Wednesday, December 23, 2009

DESCABELLAR EL AÑO

Este articulo que, puede usted leer, si a bien lo tiene; es el último de este año 2009. Con él apuntillamos también el año taurino al menos aquí en la Iberia, pues en las templadas tierras americanas seguirán el curso de sus ferias. Se baja pues, el telón de un año de tristes y luctuosos acontecimientos de todos conocidos, donde también la barbarie, y la calamidad del mundo en que vivimos, no deja de sorprendernos cada día. En cuanto al balance de lo acontecido en lo puramente taurino, a buen seguro que todos hemos tomado nota de cómo se encuentra el panorama de los toros. Lo cierto es que ha sido una temporada que bien pudiera ser para la reflexión.
Ahora nos disponemos todos a esperar que el próximo 2010 salga boyante y noble como el mejor de los toros. Las cuentas del que hoy echamos patas arriba ya están hechas con los clásicos resúmenes, estadísticas y clasificaciones, tan útiles para pasar el rato y tan inútiles para sacar consecuencias aleccionadoras. Todo pasó, y no parece que fue ayer, sino anteayer o más lejos aún.
Ahora, entre copas de cava y mazapán, mientras abren el toril, salta a la arena este año próximo ¿Cómo será? Por lo pronto, hay que recibirlo con optimismo, con esperanza, con deseos de felicidad, porque el desencanto, la amargura y los males, llegan solos, sin que nadie los llame. Mientras sale el toro, en estos días que los toreros no pasan miedo, donde todavía sus trajes de luces descansan alineados en sus perchas y aun no han cobrado vida... Pronto, sin que apenas nos demos cuenta, lucirán sus destellos en las plazas, inundadas de sol y de gritos. Y la fiesta de los toros seguirá, aunque es bien sabido, se palpa en el ambiente cierta desgana, con una afición muy castigada y exceptica ante los enemigos que de nuevo cuño van surgiendo. Esperemos que no continúen apareciendo más incertidumbres y sobresaltos y que unos y otros, los que más intereses tengan, hagan lo imposible por levantar el ánimo caído que hoy impera en el aficionado. Ocurrirá en cuanto la fiesta recobre de nuevo, la emoción, la prestancia y sus cauces logicos. Confiemos en ello – mientras – Que Dios reparta suerte, a todos.-


Fermín González comentarista onda cero radio Salamanca

Tuesday, December 15, 2009

FIESTA DEL TORO-O- DEL TORERO
Ocurre con ciertos toreros, muy pocos, que ellos solos son suficientes para llenar una plaza de publico, incluso, acuden jóvenes. Toreros que atraen y que prácticamente van a obtener el reconocimiento y el triunfo de ese publico con mínimos conocimientos del arte de la lidia, que sin embargo, acude lleno de euforia y triunfalismo pueril y desorbitado, porque lo que le importa no es, la res, sino el torero.
Ocurre también, que ciertos ganaderos, muy pocos, también son suficientes para llenar una plaza, de un mayor porcentaje de aficionados, aunque de por si, los toreros de esa tarde no tengan tan desmesurado renombre, ni de por si, tengan ya los vitorees y el aplauso fácil de aquellos. Si la Fiesta sigue por los cauces que le están marcando a los toreros los públicos triunfalistas, llegara un día en que paguemos una entrada con más elevado precio que el actual, por ver a estos toreros despeinarse y hacer cuatro aspavientos. Esto será suficiente para enloquecer a las multitudes.
En cambio, cuando es el ganadero capaz de atraer, de crear interés, variabilidad, emociones o incertidumbre, es muy posible, que sean esos toreros de menor ruido, los que nos hagan sentir y paladear con fruición las esencias más hondas del arte de Cuchares. Porque para levantarnos de la almohadilla necesitan un toro, que es, cuando se es más torero.
En esto, ocurre como con las "vedettes" y las actrices de teatro. Las primeras solo necesitan su cuerpo "mondo y lirondo" a secas, para el aplauso. Sin embargo una actriz necesita una buena obra para crear arte.
Y es que vivimos un momento delirante de la fiesta de los toros. Y ocurre, que para juzgar los problemas del torero que se planten día a día, se debe partir del centro de gravedad, y este centro es el torero mismo.-

Fermín González.-

Thursday, December 03, 2009

SENSACIONES
- Dicen, que en el toreo no es todo oro lo que reluce, ni el mismo vestido de luces bordado con hilo fino de oro, ni los repujados alamares, ni tan siquiera, las lentejuelas que completan el adorno del traje-. “Cuando hace unos días, volví a ver un añejo reportaje de Ortega Cano tras anunciar que aún le queda una temporada más, y que, un nuevo apoderado, junto a algún amigo incondicional, decidían poner broche – ya por tercera vez- a una carrera, que hace muchos había terminado”. El caso es; que sentí la amarga sensación, de que su vestido ya no brillaba. Al mismo tiempo, evocaba recuerdos sobre el toreo que desplegó profundo, sincero y de exquisito temple. Y recordé, al Ortega de sus tardes enormes y gloriosas.
Abatido por la tristeza – al enviudar -, ha querido mostrarse de nuevo ante los públicos, pero lo cierto es que ha sido un lamento,- metido en una vorágine de vomitivo, empalagoso y caricaturesco serial televisivo-. Ante esta fanfarria, sus allegados y familiares deberían advertirle de la pobre impresión que esta causando, (puede ser un final aún peor) que se esta reduciendo a muy poquita cosa, que no se puede estar en el toreo por pura ficción, que el publico aún respetuoso, tiene – como tengo yo -, la sensación marchita, de quien ha perdido su estima, su orgullo y, tan solo pasea su nombre, y con el suyo, el de Rocío. ¿Cómo no recuerda Ortega lo que le costo salir del atolladero?; los años duros que paso hasta aquella tarde en Madrid, donde por fin “rompió” ante un bravo cárdeno y aquello le dio, lo que siempre da Madrid, prestigio y contratos seguidos, que aquel torero de desmedida afición bien aprovecho, sabiendo que en cada paso, en cada pase y en cada plaza, tenia que ir en derechura, pasarse de cerca los pitones, so pena, de volver a su puesto de melones, un oficio más fácil, pero de poca gloria, fama y reconocimiento…Confieso que todo esto; cuando se trata de un torero, que en sus mejores años fue ejemplo, luz y guía para aquellos otros jóvenes aspirantes de esta zozobrante carrera, me produce tristeza y la vaga impresión de un torero, un hombre solo, apagado, que ni siquiera desde su puesto relevante de figura, pueda valerse de la ocasión de enviudar, con el fin de despertar pasiones populares adormecidas. ¿Quién fue capaz de seducirlo, para que comenzara un nuevo ocaso?


Fermín González- comentarista onda cero radio Salamanca