Tuesday, May 25, 2010

!LA OTRA PUERTA¡

¡LA OTRA PUERTA!
-“Es muy cierto que: No pocas veces es posible pronunciarse sobre el porvenir de un torero, hasta que este no haya sufrido su primera cornada más o menos seria, puesto que la misma será el punto de partida de su verdadera carrera-“. También es cierto, que quienes han resistido, quienes han dominado sus miedos, quienes son capaces de olvidar que un día y otro fueron zarandeados, volteados de mala manera campaneados o corneados de más o menos consideración, son aquellos que, tienen asumido, que una tarde cualquiera puede llegar la cornada. También es cierto que entre los toreros unos se duelen más que otros, en esos momentos de angustia y sufrimiento. – Claro que, algunos conocemos, que han hecho la carrera sin apenas percances, lo cual ha sido una excepción -. La cornada para un torero, es sin duda la búsqueda del equilibrio, es lo que será el antes y el después de caer herido. La cornada, te para en seco, y te obliga a reflexionar sobre el porqué de lo ocurrido, a recapacitar, a pensar y decidir sobre los errores y desaciertos cometidos, no tan solo esa tarde, sino también en otras en que estuvo a punto de ser cogido. Pero sabe además el torero, que ha elegido una profesión de riesgo, y que la cornada es el tributo del triunfo, es el pago al contado con sangre propia, que siempre se mantiene en el recuerdo, porque en esa esencia de riesgo y emoción se sustenta la fiesta.
La carne desgarrada de la herida, la zurció él “galeno”, pero el torero mira su traje destrozado, hecho jirones, inservible y se pregunta sobre los avatares y zozobras que ha de pasar antes de nacer a la fama, la gloria y el reconocimiento, incluso cuando esta ya se ha logrado, el paréntesis hospitalario dibuja un mapa de contenida rabia e incertidumbre. ¡Ahora que estaba en mi momento dulce, y estar en todas las ferias!, se lamenta: Está seguro de su curación, de su temple, no sabe cuando le darán el alta, pero ha de estar preparado. No es el gesto tan solo de un joven torero. Es un gesto natural de un torero de casta, y pocos de estos se duelen de sus heridas, de sus insomnios, de los zarpazos de la fiebre. Todos cuando caen heridos en el ruedo hacen el mismo y triste comentario. “Voy a estar sin torear...” El más grave daño es ese, no poder torear en un tiempo. Lo están llevando a la enfermería y su pensamiento ya va dando tumbos, girando alrededor de la amenaza siempre terrible para un torero de casta. ¿Cuánto tiempo estaré sin poder torear?....-
Fermín González- Comentarista onda cero radio- Salamanca.

Wednesday, May 19, 2010

NOVILLADAS BAJO AMENAZA

Conviene, que fijemos la atención en un fenómeno: La diferencia excesiva que hay entre el número de corridas de toros y el de novilladas. Un hecho, que se repite en casi todas las capitales taurinas. Esta diferencia que margina, al escalafón novilleril, no beneficia para nada a la Fiesta, con el agravante de no encontrar nuevos toreros, que pudieran con fuerza instalarse en el siguiente paso de matadores, y así ir descubriendo por parte de la afición los resortes importantes unido a competencias que siempre fueron en ellas de donde salieron las mejores, y más brillantes tardes de toros, que hacían eco y ponían de relieve, el nombre de aquel que, en otro tiempo se decía “venia arreando”.

Uno de los problemas de todas las profesiones - y la taurina lo es - consiste en la preparación de nuevas personalidades que ocupen puestos vacantes; por retiro, fracaso o enriquecimiento en el lapso breve de un puñado de años. Este hecho, es más acuciante en la vida taurina, que imprime una dinámica más profunda a su escalafón, que profesionalidad otra alguna. Ahora bien; cada vez se pone más difícil el pasar con dignidad y experiencia a la alternativa. Por un lado, el paso de (digamos escuela) a novillero con caballos se encuentra obstruido. No son en muchas ocasiones los méritos lo que cuentan, sino la presencia de un "Ángel" en forma de apoderado, que lleve a sus expensas al novillero. Claro, que una vez dentro del presupuesto, tendrá un déficit tan grande, que ya le será difícil salir de la "garras" de su mentor salvo que el bisoño, se proclame en figura y sean aquellos que dominan el conglomerado taurino quienes te saquen del atolladero con el fin de ponerte en plazas de relevancia para defender también los intereses del joven torero y los suyos claro…

De otro lado, hay que salir pronto de las filas novilleriles, aunque sea sin curtir y a medio hacer. No solo hay menos festejos en esa categoría, sino que paradójicamente, se tiene que enfrentar a toros de más peso y edad (sin escoger) que las figuras. Es muy frecuente, oír a los novilleros que van a tomar la alternativa la frase de “ahora toreare más cómodo”.

