MI CRONICA

Ha evolucionado mucho el arte de torear, para que sea posible establecer equivalencias en cuanto van trascurriendo los años. Se torea, en efecto, cada vez mejor, según el toro va perdiendo sus características esenciales. Llegara a la suma perfección el arte del toreo; cuando el toro desaparezca por completo. Los criadores de reses bravas, todos nuestros ganaderos, conocen a la perfectamente, la materia prima de la que disponen, la tienen tan trabajada, que permite ser un poco escultores de su `propio ganado. Al toro de hoy no solo lo han cambiado de presencia. Lo que es peor, lo han cambiado de comportamiento, al mismo tiempo han aumentado tanto su volumen que, lo han deformado. El toro de hoy, no crea situaciones comprometidas, no se mueve, no pelea en los tercios, esta descastado, es uniforme y no emociona.
La tarde de hoy, ha sido otro desencanto ganadero una vez más, con apenas un picotazo han sido, o han salido sueltos del caballo, y han sido flojos, mansos y de cortas embestidas, acudiendo al paso en los cites y quedándose muy cortos en su recorrido. La plaza que lucia otro casi lleno, monto en cólera con el primero que rayaba, o sin rayar la invalidez, ver al moribundo enfrentado a una primera figura como Juli, era un paisaje tan triste, que uno se preguntaba si había que vestirse de grana y oro para dar cuenta de aquello, en su segundo enemigo que sembró el desconcierto tanto en él como en su cuadrilla, que hoy estuvo a la deriva, no se dio coba y liquido aquel “morucho”. Gallo salio muy dispuesto, y con el animo suficiente para triunfar, manejo el capote sin apreturas, y tuvo momentos muy lucidos en ambos toros, con alarde incluido de vivir entre los pitones, donde se desenvuelve muy a gusto, con muletazos de exquisito trazo y aguante, unió dos estocadas y orejas tres. Cayetano, el “deseado”, la plaza era un clamor de piropos de toda índole, alguno impronunciable, y las cámaras digitales y las otras, llenaron la Glorieta de fogonazos, muchos le llamaron torero, sin saber lo que es eso. Pero contra la masa es imposible razonar. Todo eso vi. En Cayetano. Menos torear, claro…
Fermín González