Thursday, November 25, 2010

DIBUJOS PIROGRABADOS

Exposición de Tauromaquia

Esta muestra, viene ante todo a recoger y recordar con

total admiración, a aquellos dibujantes, que, con lápiz y

papel, plasmaban con su habilidad, y sentido del arte,

todo un muestrario taurino en todas sus variantes,

tanto dentro como fuera de la plaza, llevaban hasta los

lectores, de aquellas “viejas” revistas, programas,

cuadernos, carteles y cromos las obras más creativas,

expresivas, de exquisito trazo. Por ello, hemos querido

copiar a la madera estos escogidos dibujos que reflejan

las esencias más primitivas de la tauromaquia, y al

mismo tiempo, sirva también como homenaje a estos

hombres, a su talento y, a su afición.

Cualquiera de estos dibujos puede ser adquirido,

por quien muestre interés por los mismos

Exponen Antonio Rodríguez Jara

Fermín González Vicente

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Tuesday, November 23, 2010

TOREO DE SIEMPRE

No creo en la decadencia del toreo, del verdadero toreo se entiende; es decir, de la que debe ser manera de torear, aparte la personalidad de cada diestro. Un buen torero de hoy no desmerece en el recuerdo de un buen torero de ayer, si responde a lo que debe ser la lidia de un toro, salvando, claro está sus valores individuales, que son realmente los que destacan y singularizan al hombre como cultivador del arte de hacer ese toreo suyo, por ser él quien lo expresa, lo realiza y le da efectividad como artista. Evidentemente, que las condiciones de los toros han cambiado, pero el toreo con honradez, riesgo y conocimiento del oficio, puede resultar tan digno y meritorio como lo fuera ayer. Ahora bien; al abundar en lo que el arte taurino debe ser, habida cuenta que el toro es el eje principal de la fiesta – no lo olvidemos-. hemos de reconocer el imperativo artístico, que debe dedicársele a su lidia. ¡Por qué, cuando un buen torero aparece como tal, revela y une sus cualidades de arte personal – personalísimo si se quiere - a las exigencias que el toro pide en cada ocasión, debe entenderse que esto, y no otra cosa, es lo que califica verdaderamente a un diestro!

¡Que, hoy los tiempos son otros y, otros los toros y los toreros! ¡Si!... Pero el buen arte de torear, no es de ayer y de ahora, ni lo será de mañana, sino de siempre. Ocurre, que tal vez a la reducción que se llego en los últimos años en cuanto a la casta, fiereza y poder del toro de lidia, y sobre todo la exquisita selección que se ha logrado, en orden a la nobleza, suavidad y franqueza de su embestida, ha hecho posible un toreo a distancia inverosímil, logrando con todo ello, que el toro apenas enganche la muleta, y se entregue más humillado en el engaño. Por el contrario se han suprimido del espectáculo, el aspecto de lucha, dominio y poderío que la lidia del bronco, encastado repetidor de embestidas y difícil hacia resaltar. Y tales factores, han convertido al torero lidiador en artista, de aquel, que en su plenitud lidiadora llamábamos Maestro, al protagonista de bellos desplantes. A ello, ha contribuido un público nuevo de marcado carácter, sentimental, delicado incluso exhibicionista, pero de preparación y psicología bien distinta, a aquel que, asistía tradicionalmente a la grada para exigir las suertes cruciales y la integridad del toro. Lamentablemente hoy acude a las plazas

una muchedumbre, que aplaude con frenesí el adorno, las posturas, lo fingido, lo adulterado y el oropel.-Y, en esas estamos…