Cada vez es más difícil, esta más obstaculizado que un nuevo nombre se asome a los ruedos si la ayuda de un "padrino" que lo ponga en órbita y, a la vez caiga en sus manos. El tema es doloroso, cuando se trata de una profesión, que exige para su despliegue, una base de esperanza y de juventud, un riesgo constante de las nuevas sabias que tropiezan con las trabas económicas, impidiendo la entrada a la arena caliente de los ruedos, de esas promesas de continuidad, que son los novilleros.

Fermín González- comentarista onda cero radio – Salamanca_

Thursday, May 13, 2010

QUE SALGA EL TORO

Se piensa muchas veces: que cuando un aficionado reclama el toro con cuajo, trapío, poder y pitones íntegros Esta reclamando un toro con romana, cornalón y terrorífico, que siembre la tragedia.- Nada más lejos de la realidad-; sin embargo, un buen torista no se da por satisfecho con que vayan saliendo ejemplares gordos y bien criados, si la casta y demás virtudes antes señaladas asoman palidecidas y ahogadas por las arrobas.

En los tiempos presentes, con la ganadería brava de capa caída, un mayor porcentaje de los toros, en cuanto a peso, están a la vista - en favor de que se les cría bien -. El resto de sus condiciones continúan siendo menguantes. Y sin apurar mucho las cosas podríamos, en contadas ocasiones, juntar las manos para celebrar el arrastre de algún ejemplar, que haya lucido las cualidades genuinas, que le hacen llamarse toro de lidia;

Para que vamos a engañarnos, con nombres y divisas de prestigio. Es más: en esta cuestión de los prestigios, se esta creando un clima de fetichismo del toro, pues tanto estos, como otros de menos fuste, salen dando caídas, carecen de fuerza, con freno a las cuatro patas, cumplen en varas acorralados en el tercio, más que por su bravura estilo y pujanza, y esto es un pobre mérito. Y como tal, el resultado de la desilusion de un aficionado que demanda el toro, y no al cebón duro y peligroso, como algunos pudieran entender cuando se trata de la exigencia expuesta. En la vida, en las artes y en la Fiesta, con el uso y el abuso acabamos por perder la noción de muchas cosas, que debería estar más claras que la luz del día, y por rutina y conformidad han sido estrepitosamente deformadas.

Al toro bravo le ha ocurrido algo parecido. El toro de hoy esta definido por el gesto de "engatillar" los índices de las manos y codos pegados a los costados, es la postura que identifica que la corrida es "preciosa". Y ya se sabe que entendemos por preciosa, cuando los deditos "brochitos" y cornicortos que todo taurino sabe identificar, como anunciando que la figura de turno puede dormir tranquilo. ¡” Pero Dios nos libre de anunciar que la corrida está elevando los brazos como expresión de cornamenta. ¿Un toro cornalón?”, esto puede causar asombro y pavor! A ese toro dirá “justamente” ofendido el apoderado (“que lo mate el ganadero”). No lo matara el ganadero, pero tampoco ira a ningún cartel de “postin”.La antigua y noble profesión de ganadero, atraviesa el momento más humillante de su historia. El tinglado económico del negocio taurino no cuenta apenas con el proveedor de la materia prima. Se le esta negando el derecho de mandar en lo suyo. Hoy los toros, les ponen precio y lo seleccionan los demás. El ganadero se limita a criar lo que le exigen, o se expone a no vender.

Se comprende perfectamente que, la consecuencia de la comercialización ha dedicado toda su atención al torero y ninguna al toro.- Y seria conveniente que fuéramos distinguiendo-… Conviene saber de una vez, que es, y hasta donde deben llegar un empresario, un torero y un ganadero-… Ellos tienen su papel en la Fiesta… Pero el público, el que paga, el que pasa por taquilla, el que hace que esto sobreviva, y tenga su razón de ser… También tiene el suyo… le llaman, el Respetable. Pues, eso respetémoslo.

