Friday, June 25, 2021

DE LA CRÍTICA


 

AL HILO DE LAS TABLAS

DE LA CRÍTICA

La evolución de la Tauromaquia en cuanto a arte, solamente es posible por la interacción de sus protagonistas: el torero, el toro, el público. Pero desde que los medios de comunicación informan de la Fiesta, algo que ocurre regularmente desde el siglo XIX, también podemos considerarlos actores principales de este espectáculo, pues en ellos se encierra gran parte de la memoria colectiva para los que desde la actualidad queremos bucear en el pasado de la Tauromaquia y, fundamentalmente porque influyen en los públicos, y son influidos por estos. Su poder no acaba aquí, ya que el poder de la crítica llega a los toreros, ganaderos y otros allegados. Por eso se puede afirmar que los medios son ese cuarto protagonista de la Fiesta, sin cuyo concurso no podríamos entenderla en su evolución de forma permanente.

En nuestros días, la atención que los medios de comunicación dedican al hecho taurino está condicionada no sólo por las normales limitaciones de espacio y tiempo a los que se enfrentan los soportes informativos tradicionales, sino también por las políticas ideológicas de cada empresa informativa, aunque llegado el ciclo ferial de cada ciudad o pueblo, se manifiestan considerablemente poniendo medios y esfuerzo para testimoniar los principales acontecimientos y los protagonistas de la Fiesta de nuestro tiempo.

Si con el tiempo analizamos el género periodístico, más genuinamente español y típico de esta parcela especializada: la crónica o crítica taurina ha de prestar atención y centrarse en el juego de los toros, la faena del torero y el comportamiento del público, tres elementos imprescindibles a la hora de informar de la Fiesta. Pero por encima de todas estas cosas, hay que tener en cuenta la actitud crítica del comentarista y la fuerza persuasiva de sus crónicas, esto es: la  autoridad de sus conocimientos sobre Tauromaquia; los titulares que encabezan sus reseñas y el léxico y argot taurino que enriquece el texto de su escrito y ayuda a concretar la idea que se quiere transmitir.

Todo ha cambiado tanto, que ahora cuando uno cuenta estas cosas, parece un relato anticuado, que apenas nadie escucha, porque hoy parece que lo sabemos todo, cuando no has tocado ni tan siquiera los símbolos, y solo nos llena de admiración un torero, un personaje, que ha vivido los momentos de los que les hablo, pero no saben más que adularlo, en vez de conocer su historia para quererlo. Ahora ya no hay charlas, coloquios, apenas acuden aficionados a las peñas, enarboladas al amparo del nombre del torero. Y las que quedan, tan solo son bajo el señuelo del premio que van a donar. Son los signos de los tiempos enmarcados en las apariencias, en las orejas cortadas de aquella manera, en posturas fáciles, en las zalameras reseñas, aupadas de desconocimiento, para llevarse bien con todo el mundo. Y así la crítica ha sido desprovista, de valor y conocimiento, ha caído también en el oropel, y sinceramente oyes cosas a tu alrededor que, tienes que mirar hacia otro lado, o, unirte al triunfalismo pueril y desorbitado de un público cuyos cimientos taurinos, están fuera de cobertura, y resquebrajados.

Hay caminos con recorridos emocionantes leyendo historias de hace muchos años, relatos de cuando el periodismo no tenía especial significado y los oíamos por primera vez siguiendo los caminos de la tauromaquia. El caso es que la información taurina se queda demasiadas veces en los análisis, reseñas y crónicas de lo que ocurre en una tarde de toros, y en los análisis técnicos de la lidia, en los estallidos de orgullo partidista o en interminables rumores. Pero cuando el acto es como todas las actividades con sus grandezas, pasiones y miserias, en muchos casos no deja, que en tan escuetos comentarios se suscita sobre la muerte del periodismo, y creo sin embargo, que deberíamos distinguir entre los medios prisioneros de lograr mayor audiencia con refinadas reseñas, cebos aparentones y los que aun revelan historias auténticas, o, imaginativas, algo más elocuente e inteligente que nos devuelva al terreno de la realidad humana más allá de los fogonazos y las conveniencias del momento. El resto son – cantares de taberna, que diría Lagartijo-.

 

                Fermín González salamancartvaldia.es              blog taurinerías

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