PAGINAS DE ORO- ANTONIO SANCHEZ
PAGINAS DE ORO
ANTONIO SANCHEZ
Hay personajes dentro del mundo taurino, que sin haber sido
una figura rutilante, y de renombre, forman parte de la historia de la
tauromaquia, son como en otras artes, actores secundarios y de reparto, pero
sin los cuales hubiera sido prácticamente imposible conformar dicha historia.
Este artículo de hoy viene a recordar a uno de esos
protagonistas, que no fue una figura señera de su tiempo, y sin embargo nos da
una gran demostración de humildad, modesto, sin pretensiones contento de su
suerte, conforme con su vida y su destino. Un madrileño antiguo, de aquellos
que asoman a las páginas de las revistas de blanco y negro, honrado a carta
cabal, noble de alma e incapaz de faltar una línea de su conducta, y con vergüenza
torera, cuando esta tenia valor entre los de coleta. Antonio Sánchez (1897- 1964) fue torero y pintor, de esta última
faceta, aún se conservan cuadros en lo que hoy fue su taberna en el viejo
Madrid de la calle Mesón de Paredes,
donde su buen amigo Ignacio Zuloaga
también dejó su huella. En dicha taberna abundan o hasta hace años se podían
ver, los retratos taurinos, y otros, de tipos populares del barrio, le
sirvieron de modelos, mendigos,
ancianos, limpiabotas, castañeras… Un tipo… Antonio con personalidad propia. La taberna fue famosa en los
madriles, parece ser que por las torrijas que hacia su madre. – “Tiempos de chulería donde el señorito,
metido en juerga, pedía un vaso de vino
para el cochero y una torrija para el caballo”
En lo taurino Antonio
tomo la alternativa en Linares (1922) y de padrino Ignacio Sánchez Mejías un cornalón en Tetuán de las Victorias, puso
fin a su carrera, y arrastraba cojera. Desde entonces regento la taberna que
había pertenecido a su padre. De niño vi muchas corridas de toros, me llevaba
el jefe de los aguadores de la plaza de llamaba el señor “Coraje”, y se
pregonaba en las sofocantes tardes de verano “¡Agua de la Fuente del Berro!
¿Quién la bebe?... vi torear a Fuentes, Bombita, Machaquito Faustino
Posadas… Entre en la escuela que regentaba Paco Frascuelo, hermano del Gran
Frascuelo, Salvador, por donde iban a entrenar los grades de la tauromaquia...
el Papa Negro, Gaona y otros, nos
enseñaban de todo… La primera lección recuerdo que fue como coger el capote…-
No lo cojas nunca con los dientes, porque eso es de “chalaos”… Ahora cuando veo
a algunos…
Los inicios taurinos fueron por los pueblos, los curiosos y
vecinos de asomaban a los balcones de la calle, por las aceras, llenas de
vecinas castizas, anhelantes de ver salir al Antonio vestido de torero. Me hice el primer traje en 1914, para
torear en Vista Alegre y Tetuán… Fracasé y de nuevo a los pueblos, en Vista
Alegre fui por los gastos en Tetuán cobre noventa duros. Un día pude hablar con
Vicente Pastor, este era el torero
que más admiraba, era amigo de mi padre; me regalo una montera casi nueva, con
la que había toreado toda su carrera. En la temporada del 1926 Antonio Sánchez
se marchó a México sin contrato, pensando que Dios proveería, al volver fue a
visitar al “Chico de la Blusa” Vicente
Pastor le pregunto ¿Qué tal te ha ido?...Vaya, bien. Toree siete corridas.
-¿Cuánto dinero has traído? – Mil pesetas-. ¡Hombre que coincidencia! Has
toreado las mismas que yo y traes el mismo dinero.
Nueve años de novillero en ese tiempo alterne con Granero, Antonio Márquez, Marcial Lalanda,
Villalta, con todos los novilleros punteros y en plazas fuertes Madrid, Granada Barcelona, Zaragoza. Llevaba coleta, la lleve hasta el año 1930
estando en el sanatorio, con la idea de volver a dejármela si me ponía bueno.
Lo hice por tranquilizar a mi madre. Lo retiro aquella cornada de la época,
donde entonces el Sr. Fleming
trabajaba todavía en su laboratorio, sin haber encontrado el fruto de su
investigación, que años después, beneficio
a los toreros como aquellas otras almas, que salvaron sus vidas con tan feliz
hallazgo. Después, me dedique a este
otro arte, de la pintura animado por Zuloaga,
que precisamente había terminado un cuadro del torero, retrato conocido como el Chepa. Donde también hay un
afortunado retrato de Antonio Díaz Cañabate pintado al óleo por Antonio Sánchez. No sería justo para
terminar, pasar por alto, acontecimientos sobresalientes en esta taberna. Tal y
como fue que Cañabate escribió
varios artículos costumbristas, y los recogió en un libro muy leído-que les
recomiendo-
Historia de una
Taberna. Es la taberna de Antonio Sánchez,
gran amigo del torero al que dio publicidad. Porque sin Cañabate nadie se hubiera acordado de mí, ni como torero ni como
pintor. Recuerdo algunos de los artículos costumbristas recogidos en el libro.
Son la obra imperecedera de este escritor, sin lugar a dudas. Están escritos
con experiencia, con profunda maestría y con gracejo admirables. Se han hecho
muchas ediciones de Historia de una
taberna, no sé, si se encontrara ya
en librerías.
Esta ha sido parte de esa página de oro dedicada a sus
personajes, a su historia a su cultura, sería muy largo citar todas las
hazañas, anécdotas e incertidumbres, pero al menos volvemos a recordar a una
figura, que sin llegar a serlo… forma parte de esta tauromaquia. Y además
pueden visitar su legado. En la taberna de Antonio
Sánchez, en la madrileña calle del Mesón de Paredes… antaño fueron las
torrijas… hoy un buen cocido madrileño... hay que pedir cita…
Fermín
González comentarista – Salamancartvaldia-
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