Wednesday, September 12, 2007

MI CRONICA
¡INVALIDEZ!

La corrida de la Campana, que hoy se presentaba en Salamanca, había gustado en el desejauele, bien de hechuras, pareja de equilibrada romana, en fin que, había esperanzas de que el ganadero según decía había escogido con escrupulosa mirada su ganado. Y la verdad es que, no lo dudo, sin embargo, la muestra de sus productos hoy han quedado bien patentes, suma flojedad, rayando la invalidez, caídas, falta de codicia y otro sinfín de etcéteras, que podíamos añadirle. Porque ahora las reses ya no son, ni bravas ni mansas, ni querenciosas, Ahora los toros son el mejor de los casos “Interesantes”. Tales son los entresijos creados alrededor de la Fiesta que, el público ya no sabe sobre quien descargar responsabilidades. Y, esto es un mal endémico en la fiesta, cuya erradicación no parece interesar a nadie. Toda la corrida, salvo el quinto (mira por donde) adoleció de lo que queda señalado. Y eso, que tuvieron los matadores la prudencia, de picar justito pues de lo contrario el derrumbe hubiera sido mayor. En cuanto a la terna, decir que Manolo Sánchez, comenzó toreando templado y a media altura la pastueña y débil embestida de su primero, que brindo a quien le cedió el puesto, el malogrado (Revesado), recursos técnicos de torero de vuelta, todo carente de la mas mínima emoción, en su segundo se puso pesado, ante el invalido animal. Se confiaba en Barrera de vuelta a esta plaza y fue a la postre el triunfador de la misma, muy entregado ya con el capote, comenzó la faena en los medios con pases por la espalda, que despertó al adormecido respetable, dio cuanto tiene, con más corazón que disposición técnica, y le falto a la faena sosiego y temple, cobro una merecida oreja a su entrega. Antes en su primero, aunque insistió dio pases insustanciales y aunque grito “Je” toro “je” el morito no le hizo ni puñetero caso. Finalmente Marín que debe recuperar el tono de hace un par de años, se topo con unos animales inválidos, y deslucidos, y aunque puso empeño y tuvo animo no pudo pasar de aseado y matarlos dignamente. Tres orejas, y sobra alguna en 18 bovinos arrastrados. –Mañana más.-


Fermín González

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