LA GLORIETA DE AYER
AL
HILO DE LAS TABLAS
LA
GLORIETA DE AYER
Hay en la historia de esta plaza de
toros, diversos hitos que señalan las épocas de la misma. Al mismo tiempo hay
en el desarrollo de su protagonismo en la Fiesta un enorme caudal anecdótico y
episodios más o menos trascendentales, que han contribuido a formar un ambiente
determinado a través del tiempo.
Este mencionado caudal anecdótico, nos brinda frecuentemente el recurrir a ellos para publicar artículos. No me atrevo a pronosticar que, otros tiempos taurinos sean mejores o peores – sino que son otros -. Lo que si puedo afirmar, es que hace muchos años, y desde que la Mariseca anunciaba los carteles de feria y toros en Salamanca, comenzaba a vivirse un desasosiego en sus gentes, incluso, su estado de ánimo era más desenfadado y gracioso. Aquella Salamanca en ferias, donde era imposible sustraerse del ambiente el día de corrida, y donde todo el mundo terminaba yendo a la plaza. En sus aledaños, había tanta gente fuera como dentro, iban a ver cuanto fuera posible, a oír el vocerío de los ¡oles! O el grito trágico de la cogida, vitorear la salida a hombros de los triunfadores, o simplemente ver pasar el coche de toreros y cuadrillas. Era aquel transitar de Plaza Mayor a Plaza de Toros, el vocerío ¡a la plaza eh, a la plaza! Autobuses destartalados llegaban de los pueblos cercanos repletos. Aquella estampa de la avenida Torres Villarroel en tarde de toros, donde en la conversación de caminata, no se hablaba más que de la corrida, a veces conservando el hervor del entusiasmo y comentario apasionado, lances, incidentes, faenas de los diestros, ritmos de la lidia, juego de los toros. En ocasiones, la frialdad, el hastío, el cansancio y el silencio de la muchedumbre, era todo un curso de desencanto. Los que esperaban el desfile de público, notaba
n por las medias palabras, en los gestos y ademanes, cual había sido el resultado de la tarde.
Siempre habrá quien mantenga, que
puedan ser las mismas o mejores ¡Pero aquellas tardes de toros se han borrado
por completo y para siempre! Y los que conocimos esos tiempos lo hemos de
sentir.
Fermín
González.- salamancartvaldia.es
blog taurinerías
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