Fermín González comentarista onda cero radio- Salamanca-

Saturday, May 08, 2010

FERIA DIFERENTE

Sin duda que es diferente; no es una feria de colorín, de casetas, de bullicio y de Real de la feria, nada, tan solo el 15 del mes se toca el organillo se visten los chulos y chulapas y se baila el chotis en las plazas, el resto de más de un mes de toros en las Ventas, son días ordinarios de trabajo para la mayoría de aficionados que llenan autocares y metro para darse cita a las siete de la tarde en la plaza. Y que terminando vuelven apresurados a sus casas,- de mañana temprano sonara el reloj-.

Pero hay otras diferencias, por el rango de la plaza. Madrid, sigue siendo el “barómetro”, el punto de luz que clarifica el panorama taurino actual y establece con más precisión que otras plazas de la Iberia taurina la diferencia entre la verdad y la mentira. Madrid exige la revalida de aquellos toreros y ganaderos avalados por el dudoso merito de una popularidad ganada- no importa como-, que son incapaces de pasar de lo superficial y lo aparente. En San Isidro resurge una afición apegada a su credo taurino, que trata de presionar para que no se olvide su abolengo. Aquí siempre hubo un público capaz de formar toreros íntegros, no tolerándoles ni protegiéndoles, sino haciéndoles ver sus defectos. Una plaza que ha ayudado a que cuajen solidamente toreros con los que ha sido dura, y, a los que no ha consentido abusos. Toreros que han debido aportar sentido generoso de la entrega y afán de verdad; sin duda esta plaza – exigente e intransigente si me apuran-, no se licua de emoción almibarada, de limosnas artísticas que regalan aquellos que llegan precedidos de etiquetas y engoladas figuras.

En esta plaza aún se considera que la fiesta gire en torno al toro, y todavía se oyen ovaciones por su trapío. Y cuando sale el toro, al torero no le cabe más que “estar de verdad con él”, sino quiere verse desbordado, avasallado incluso ridiculizado. Y, ese estar de verdad, es ni más ni menos que, descifrar sobre la marcha los enigmas del toreo, asumir según viene su circunstancia, e imponerse en cuestión de minutos a su condición, cualquiera que sea, obrar el sortilegio por el que la mente racional se impone a la irracional. Lo que más entusiasma al público venteño es ver salir al toro de verdad, y lo que le enardece, es ver como el torero termina imponiendo la verdad de su toreo haciendo valer un capote, una muleta donde el dominio y la estética se den la mano.

Se exige en esta plaza, que el torero respete la tauromaquia en todos sus aspectos, al público y así mismo, que no decaiga su sentido de la responsabilidad. Se exige valor, autenticidad, capacidad de sacrificio, belleza, generosidad y entrega. La balanza con que se pesa en las Ventas, valora por igual la expresión plástica, la perfección técnica y la armonía del conjunto, sin el olvido de la pureza de las suertes, por los extravíos del esteticismo decadente, el barroquismo sin sustancia, y el drama sin dignidad. De ahí que no despierten interés, quienes extraen su beneficio de la producción masiva de pases sin importar su buena factura. Gracias a esta feria, a veces se obra el milagro, y se presenta el toreo con la vergüenza de arte limpio, lejos del mercadeo insensible que ahoga a los toreros, y les arranca la inspiración para alumbrar belleza. Esta plaza revindica que el toreo es el arte de la verdad, y hacerlo proclama que quienes al ejecutar el toreo mienten, no lo aman ni lo respetan, sino que lo usan. En Madrid siempre se defendió la lidia que tenga tres tercios… Aunque de unos años atrás, bien podemos decir que los resortes se ha relajado, y los niveles de aficionados que otrora formaron la ultima barricada, para evitar tanta “solfa”, van quedando menos, y sus asientos están siendo ocupados por otros, que se mezclan entre los aplaudidores complacidos, por esas otras faenas y lances de oropel. En detrimento de aquellas de sabor que aquí sabían a hazaña humana y torera de ovaciones tempestuosas, ardientes y fervorosas que se volcaron sobre los hombros vencidos de triunfo, de quienes han sabido ser toreros. Sigo creyendo que, aun relajadas las exigencias. Sin las Ventas esto seria ya un huerto sin dueño, y algo habría que inventar. O…No… (Fermín González comentarista – Salamanca)OC