Tuesday, May 29, 2018

EL PETO NOVENTA AÑOS DESPUES


AL HILO DE LAS TABLAS
EL PETO, NOVENTA AÑOS DESPUES
El peto apareció en 1.928 bajo la dictadura de Primo de Rivera, las revueltas y nerviosas aguas que corrían por España, no fueron obstáculo para inventarse el modo de socorrer a tanto caballo destripado en las plazas.
Historia:
En uno de los largos viajes en tren que por los años veinte hacían los toreros, para trasladarse a las plazas, viajaba el matador Marcial Lalanda, (1.903 1.990) al cual se le acercó un oficial del ejército, para pedirle que lo acompañara, recorren dos coches de primera, y al llegar al primer coche cama se detiene.
-¿Quiere hacer el favor de pasar?
En el diván está vestido de paisano, el general Primo de Rivera, que ojea la prensa de la noche.
Marcial le conocía de alguna tienta y de haber presidido alguna corrida. Estuvieron hablando, e interesándose por la Fiesta, los proyectos, y lo ocurrido durante la temporada. “Todo tendrá buen arreglo” afirmo el general. Y efectivamente así fue, pues el pleito con los subalternos, la suspensión del juego, la imposición de los petos y la nueva modalidad de la suerte de varas, que consistía.-En que los picadores permanecieran dentro hasta que el toro estuviera fijado, tal y como viene hoy sucediéndose.


Como consecuencia de las cogidas mortales, que van siendo cada vez más frecuentes en los ruedos, se reúne una comisión en la Dirección General de Seguridad. Y se estudió la forma de reducir el riesgo a que eran sometidos los caballos en las corridas de toros. Iba a imponerse el peto, que transformaría la fiesta de los toros.
Casi dos años después, el 7 de febrero de 1928, de aquel primer impulso del absolutista Primo de Rivera, se dictó la Real Orden número 127, sobre la protección  de los caballos en la corrida de toros, la cual, dispuso que: “A contar del día 8 de abril, y con carácter provisional y hasta el año 1929, será obligatorio el uso de los petos defensivos de los caballos en las plazas consideradas de primera categoría”; es decir, las de Madrid, Sevilla, Valencia, San Sebastián, Bilbao, Zaragoza y Barcelona.
En un principio, el resto de las plazas el uso de los petos era potestativo, a juicio de la autoridad gubernativa; sin embargo a partir del día 13 de junio de este mismo año, se hizo extensivo y obligatorio a todas las plazas de España.
El día 8 de abril de 1928, en la plaza de toros de Madrid, en la corrida de Pascua de Resurrección, se usaron ya, con carácter obligatorio y definitivo, los petos protectores de los caballos.
La fiesta en principio no perdió nada con el peto y se entiende que sin él, hoy no sería posible dar corridas de toros. Pero del genial invento para salvar la vida del caballo, al maxipeto puesto de moda, donde el picador deja al toro que se estrelle contra la muralla de la tarde, convirtiendo la gallardía, belleza y emoción de la suerte de varas en un concurso de linchamiento y con ello hacer desaparecer al toro (o más bien lo que queda hoy del toro). En cuanto hay alguna ocasión, por mínima que sea, de presenciar la lucha de un verdadero toro, asistiremos, - salvo honrosas ocasiones, que las hay- al abuso, haciendo daño escondiéndose tras el parapeto. Porque parapeto es para el picador y no peto para el caballo.
No es culpa de estos subalternos, muchos de ellos extraordinarios toreros, tienen mucha culpa (quiero decir toda) los toreros dedicados a morder el capote y hacer ostentosas señales con el brazo, pero sin sacar al toro, dejando que su subordinado lo abra en canal. Verdad es; que está “maniobra”, ante el toro que hoy sale por toriles, ha venido a menos.
El peto debe valer para otra cosa que no sea aniquilar, desintegrar y quebrar a los animales y en definitiva hundir ya, de forma irreversible la suerte de varas. A la evolución que ha venido operando en la fiesta de los toros, hay que decir que el espectador se desentiende de cuanto meritorio o deleznable se realiza durante el primer tercio, para esperar impaciente la faena de muleta. Solo asomar las orejas de los caballos por el portón y comenzar la indignación en los tendidos, es todo uno.
Notemos que el peto fue, en sus primeros años, una defensa que respondía a su significación de armadura para el pecho. Después el peto ganó en extensión y cubrió la parte trasera del caballo, y durante décadas de los cuarenta y los cincuenta, fue modificando antirreglamentariamente. Cada aumento de tamaño de la defensa de la cabalgadura trajo consigo una mayor impunidad para la acción del picador. El crecimiento del peto ha significado progresivamente la reducción del arte del varilarguero.
A partir de esta modificación, la fiesta de los toros no volvió a ser igual. La orden, dictada por el general Primo de Rivera, marcó un antes y un después en la historia del toreo. Pero hemos de subrayar que, salvados los abusos, y volviendo a sus cauces lógicos, evidentemente la fiesta se fue humanizando.
               