Fermín González- comentarista onda cero radio- Salamanca

Wednesday, November 17, 2010

RETIRADA DE AFICION

RETIRADA DE AFICIÓN
Los aficionados, siempre han sido minoritarios y exigentes, incluso, intransigentes y han tenido siempre en su punto de mira, el comportamiento del toro, para a continuación emitir un mejor juicio sobre la labor del torero. Un aficionado, ve la corrida con añeja perspectiva histórica, y se ciñe y fija su atención en objetivos, que manifiestan el sabor de la verdad, el riesgo, la técnica y la pureza. Pero desgraciadamente esta ocurriendo en las plazas de toros, que, este aficionado cabal y de conocimientos taurinos bien cimentados. [Esta en retirada]. Hoy el núcleo más importante de publico, lo constituyen espectadores con escasos conocimientos de tauromaquia, por una razón o por otra se ven atraídos por ese señuelo popular de la Feria, incluso, para muchos es un hecho puntual, asiste con la posibilidad de ver a ese protagonista, que tantas veces le llama su atención en las revistas del corazón, programas de cotilleo televisivo etcétera. Y estos no entienden a los defensores del toro, y al toreo de verdad. Estos, cada uno en función de su ignorancia, lo aplauden todo, pinchazos, monteras boca abajo, y hasta el camión de riego, o sea, sensaciones propias de las charlotadas. Entre las cosas que uno no acierta a comprender cuando se sienta en el tendido, son los irrefrenables deseos que tiene estos públicos feriales, de hacerse oír en la plaza sobre todo, cuando el vocero de turno se empeña en que suene la música, aunque en el ruedo se este dando una exhibición del toreo más vulgar que se pueda concebir. ¡Música….! pedirá a gritos, para ser posible estos se oigan, no ya dentro de la plaza, sino fuera de la misma. Pero no es lo peor; lo peor es que, el “maestro” de la banda, le hace caso y ataca un pasodoble, ante la demanda solicitada por el desgañitado vocero. Cuando estas cosas pasan en las plazas de los pueblos, uno puede sonrojarse. Pero cuando la cosa ocurre en plazas de cierta relevancia, (La Glorieta sin ir más lejos)
te puedes morir de vergüenza La música, donde se hace oír siempre, ha sido para acompañar y amenizar las grandes faenas, pero nunca debe sonar, para el torero de diluido valor, de comportamiento mediocre, toreando de “aquella manera”-. Claro que muchas tardes de toros, uno debería integrarse entre aplaudidores y voceros, al menos así disimularíamos el “tostón” a que se nos somete en más de una ocasión -.
Fermín González comentarista onda cero radio – Salamanca-

Monday, November 08, 2010

LAGARTO LAGARTO

LAGARTO LAGARTO
La superstición es hija de la flaqueza humana, una especie de enfermedad del espíritu. Es tan antigua como el hombre, o quizás tanto como el lenguaje mismo.
Hay personas, que dicen para nada ser supersticiosas, a pesar de creencias arraigadas que difícilmente se sustraen al influjo de estos vestigios. Pero lo cierto es que, todos dudamos un momento, incluso, nos espantamos ante lo desconocido, o bien nos ponemos a la defensiva cuando surgen los momentos angustiosos.
Los toreros como personas, y que además han de luchar y presentarse al juego de lo desconocido, no son ajenas a esta cultura de las flaquezas humanas, al rito litúrgico se le une la preocupación de tener que defender su nombre y su prestigio. Asusta pensar, que un hombre pueda sufrir tan perniciosas influencias, sobre todo si se tiene en cuenta el numero extraordinario de “Gafes” que de forma casual o deliberada, se pueden reunir cualquier tarde en un coso taurino. Así refleja la historia, y puede comprenderse que algunos coletudos a pesar de sus agallas, temblaran ante la posibilidad de un gafe, porque no es chico enemigo ese que, con su fluido maléfico pueda encenizar de golpe la vida y la hacienda de un torero entre los cuernos de un toro. Recurrir a una extraña colección de amuletos, talismanes y estampas con objeto de expulsar malos espíritus, así como otras precauciones en materia de los objetos que circulan alrededor de los matadores, son interpretaciones que para algunos decide la suerte de la tarde
Atribuíamos al gitano particularmente en cosas de toros la preocupación supersticiosa. Su raza prodiga en hechicerías, adivinaciones y artes mágicas, se nos ha presentado siempre como el depositario más firme de las supersticiones, nacidas sobre todo ante el enigma de la muerte y el espantable aparato de las fuerzas naturales desatadas. Sin embargo podemos comprobar que por el hecho de ser gitano no es patrimonio suyo la superstición, y, que todas las razas humanas conservan en los bajos instintos del espíritu estos sentimientos.
En el mundo taurino, y hablando de supersticiones son sobradamente conocidas las famosas espantas” del Gallo o Cagancho, superstición graciosa y gitana por las que se caracterizaron estos famosos toreros, (más de un revistero de la época dijo de estos diestros) ¡hasta para salir por pies tienen arte! También es cierto que tanto hoy como ayer, se le preguntaba a los toreros si son supersticiosos y estos contestaban con un – no, o, un sí, a medias, en cosas banales, sobre el color del traje, el pié al levantarse, o los tópicos del gato negro, la escalera, el día trece, etc., etc. Pero esta claro que la causa de la tragedia se deriva de las malas condiciones del toro, de la ruda presión del público y de la ciega temeridad del torero.
“Mala pata, dijo Maoliyo el Espartero cuando la berlina cascabelera que le llevaba a la plaza en la tarde del 27 de Mayo 1894, se cruzo con un entierro”. Y mala pata, se le oyó murmurar cuando salió por toriles el toro "Perdigón" de tan funesta memoria. ¡Presentimiento! ¡Quien sabe!. Espartero decía no ser supersticioso veinte minutos antes.
Fermín González- comentarista onda cero radio Salamanca

