Tuesday, June 30, 2009

SIEMPRE HUBO “BAJONAZOS”

El aficionado taurino, tiene una capacidad fabulosa para la espera resignada. Protesta, se encoleriza, arremete contra el torero, reniega con la boca pequeña de su afición, tiene por firme su propósito de no volver a presenciar una corrida, y, olvida enfados y propósitos, tan pronto ve de nuevo un cartel de toros. Ocurrió así antes, y sucede así ahora. De lo que ya no estoy tan seguro; es de si mañana seguirá siendo así... Pero ¡cuidado!, me estoy refiriendo al aficionado, no al público espectador más ocasional. Este, olvida el camino de la plaza, cuando no le “divierte” lo sucedido en el ruedo.
Se incurre a veces, en el achaque del pesimismo y, se habla de trayectorias de descenso. Lo mismo que ocurre con el teatro, acontece respecto a los toros. ¿Crisis? ¿Declives? ¿Decadencias? Toda la vida y en todas las épocas, se diagnosticaron esas tendencias. Y luego las realidades las desmintieron. Claro que, por un fenómeno tan lógico como irremisible, ha habido momentos de mayor auge y esplendor en la fiesta de los toros. Una competencia que apasione, seria motivo de recrudecimiento del interés de los públicos. Nadie será capaz de negar; que si existiera mayor competencia en los toreros, - esto seria -, como en otras épocas, un factor decisivo para caldear el ambiente y determinar un notorio crecimiento de la inclinación publica hacia las corridas de toros, contribuyendo como ocurrió en otros momentos de “bajón” al fervor y al entusiasmo que estas despertaban. Difícil volver a aquellos años vigorosos, en los que, toreros y carteles de todos conocidos, se suscitaban admiraciones exaltadas, y también discrepancias. Es un hecho, que continúa habiendo afición, y el entusiasmo e ilusión no han decaído en términos que sea aceptable la afirmación de que los gustos y las diversiones decrecen. Sin embargo, es muy cierto, que muchos regidores de esta Fiesta, actúan de modo que hace pensar que, tienen un propósito deliberado de acabar con ella, imposiciones, estrellatos artificiales demasiado rápidamente gestados, precios que son inevitable efecto de las exigencias y pretensiones de diestros y administradores, representan causas de indudable quebranto, llegando a unas rasantes tan exageradas, de las que nunca se debió pasar. Al menos eso me parece a mí.-


Fermín González- comentarista onda cero radio-

Monday, June 22, 2009


EL TEMPLE

El vocablo se las “trae”; porque bien es cierto, que el mismo se aplica con una frivolidad y una falta de conocimiento, que sinceramente, - no es que me sorprenda a estas alturas - . Pero, lo que fue verdadera obsesión para los “Padres de la Tauromaquia” y búsqueda constante entre críticos y comentaristas; el temple parece ser algo, que consiguen a la perfección los toreros cada tarde. Cuentan los que le vieron torear, que fue Belmonte quien lo descubrió, y quien comenzó a intuir con base técnica, el sentimiento templado del toreo, adaptándose y resolviendo este principio imponiéndose y dominando previamente al toro. Si recapitulamos sobre la trilogía –parar, templar y mandar - .Por el temple, se manda, por el mando, es posible no moverse -.Si somos capaces de observar esto una tarde (aparte del milagro) veremos como surge sencilla y fluidamente el quehacer del torero, que realiza un toreo en perfecta concordancia, con la característica esencial de acoplamiento al animal, su ritmo, su repetición, su distancia, su desengaño y convencimiento etc. Evidentemente, el “trianero” se adapto al toro de su época, para conseguir la gracia del temple con criterio técnico.
Pero ya digo, que hace unos cuantos años, se viene invocando la palabra temple, incluso por muchos toreros que nunca han templado, otros lo han concebido tan mal, que no se han sonrojado a la hora, de considerar que el esteticismo, y el toreo que se aplica hoy a toros, en la más triste y agónica flojera, sea considerada, facultad y capacidad para templar, confundidos por la característica de un toro que, según sale por toriles, exige suavidad, pues carece de casta y codicia, con lo cual en el ultimo tercio, se debe ir cuidando y mimando su limitada resistencia, teniendo que torear con la mano excesivamente alta con el fin de acompañar y prolongar sus embestidas, por ello la esencia natural del temple, queda reducida, con el consiguiente contrasentido, de que no hace falta, mandar y dominar a la res, con el fin de ir pulsando y domeñando su embestida hasta que un torero de valor y capaz, temple y lleve toreado al animal en su distancia y, velocidad que lleve como suya, sin excluir aquella que pueda imponer en su trayectoria el torero al dictado de su muleta. Pero si el tipo de temple, es el que se impone y se alaba hoy. Pues, vale.-

