Monday, November 24, 2008

ÁNIMO Y DISPOSICIÓN
En la jerga taurina, disposición es un estado de ánimo especial que propicia estar ante el toro con relativa tranquilidad y claridad de ideas. Un curtido y experto aficionado lo nota y percibe casi en el paseíllo. El torero dispuesto a triunfar, apenas sonríe en la puerta de arrastre. No gasta ni admite bromas y sus respuestas ante los medios de comunicación son rotundas. Su rostro revela una innata concentración, y su mirada en el horizonte, solo es visible para él. Sabe que esta entre la razón y la contenida tensión y que va a salir a por todas. Se siente responsable pero sin que esta, sea capaz de atenazar su pulso.
A la primera ocasión interviene, sea en quite o en cualquier ayuda. Siempre esta situado en los lugares de peligro y, aunque este cerca del toro, no muestra excesivas precauciones. Las cuadrillas mismas lo notan y se sienten seguros a su lado. Por lo general su capote es el primero en los compromisos. Y, es que la disposición, da agilidad a los pensamientos y a las piernas. Lo contrario es ausencia, plomizo, estar de tramite, es decir llevar el traje puesto, pero haber dejado el torero en el hotel.
Esa forma de comportarse, es privativa de los que se sienten “agusto” dentro del traje de torear, en la plaza y ante el toro. Es la torería, esa que conserva la moral, aunque a veces se pinche en hueso. No existen las musas, los duendes, la inspiración ni otras pamplinas, que no pocas veces utilizamos como retórica banal, saliéndonos por la puerta de atrás de la palabrería. Si la voluntad de hombre en plenitud no se sustenta en la constancia, afición, orgullo y otras cualidades, que un buen torero alcanza cuando esta en plenitud de su madurez y centrado plenamente en su afición.
Posiblemente, pocos se fijan en estas cosas, quizá minucias, pero muy indicativas y de las que hay que gozar. La fiesta ofrece multitud de facetas y hay que fijarse bien para probar que te gustan. Observen durante un rato a cualquier torero, y descubrirán detalles que lo retratan. Podrá parecerles simple pero es muy interesante.

Fermín González.-

Tuesday, November 11, 2008


APODERADOS

Poco o nada, le importa al público el nombre que apodere y dirija la carrera de un torero. Al público en definitiva “le trae al fresco”, que las exigencias para alternar en cualquier cartel venga directamente del diestro o del apoderado. Pero, la cosa comienza a tomar cartas de naturaleza, y, cuando el público quiere que, algún torero este en sus feria, y no se anuncia en sus carteles, comienza a preguntarse el ¿porqué? Y, la única razón a la que se alude, con la que se cierra la polémica es la sentencia ¡no ha habido acuerdo con la empresa! Luego, unos y otros defenderán sus argumentos más o menos simples,- casi todos se refieren al estipendio, o exigencias de los dineros a cobrar -. Lo cierto es que el público “pagano” se queda sin ver el cartel que demanda.
Ya se sabe; que la figura del apoderado, tan traída y llevada, en nuestros días, como si fuese de ahora; tiene una existencia bastante más remota y siempre influyo en los asuntos taurinos a tenor de la importancia del diestro que apoderaba. En otro aspecto de la cuestión, el que sean los que hacen y deshacen, es bastante discutible como lo prueba la frecuencia con que se producen “separaciones”, por muy de mutuo acuerdo y amistosas que sean sus relaciones. Es decir que si un torero, continua años y años con el mismo apoderado será, por su conveniencia, por estar plenamente de acuerdo con él, sin perjuicio de que surjan diferencias y discusiones como suele ocurrir en todos los casos de asociación o mera convivencia, que se superan en aras de más altos intereses de las partes. Luego esta el capitulo, estos toros quiero, estos no, en mi cartel han de estar estos o aquellos, y así sucesivamente. Quizá esto sea un mal pero no es de ahora, sino de siempre. Tan solo que de unos años a esta parte, los unos y los otros, se aguantan poco, y no es de extrañar que, cualquier tarde de toros, uno de los apoderados, halla llevado los destinos de la terna actuante. Claro que, como el “divorcio” fue de mutuo acuerdo y amistosamente, pues todos tan felices.”Lo que hay que ver”.

Fermín González.-