MAESTRO -CAPEA-
MAESTRO CAPEA
Cuando la realidad de las cosas
es un hecho contundente, los adjetivos hay que dejarlos de un lado, ante el
peligro de no encontrar los suficientes para no ensalzar lo que por méritos
indiscutibles es merecedor de esas frases que todo el mundo, por lo general,
cree que le corresponden.
Digo esto; al tener
conocimiento de que Pedro Gutiérrez
(Capea I), iba a conmemorar sus cincuenta años de alternativa, haciendo el
paseíllo una vez más, y servidor se alegra mucho de que el Maestro pueda hacerlo, pues es evidente que le sobran arrestos,
raza, conocimientos e ilusión. Sí, medio siglo después, el “niño”, que lo conquisto todo en los ruedos de la Iberia y de América,
saldrá a hacer otro paseíllo arropado, según su deseo por sus mejores valedores
su hijo Pedro y el yerno Perera, que
ya le han dado nietos. Toreara de abuelo que también es una alternativa, que
pocos han llevado a cabo y sin duda colmara de satisfacción y se sentirá
orgulloso de poder cumplir este sueño, que servirá sin duda también de
homenaje, de todos aquellos compañeros y amigos de cartel evocando aquellas
tardes de -miedo y oro-.
Todos cuantos aún estamos
aquí, y vimos nacer al torero, que seguimos desde sus primeros pasos, hasta la
culminación triunfal de su carrera, sabemos de su personalidad, de su
profesionalidad, de la raza, la gallardía, la entrega, afición desmedida y
aquella depurada técnica que imprimía a su toreo. Por ello hay en su haber sin
duda alguna, ocupar un puesto y una página entre los elegidos como Maestro dentro de la tauromaquia. No hará
falta nombrar a todos aquellos rivales y compañeros en los ruedos que de una u
otra forma también han sido parte de la historia de este quien hoy con justo
merecimiento volvemos a recordar.
La
maestría (en cualquier faceta de la vida, y el mundo taurino no es una
excepción), es un grado de perfección psíquica y profesional, casi inalcanzable
y, en esto nuestro del toro, poco se puede instruir, si no se conocen las
causas, incógnitas, motivos y vericuetos de la trascendencia trama torera. A
quien se le reconocía por Maestro era
una persona elegida, por el mundo que le rodeaba con todos sus personajes, y
esta proporcionaba magistrales lecciones bien galvanizadas, siendo un ejemplo,
el ver como un diestro en edad, sabiduría, actitud y aptitud, gestionaba, el cómo,
el cuándo y el porqué de las situaciones en la plaza y fuera de ella. Al
prestigio reconocido se llegaba por medio de la discreción, de la sencillez, de
la humildad, hasta el punto de restar importancia al mérito.
La palabra Maestro, se ha convertido en el mundo taurino, en una rutina
descarada y bendecida de la banalidad más estrafalaria, por aquellos, que no
tienen el mínimo pudor de pronunciarla venga o no a cuento. En tauromaquia;
cuando no hace tanto, hablábamos de Maestros,
relacionábamos inmediatamente a un hombre excelso, impecable, con personalidad
y apostura singular.
Sabemos perfectamente, que,
a lo largo de cualquier carrera, existen sombras, obstáculos, incomodidades,
personajes de variado pelaje y catadura moral, ingratos envidiosos etc., no se
puede evitar, y, también de la
mezquindad de mucha gente, capaz de juzgar en una mala tarde toda una
trayectoria mantenida a un alto nivel, dejando al margen los gustos subjetivos
que siempre provocan los toreros, y de la valoración que cada cual quiera
establecer. Lo cierto es, que no pocas veces se le ha negado y puesto en
entredicho su carrera, tal y como si pensáramos que el Capea, no hubiera hecho nada dentro del toreo, y sinceramente eso
me parece tan injusto, como cruel y falta de conocimiento.
Feliz
regreso, aunque sea una vez más, para conmemorar esos cincuenta aniversarios.
Fermín
González salamancartvaldia.es blog
taurinerías
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