Fermín González- comentarista onda cero radio-

Saturday, June 13, 2009


SUEÑOS

Los toreros, se pasan media vida o, la vida entera soñando con un “faenon” a un toro ideal, en una plaza importante. Los sueños, son bonitos, esa es la verdad, pero esconden defectos y carencias y, por lo general esconden faenas imposibles. Debe ser terrible esperar años ese toro, en esa plaza que uno quiere y, que la dichosa realidad te convierta en un torero vulgar, que deje escapar la oportunidad de su vida, aún más, cuando ese sueño de expectación se vuelve en profunda decepción. El asunto debe ser para “ponerse al tren”. Lo cierto, es que no hay muchos toreros imaginativos; la mayoría de ellos cuando llegan arriba, pocos son los que ensueñan faenas de gloria. Aquellos que así lo hacen denotan ante todo una gran afición, incluso, una selecta minoría de los mismos, una afición desmedida. Y esto se les aprecia ante el toro, especialmente cuando deben corregir e improvisar sobre la marcha, sacan a relucir aquello que un día quedo grabado en lo más hondo de su memoria. Son toreros estos, que aprendieron a entrenar y a corregir con la mente, y que luego, en la calle, en la carretera, o de camino a otra feria, a otra corrida en la que mañana tiene que vestirse de nuevo, estos van rumiando los errores cometidos, con el firme propósito de no cometerlos más.
Otros, los que no sueñan faenas, tan solo les mueven el deseo de cortar muchas orejas, apenas perciben nada más. Sin embargo, los ensimismados, los que tienen el toreo en la cabeza, son distintos y, en una faena pueden volver locos a la concurrencia. Son como digo, esos toreros que ponen a todos de acuerdo. Por qué se diga cuanto se diga, torear es un arte, y como tal inaccesible para la mayoría, aunque se posean cualidades y valor para enfrentarse al toro; torear es mucho más que cortar orejas, y más que jugarse el pellejo ( aunque a día de hoy no sea fácil entenderlo). Sentir el arte rebullir desde las uñas de los pies a la coleta, a la vez que sientes el cosquilleo del miedo y la responsabilidad, jugarse el tipo, gozar con ello y crear arte; es un privilegio tan solo al alcance de unos cuantos. Y esos cuantos sueñan con faenas utópicas, poseen talento para ejecutarlas ante el toro, y cuando esto se produce, quedan cinceladas de por vida en el cerebro del aficionado. Ese es el veneno y la locura del toreo.-



