Friday, May 10, 2024

CAÑAS Y LANZAS- MADRID UNA FERIA DIFERENTE-

 


 CAÑAS Y LANZAS, -MADRID- UNA FERIA DIFERENTE

 Sin duda que es diferente; no  es una feria de colorín, de casetas, de bullicio y de Real de la feria, -de eso nada-, tan solo el 15 del mes de Mayo, y poco mas, se toca el organillo, se visten los chulos y chulapas y, se baila el chotis en las plazas, el resto de un mes de toros en las Ventas, son días ordinarios de trabajo para la mayoría de aficionados que llenan autocares y metro para darse cita a las siete de la tarde en la plaza. Y que terminando vuelven apresurados a sus casas, - de mañana temprano sonara el reloj-.

Pero hay otras diferencias, por el rango de la plaza. Madrid, sigue siendo el “barómetro”, el punto de luz que clarifica el panorama taurino actual y establece con más precisión que otras plazas de la Iberia taurina la diferencia entre la verdad y la mentira. Madrid exige la revalida de aquellos toreros y ganaderos avalados por el dudoso merito de una popularidad ganada- no importa como-, que son incapaces de pasar de lo superficial y lo aparente. En San Isidro resurge una afición apegada a su credo taurino, que trata de presionar para que no se olvide su abolengo. Aquí siempre hubo un público capaz de formar toreros íntegros, no tolerándoles ni protegiéndoles, sino haciéndoles ver sus defectos. Una plaza que ha ayudado a que cuajen solidamente toreros con los que ha sido dura, y, a los que no ha consentido abusos. Toreros que han debido aportar sentido generoso de la entrega y afán de verdad; sin duda esta plaza – exigente e intransigente si me apuran-, no se licua de emoción almibarada, de limosnas artísticas que regalan aquellos que llegan precedidos de etiquetas y engoladas figuras.

En esta plaza aún se considera que la fiesta gire en torno al toro, y todavía se oyen ovaciones por su trapío. Y cuando sale el toro, al torero no le cabe más que “estar de verdad con él”, sino quiere verse desbordado, avasallado incluso ridiculizado. Y, ese estar de verdad, es ni más ni menos que, descifrar sobre la marcha los enigmas del toreo, asumir según viene su circunstancia, e imponerse en cuestión de minutos a su condición, cualquiera que sea, obrar el sortilegio por el que la mente racional se impone a la irracional. Lo que más entusiasma al público venteño es ver salir al toro de verdad, y lo que le enardece, es ver como el torero termina imponiendo la verdad de su toreo haciendo valer un capote, una muleta donde el dominio y la estética se den la mano.

Se exige en esta plaza, que el torero respete la tauromaquia en todos sus aspectos, al público y así mismo, que no decaiga su sentido de la responsabilidad. Se exige valor, autenticidad, capacidad de sacrificio, belleza, generosidad y entrega. La balanza con que se pesa en las Ventas, valora por igual la expresión plástica, la perfección técnica y la armonía del conjunto, sin el olvido de la pureza de las suertes, por los extravíos del esteticismo decadente, el barroquismo sin sustancia, y el drama sin dignidad. De ahí que no despierten interés, quienes extraen su beneficio de la producción masiva de pases sin importar su buena factura. Gracias a esta feria, a veces se obra el milagro, y se presenta el toreo con la vergüenza de arte limpio, lejos del mercadeo insensible que ahoga a los toreros, y les arranca la inspiración para alumbrar belleza. Esta plaza revindica que el toreo es el  arte de la verdad, y hacerlo proclama que quienes al ejecutar el toreo mienten, no lo aman ni lo respetan, sino que lo usan. En Madrid siempre se defendió la lidia que tenga tres tercios… Aunque de unos años atrás, bien podemos decir que los resortes se ha relajado, y los niveles de aficionados que otrora formaron la ultima barricada, para evitar tanta “solfa”, van quedando menos, y sus asientos están siendo ocupados por otros, que se mezclan entre los aplaudidores complacidos, por esas otras faenas y lances de oropel. En detrimento de aquellas de sabor que aquí sabían a hazaña humana y torera de ovaciones tempestuosas, ardientes y fervorosas que se volcaron sobre los hombros vencidos de triunfo, de quienes han sabido ser toreros. Sigo creyendo que, aun relajadas las exigencias. Sin las Ventas esto seria ya un huerto sin dueño, y algo habría que inventar. O…No…

 

Fermín González    salamancartvaldia.es                       blog taurinerias

 

 

