. Todos toreros antes citados, han tenido y tienen sus peculiaridades, sus distintas personalidades, condiciones originales y estilos, con los que han acreditado torería. Pero Ordóñez llego a tener casi todas las virtudes de estos, y además soberanía, majestuosidad. Alguno llego a decir que. ¡¡Ordoñez  no toreaba. Él, era el toreo!!.
            No quisiera entrar en la antología de su historia torera, esta ya fue reconocida en el momento de su muerte, por todas las plumas significativas de todos los medios. Ahora tan solo la nostalgia del recuerdo, y cuando  va viendo pasar la vida con vertiginosa velocidad, apela uno a los recuerdos más significativos, y aquello que se discutía, en todos los foros taurinos. Hace una veintena que se extinguió el orgullo de Ronda. Quizá fuera mejor así, al menos, no has tenido que asistir a la deplorable función mediática, unida  a la muerte prematura de Carmen, y Belén unido a ese lamentable espectáculo mezclado en un laberinto de pasiones, odios y rencores. Pero olvidemos la mediocridad repugnante. Hoy este  humilde comentarista guardián del tiempo y la historia esta presente para recordar a un torero, a un Maestro. -Y juro que, este si lo fue.-

            Fermín González salamancartvaldia.es          blog taurinerías
           

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