Fermín González.- comentarista para onda cero radio

Monday, June 08, 2009

PLAZA LLENA Y TELEVISIÓN

Otro año más que me he metido en la “sesera” el largo ciclo “isidril”. A través de la televisión y tarde tras tarde acudía a las siete en punto, con mis colegas al bar, y entre caña y caña discutíamos sobre lo acontecido en la plaza madrileña. Lo cierto es, que hubo tardes, en que uno perdía la noción y no podría decir cuanto tiempo llevaba ante el televisor, sentado en el potro de tortura, que se convierte la dura silla de madera de un bar cuando la tarde es, espesa, paupérrima, vomitiva, mansa, débil y descastada, podría citar otro manojo de adjetivos, con el fin de significar cuanto ha venido ocurriendo cada tarde, en este curso excesivamente ventoso de las Ventas- pero sigamos-. Porque; ante tanta calamidad ganadera donde ni tan siquiera los toros de ganaderías “fetiche” esperadas como garantía de inusitadas emociones, han dado todo un recital de “borreguez”, y otras de fuste parecido han sido débiles “Gallinas”. Sin embargo, con lo sangriento que fue este ciclo parecía todo lo contrario, que los toros habían sido un dechado de casta, bravura, codicia y nervio -¡Pero no!, tarde tras tarde Florito, me anunciaba que estaba viendo un espectáculo taurino, y este, nos daba un curso con sus “educados” cabestros para meter toros,- que llaman de lidia -, donde no deberían de haber salido. Supongo que, esto también les habrá ocurrido a todos aquellos parroquianos que como servidor acudía a la ventana de la “bendita TV de canal plus”, cuando nada de lo que desarrollaba en el anillo venteño merecía tener los ojos abiertos y concentrados la atención. Muchas de esas tardes nos descubría la pantalla a espectadores “abrebocas” que habían caído en una especie de letargo – y como no – tardes donde muchos aficionados al toro, se lamentaban al igual que nosotros, del hecho que; las reses se habían ido al desolladero con sus orejas intactas, sin que las buenas condiciones fueran aprovechadas, y, otras que si lo fueron se malograran por el mal uso de la espada, y feos estilos a la hora de ejecutar la estocada.
Cierto que han sido toros sueltos, pero en numero suficiente para que este ciclo madrileño hubiera tenido otro tono. No ha sido así, y entre toreros afligidos con años de alternativa, y el ramillete de jóvenes donde muchos no pasaron de discretos, han sido la ambición de Castella, la tarde del frenesí, de toreria y gracia de Morante con vitola de maestro, un Perera equivocado con las faenas de largo metraje, Manzanares de estocadas rotundas, Juli acelerado y perdido el Cid, son las figuras esperadas, junto alguna promesa a esperar como Tendero, Pinar Morenito o Aguilar de los que viene hablando la afición, del aspecto ganadero, salvo ese puñado de astados que no recibieron respuesta, - aun recuerdo el lote de Sánchez Vara, - el toro que uno sueña- para salir del anonimato y poner el escalafón del “revés” la mayoría fueron toros fofos, sin resuello, descastados y de raza ovejuna, bien podemos decir que ha sido una feria mediocre que se ha despachado – si no recuerdo mal - con tan solo ocho apéndices- feriales. Luego con el añadido del aniversario Espla – “fuera gorros”-, puso un broche final a su carrera, con un toreo alejado del “pegapasismo” que nos devolvió a las esencias mas puras del arte de torear, pero justo es reconocer a aquellos que se fajaron con gallardía y entrega, que buscaron el triunfo y el reconocimiento. De la retransmisión y de los comentaristas, apenas merece la pena el comentario- Todo un curso de cursilería, de simplezas, de manipulación, nada que instruya, que documente, que informe ni despeje la duda, para lograr un nuevo aficionado, solo repeticiones, cogidas, palcos engominados, bonitos escotes, corbatas multicolores, personajes de variada catadura. En mi opinión – posiblemente errónea- ha sido todo un desencanto, un despropósito. Ahora cuando más necesitamos, la critica, seria, rigurosa y consecuente, es cuando nos perdemos la mejor oportunidad de contarlo, una lastima, así nos va… Sin embargo, el éxito rotundo ha sido el de la taquilla con cerca del 100% de aforo diario. Los Choperas han formado parte del mejor cartel; el de – NO HAY BILLETES -. Así da gusto.-

Fermín González (comentarista para, onda cero radio)