MI CRONICA
Parece ser que la plaza de toros de la Glorieta, esta invadida de personajes de aplauso fácil, de prolongar excesivas ovaciones y demandas de trofeos venga o no a cuento, es lamentable este camino, donde ya se aplauden las volteretas, tal como ayer, los desarmes y pinchazos tal como hoy en fin que son cosas que uno no acierta a comprender, en una plaza como esta que debería ser santo y seña de otras muchas en cuando a la seriedad el rigor, y el entendimiento de lo puramente bufo y pueril, y de lo que ortodoxamente ocurre en la arena. No es así desde ya hace mucho tiempo, y hoy aunque se de una exhibición mostrenca del peor toreo, no impide para que, la cosa transcurra en medio de continuas ovaciones y peticiones. Aplaudir quizá constituya una formula ideal para disimular el aburrimiento mortal, para ver visiones, para convertir el desastre en triunfo y dar envidia a las amistades que no tuvieron la ocurrencia de venir ese día a los toros. Ósea que aplaudir es como el tres- en- uno. Que vale para todo.
La corrida de Valdefresno, tuvo sus mejores ingredientes, en la infinita bondad, en la mansedumbre, en rajarse con descaro y desvergüenza, pero es cierto, que algunos metieron bien la cara y siguieron el engaño con boyantia y nobles embestidas, pero se cansaban de hacerlo y se “piraban” a toriles, lo cual tampoco era de extrañar, después de las faenas de largo metraje que le administraron los toreros, sobre todo Perera, que con lo bien que torea, debe plantearse, que los toros tienen un tiempo de faena, y que alargarlas y ponerse pesado no conduce nada más que a malograr faenas que tuvieron valor, empaque, dominio y ajuste. Las orejas se cortan en veinte pases y cuando el publico esta entregado es la hora de matar. Pues, nada, perdió la grande el extremeño. Cid comenzó de dulce y con el público a favor, pero se diluyo ante sus enemigos a pesar de que en el primero imprimiera torería, pero fallo a espadas. Fandi espectacular banderillero, que encuentra toro siempre y a veces es también vulgar, molió a derechazos a su segundo animal, siempre despegado y sin cadencia en sus pases, aún así corto oreja, incluso le pidieron dos y al no concedérsela. Algunos se “mosquearon” y hasta recordaron al presidente a José Tomas. ¡Que cosas, No…!
Fermín González
Parece ser que la plaza de toros de la Glorieta, esta invadida de personajes de aplauso fácil, de prolongar excesivas ovaciones y demandas de trofeos venga o no a cuento, es lamentable este camino, donde ya se aplauden las volteretas, tal como ayer, los desarmes y pinchazos tal como hoy en fin que son cosas que uno no acierta a comprender, en una plaza como esta que debería ser santo y seña de otras muchas en cuando a la seriedad el rigor, y el entendimiento de lo puramente bufo y pueril, y de lo que ortodoxamente ocurre en la arena. No es así desde ya hace mucho tiempo, y hoy aunque se de una exhibición mostrenca del peor toreo, no impide para que, la cosa transcurra en medio de continuas ovaciones y peticiones. Aplaudir quizá constituya una formula ideal para disimular el aburrimiento mortal, para ver visiones, para convertir el desastre en triunfo y dar envidia a las amistades que no tuvieron la ocurrencia de venir ese día a los toros. Ósea que aplaudir es como el tres- en- uno. Que vale para todo.
La corrida de Valdefresno, tuvo sus mejores ingredientes, en la infinita bondad, en la mansedumbre, en rajarse con descaro y desvergüenza, pero es cierto, que algunos metieron bien la cara y siguieron el engaño con boyantia y nobles embestidas, pero se cansaban de hacerlo y se “piraban” a toriles, lo cual tampoco era de extrañar, después de las faenas de largo metraje que le administraron los toreros, sobre todo Perera, que con lo bien que torea, debe plantearse, que los toros tienen un tiempo de faena, y que alargarlas y ponerse pesado no conduce nada más que a malograr faenas que tuvieron valor, empaque, dominio y ajuste. Las orejas se cortan en veinte pases y cuando el publico esta entregado es la hora de matar. Pues, nada, perdió la grande el extremeño. Cid comenzó de dulce y con el público a favor, pero se diluyo ante sus enemigos a pesar de que en el primero imprimiera torería, pero fallo a espadas. Fandi espectacular banderillero, que encuentra toro siempre y a veces es también vulgar, molió a derechazos a su segundo animal, siempre despegado y sin cadencia en sus pases, aún así corto oreja, incluso le pidieron dos y al no concedérsela. Algunos se “mosquearon” y hasta recordaron al presidente a José Tomas. ¡Que cosas, No…!
Fermín González
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