Monday, November 01, 2010

BRINDIS

BRINDIS
Hoy como tantos otros detalles de la Fiesta, el brindis ha desvalorizado. Se brinda por brindar, por salir de un compromiso, por atender un ruego, por arrancar unos aplausos. En la plaza ya no corre aquel runrún que se percibía antes "lo va a brindar "¡va a quedar bien! No faltaba el agorero sabiondo que pronosticaba ¡"se ha equivocao"! "el toro no esta pa brindarlo". Por esa razón de que el toro no esta para brindarlo, los brindis no se prodigaban y, escasamente se hacia al publico desde el centro del ruedo.
Hoy brinda el torero, sin contar para nada con el toro, ni con sus fuerzas y decisión. En muchas ocasiones, en demasiadas, no procuran ni siquiera hacer faena, y los espectadores extrañados, y un tanto desilusionados se preguntan. ¡A que habrá brindado para luego no querer ni verlo! Pues, brindaron por rutina, por ese afán de imitación que aqueja hoy a la fiesta, por ese afán de querer ser torero en todas partes y en todos detalles, menos frente al toro, con la montera abandonada en la arena como un enorme abejorro y; que después de la muerte del cornudo el torero no se atreve ni a recogerla.
Se ha perdido el gesto de,- cuando se brinda-, al terminar la breve perorata arrojar la montera por detrás del cuerpo y de espaldas a las tablas. Ahora la colocan en un pilar de la barrera como quien cuelga el sombrero, o la entregan al mozo como algo que le estorba. Cuando brindan a personalidad o amigo, doblan el torso cerca del brindado, como comunicando algo que los demás no interesa que se enteren. (“-Te brindo la muerte de este toro, porque me lo ha dicho mi apoderado, pero no te lo tomes a mal, el toro no me gusta, le voy a dar unos trapazos y atizarle una media en el chaleco”). Ocurre también, que algunos brindados son muy tímidos, y, otros jactanciosos. Los primeros, se levantan con pereza, contraídos como si les doliera el espinazo. Los jactanciosos, ya están de pie antes de que llegue el matador; y mira a todos anunciando.”-Es a mi, solo a mi, al que va a brindar”-. Y sonríe como una “vedette” empinándose sobre la punta de los pies.- Ahora menos; pero antes servidor se fijaba mucho en estas cosas.- otros tiempos claro.-
Fermín González.-comentarista onda cero radio- Salamanca