MUSEOS TAURINOS
TAUROMAQUIA
Pinceladas a su
leyenda, a su historia, a su cultura y a sus personajes
MUSEOS TAURINOS
Son esos lugares sagrados del
toreo. Los museos, siempre me han infundido respeto. Y a su vez también
veneración. En ellos, cada vez que los he visitado he entrado con tanta
curiosidad como miedo; curiosidad a lo expuesto, bien haya sido en lo
relacionado con lo taurino o lo artístico, y miedo a lo desconocido, a
encontrarme con esas piezas que alimentaron mi imaginación de niño. Cuadros,
por supuesto los cuadros, pero también los vestidos y trajes rotos, desgajados,
manchados de la sangre, de todos aquellos que fueron héroes. Prevalecen en mi
recuerdo después de muchos años, la primera vez que visite el museo que alberga
la plaza de las Ventas, y el miedo que sentía al recorrer sus salas, era una
mezcla de impaciencia y pavor, a medida que me acercaba a cada una de las vitrinas que
conservan aún intactos, los retazos de historia, de tragedia, de nostalgia, de
recuerdos la mayoría de ellos leídos en libros, revistas y periódicos de la época.
Me había empapado tanto de la vida de Manolete,
de la trágica y funesta tarde de Linares, que al contemplar el traje de torear
que llevaba aquella tarde, que al verlo allí expuesto, sentí un escalofrío, al
igual que si se tratase de cualquier santa reliquia. -Al menos así lo fue para mí
-. Aquel vestido rosa palo y oro, ya no mantenía su genuino color, el rosa, era
un blanco avejentado y el oro se había
traducido en un viejo amarillento. Aun así, dentro sentía una emoción acelerada.
He
visitado otros, y de los museos taurinos me gusta todo, porque todo rezuma olor
y sabor a torero, sobre todo y especialmente, lo más añejo y antiguo, pues es
lo que esta cargado de dramatismo y tragedia. Y, no es que se trate de gusto
morboso no, tan solo que cada pieza,
tiene un desgarro y un trozo de la historia viva del toreo y de aquellos que
hicieron gloria de este arte, y escribieron una brillante pagina, que al igual
que en otras artes, mantienen su naturaleza y su cultura. Se fundo este museo
de Las Ventas en 1951, luego ha pasado por varias y sucesivas reformas y
ampliaciones, pero siempre mantuvo un aspecto sobrio y funcional. Cuelgan de
sus paredes cuadros de Roberto Domingo que
nos muestra a Gallito y Bombita,.Vázquez
Díaz muestra al llamado pasmo de Triana Juan Belmonte, aguafuertes y
grabados de Goya, y las cabezas de
toros de luctuoso recuerdo, las cabezas de “Perdigón” y “Jocinero” que en 1862 y 1894 ambos de Miura,
segaron la vida de Pepete y el
Espartero, mas vestidos de Juanita
Cruz y Vicente Pastor, el chaleco que llevaba Joselito la tarde de Talavera el 16 de Mayo de 1920, así un sinfín
de prendas, carteles, y objetos. Y hasta una bula del Papa Pío V, del siglo XVI, que prohibía los toros bajo pena de
“excomunión”.
Esta
inconfundible Fiesta Nacional, tan vapuleada en muchos tiempos de su historia,
tiene en los museos taurinos, la carga de profunda vitalidad, en la que se
recogen no solo, la vida, trebejos, toros, carteles y utensilios, sino también
las formas de existencia de la
España de entonces, donde se reflejan las tradicionales
costumbres, el colorido y la fuerza de sus personajes más populares, Reinados,
Iglesias, Sociedades y Políticas etcétera. Muchos son los visitantes de estos
museos, incluidos el turismo que nos visitan. Estos, cada vez en mayor numero,
son los que quieren conocer, con un entusiasmo que – ya quisiéramos nosotros –
empaparse de su cultura y su historia. Y si como digo el Museo de Madrid es
prodigo en acontecimientos, no lo es menos otro, que adquiere una relevancia
singular como lo es el de Córdoba, el llamado Museo Municipal de Arte Cordobés.
En la ciudad de los “Califas”, desde la tradicional orfebrería y el labrado de
cueros cordobeses, mantiene un incomparable recorrido consagrado al mundo taurino
y a los personajes allí nacidos donde se mantienen en perfecto estado el
despacho de “Lagartijo” y una sala
dedicada al diestro cordobés, así como también las de el rejoneador “Cañero” la de “Guerrita”, “Machaquito”,
“Lagartijo Chico”, “Manolete” padre e hijo, “Bebe”, “Camará”, “Conejito”, “Bocanegra”, “Zurito”o “Cantimplas”
entre muchos otros, y todos los objetos usados en sus hazañas taurinas, por los
ruedos de la Iberia ,
una inagotable fuente de bibliografía, una muestra con la etiqueta de la vida y
la muerte plasmada en la angustiosa vida torera.
Y
dentro de los museos, tenemos uno en esta Salamanca, cuyo Slogan de años atrás rezaba el (Salamanca Arte, Saber Y Toros).
Este muestrario taurino, no tiene que envidiar en nada a estos que ya he
relatado, donde tan solo por su antigüedad, y espacio se distinguen del de
nuestra ciudad, por lo demás nuestro museo recoge, también toda la vida taurina
de Salamanca, tanto en materia ganadera y artística, llena de curiosidades,
vestidos, objetos y carteles de las distintas épocas por las que atravesó el
movimiento taurino, donde también por la tragedia se distingue, pues en el
mismo se encuentra magníficamente dispuesta la sala de cuanto perteneció al
malogrado torero Julio Robles. Por
ello y como digo al principio de este articulo, me gustan los museos, porque en
los mismos se alberga la singularidad de cada uno de sus personajes, porque
todos dejaron un trazo de la historia, porque de este valiente, dramático y trágico
arte de lidiar y dar muerte a los toros bravos, se han inspirado otros
artistas, e intelectuales de todos los tiempos, cuyo espíritu flota en los
rincones de todo el mundo.-
Fermín
González comentarista de Onda cero Radio –Salamanca-
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