                Fermín González salamancartvaldia.es    blog taurinerías

               


Tuesday, May 01, 2018

SE ABREN LAS VENTAS


AL HILO DE LAS TABLAS
PLAZA DE LAS VENTAS

            Es evidente que la plaza de las Ventas pesa lo suyo. Y también es cierto que impone lo suyo, más aun si esta a rebosar; sobre todo para los novilleros, y también para no pocos de los matadores, que tienen la confianza que Madrid, sea la catapulta que necesitan para entrar en las ferias y sea el reconocimiento de su carrera, son evidentemente toreros que no figuran en los puestos de privilegio del escalafón, para estos, en los puestos de cabeza, también tiene su aquel triunfar ante el publico venteño, pero si no lo logran, será tan solo un resbalón, que podrán recuperar puesto que están anunciados en todas las ferias de postin. El caso es que; los unos y los otros, nada más verse anunciados en los carteles, se preparan y se concentran a conciencia, para ver si “pasa algo”.
Por ello en la primera plaza del mundo, donde la tauromaquia tiene su (Santo y Seña), es por antonomasia, la feria más esperada en el concierto taurino, en el mes de Mayo y parte de Junio todo el toreo se concentra en las Ventas, a ella llegan gentes de todas las partes del mundo, expectantes de cuando aparecen sus carteles.- Se viene sucediendo cada año-, que no son pocos los que suspiran por la reaparición de José Tomas, pero este parece ser que no quiere duelos, ni competencias en esta plaza. Si tendremos a Ponce incombustible en una tarde. El envite fuerte, lo van a poner, un Juli, orgulloso y enrazado, Manzanares en el momento dulce de su carrera, más el aval de Talavante y Perera con la sabrosa  incógnita de  Roca Rey, y  añadiremos un poco de lustre con Castella y Ferrera, a falta de descubrir, cual es el torero con el que nadie contaba, y sin embargo, sale disparado de la feria, tal como no pocas veces ocurrió. Otro rosario de toreros se asoma a este Isidro, buscando ese aldabonazo, que les ponga en situación de pedir sitio en muchas otras ferias. En cuanto a  ganado, para Madrid siempre se espera lo mejor, creo que todos los ganaderos desean sin género de dudas triunfar en esta plaza, es un plus que también da cache y repercusión en todo el orbe taurino, por lo tanto se espera, casta, bravura, codicia, trapío e integridad, y no como lo fue algún año,- todo un lamento- donde salieron toros de imponente fachada y aguada casta, que nos hicieron pasar tardes espesas, vomitivas, de ensayo general para los “abrebocas”, tardes de puro fiasco, donde todos esperábamos ver que toro iba a embestir, poniéndolo en suerte como mandaban los cánones, y digo mandaban porque en estos momentos estos apenas existen.
 ¡”Dios mío”! hasta en esta plaza ya vale casi todo, se aplauden y se valoran cosas, mas propias de las “Charlotadas”. Cuanto despropósito, “¿Dónde está el publico, el aficionado, el abonado de rigor y exigencia de esta plaza? ¿Aquel que no dejaba pasar a los toreadores de público, ni al toro inválido e impresentable? ¿Aquel que exigía la revalida a las figuras, su justificación y su puesto en el escalafón?- ¿aquel que se ponía en pie, ante una suerte brava y torera?- Uno suspira por estas cosas, por ver la corrida en todos sus detalles, en todas sus suertes, porque al menos esta plaza nos descubra de nuevo, la variedad de formas, de estilos,  personalidad  y competencias en los de coleta, aunque sea con el fin de hacer ver a los públicos de hoy, que existieron. ¡Fíjense ustedes, si esto se reclama en Madrid; que será  en provincias!-. Pues a pesar de todo ello, el gentío acudirá animado a la plaza, aunque aquellos llenos lo serán en puntuales carteles, tal como ocurre en casi todas las plazas. ¡Pero esas son las cosas de Madrid! Aparecerán cornudos que pondrán en jaque el futuro de la fiesta, pero a más de un coleta, le saldrá el astado de su vida, el animal que sueñan los toreros cada noche, y se le ira sin torear. No es que se abstengan de pegarle pases. Por el contrario muchos los molerán a trapazos por uno y otro pitón – la intemerata... Ahora bien torear, eso nunca. Cualquier cosa menos torear a, aquellos animales que se ofrecen con bravura y con excepcional nobleza, y claro, gran parte del publico, que en otros momentos se lo hubiera tomado como ofensa personal y llegar a enervarse,- pues nada- hoy le mete las orejas en el esporton, y se queda tan oreado- Es lamentable. Pero así, son ahora las cosas de Madrid.-

            Fermín González  Salamancartvaldia.es       blog taurinerias