Monday, May 06, 2024

CULTURA Y TAUROMAQUIA


 CULTURA Y TAUROMAQUIA 

 Aunque servidor siempre creyó que esto era así, hubo que transitar mucho por los pasillos y despachos, y hubieron de pasar cosas serias, para poder gritar a los cuatro vientos, que por fin la fiesta de los toros, su Tauromaquia debía ser acogida en el Ministerio de Cultura. ¡- Eso se ha conseguido-¡, de lo que ya no estoy tan seguro, si sabremos identificarnos, definirnos, introducirnos en el seno de la cultura etcétera. Porque a tenor, de lo visto, oído y escrito, tengo mis dudas. Y no me voy a pronunciar. sobre los “Apóstoles”, que comandan tal ministerio cultural, que esta claro que carecen del conocimiento y sensibilidad suficiente para ser culturalmente, aptos.


La palabra cultura, es sin duda una de las más hermosas que se pueden pronunciar, dentro del idioma universal, por su importancia y profundidad podríamos equipararla o conceptuarla a otras palabras mayores como Justicia, Libertad o Naturaleza, si nos remontamos a los padres, sabios de la cultura, podríamos convenir con rotundidad que esta es una obra infinita.  La Tauromaquia recién aceptada aunque estuviera en el A. D. N. de la civilización, es una palabra más cercana, que solo se pronuncia en unas cuantas parcelas del conjunto de la tierra. De y sobre tauromaquia se han escrito una buena porción de libros, y miles de paginas, siendo su temática más limitada.

No escapa sin embargo, la aproximación entre cultura y tauromaquia, pero el afán de lucro y protagonismo de un sector de la ciudadanía, inducidos por minorías ocultas, hace que en no pocas ocasiones, se bastardea el punto de referencia, con que cuenta la humanidad, la cultura, que, como definición enormemente amplia,  esta se antepone como escudo, para un sinfín de negocios modernistas con tendencias profesionalizadas, que comprometen un atentando contra la trasparencia, la verdad y la razón histórica de la propia cultura. ¿Por qué si una mínima parte de los hombres y actividades con etiquetas de culta, verdaderamente lo fuesen, muy distinto seria el comportamiento de este (descerebrado, descorazonado y descafeinado mundo). Y, no será porque nos falten ejemplos, ahí están cada una de las argumentaciones de esos “Paladines” especializados en las tareas de consumo, mercados, las guerras, las economías. las políticas, la propaganda etcétera, que atentan contra nosotros, que afecta a nuestra sensibilidad, que nos producen temblores y decepciones sin limites. No, por supuesto que la cultura nada tiene que ver con el atropello infame, el destrozo, la desaparición de los valores o tergiversación de esas u otras cosas. La cultura, esta muy por encima de todo… Es ante todo humanización, y donde no haya un ejercicio intelectual y humano; no puede haber cultura, aunque haya pasajeros y gruesos beneficios económicos.

Es evidente, y de esto se esta dando cuenta el más lerdo que, desde el punto de vista cultural, estamos perdiendo calidad de vida, estamos empobreciéndonos, inmersos en una especie de carrera contrarreloj organizada y patrocinada por embrutecidos creadores de riqueza, que, o nos plantamos en culto y generoso análisis, o nos revientan. Este  viejo debate, es el mismo pulso relacionado con la cultura y la tauromaquia. Porque hemos de ser serios en las consideraciones. La tauromaquia es más que esa media docena de lidias, es más que media docena de toreros, en media docena de ferias. Eso seria reducir la cultura a los ganadores de premios y estadísticas 

más o menos manejados. La tauromaquia es una actividad individual y colectiva, es una actividad profesional, y también aficionada. En ella se conjugan desde el toreo furtivo peligroso y legendario, la tienta, la becerrada, la novillada o corrida. Y el toreo en todas sus facetas, se presenta como un sentimiento superior y mágico; y ese misterio no puede quedar reducido a la tradicional corrida ferial, porque ese instinto personal y romántico, inexplicable y efímero se puede dar en cada una de las manifestaciones que componen la tauromaquia. Y no quiero dejar de firmar que, en la tauromaquia como en la cultura, es menester un lugar para la espontaneidad, la evolución y la rebeldía. La tauromaquia, su argot, su vocabulario, sus formas vivas, sus expresiones etcétera, son partes de nuestra vida cotidiana, tal como reflejan la poesía, el soneto, el trovo, la copla, la música, el cine, la pintura, escultura o hasta el arte culinario. Ningún espectáculo es capaz de reunir tanta diversidad de matices, color expresión, drama, alegría y emoción-. ¡Ya estamos en cultura! ¡Y ahora que!


Fermín González- salamancartvaldia.es                                     blog taurinerías.